La recolección de firmas para los referendos revocatorios han dejado en el pasado un sabor bastante desagradable, en virtud de toda aquella corriente de opinión que se desató con las famosas listas Tascón y las listas de SUMATE. No hay duda que estos hechos sembraron en muchos compatriotas un sentimiento de desconfianza y temor, tanto de un lado como del otro y ha ocasionado que un alto porcentaje de la población se abstenga de partcipar en dicha actividad. Ahora bien, yo no veo la necesidad de que haya que recoger firmas para convocar a revocatorios y tampoco que se tenga que eliminar esa figura como ha sugerido alguien por allí, cuando la solución es sencillita. Esta es una idea que les envio tanto a legisladores como al CNE. Lo que hay que hacer es: a mitad de los períodos, el CNE convoque a revocatorios para todos los funcionarios de elección popular, es decir, como si se tratara de elecciónes generales, de manera que ningún ciudadano se vea comprometido ni presionado por ningún factor además de guardar su secreto de participación, aparte de que todos esos funcionarios serían sometidos a la evaluación popular y quién sea ratificado, bien venido sea y quién no, chao pescao. Solo es cuestión de voluntad política para buscarle solución a las cosas. ¿Por qué la partcipación de la gente en esta recolección de firmas fue casi nula?. Es verdad que hubo muy poca información por parte del CNE, pero además de eso no existe garantía por la forma como se lleva a cabo este proceso, de que los ciudadanos no queden expuestos y vulnerables ante tanta polarización de la cuál conocemos algunas consecuencias, repito, tanto de un lado como del otro. Por otro lado, también hay que considerar los grandes recursos que se invirtieron y se perdieron, porque para nadie es un secreto que si se llegara a lograr un revocatorio para uno solo de los aludidos, va a ser un verdadero milagro.
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