El medio y la oposición

El directivo de un medio de comunicación, Alberto Federico Ravell, hizo recientemente una observación autocrítica -la primera que escucho- que comparto: que los medios tenían responsabilidad en la crisis de la oposición. Claro está que él se refiere, exclusivamente, a que esa actitud no facilitaba la unidad de ese sector. Pero la responsabilidad de los medios va más allá. Ante todo está el protagonismo que sus dirigentes han jugado en este proceso.

Exacerbado y sustitutivo de la conducción político-partidista. El medio influyó, decisivamente, sobre los episodios de mayor trascendencia, aquellos en los que se cometieron gruesos y funestos errores. Si uno opta por simplificar el análisis, puede afirmar que el medio ha sido la "acción", mientras que el liderazgo partidista es la "omisión". Y la situación sigue siendo fuente de desaciertos.

El silencio y el elogio. Pero hay más. Cuando el medio tomó partido por la oposición y auspició la consigna totalizadora y voluntarista de ¡fuera Chávez ya!, definió una política. Ese propósito subversivo de carácter nacional, que sustentó la consigna, revirtió en la oposición y dejó a ésta sin mando y sin política propia. Es la razón por la cual el medio no realizó la crítica correspondiente y es lo que provoca la impunidad en el ejercicio de la política por parte de la oposición.

También explica la cadena de errores que revirtió directamente sobre la conducción partidista y terminó deslegitimándola. Ante las colosales metidas de pata –imposible llamarlas de otra manera–, de aventuras como el 11-A, el golpe petrolero, los militares de Plaza Altamira llamando a alzarse a los cuarteles, el terrorismo, la guarimba y otros hechos, jamás hubo reconocimiento de los fracasos y disposición de rectificar. Un seguimiento de la información de los medios durante estos años, no hallará mención alguna de importancia de la sorprendente cadena de equivocaciones, derroche de oportunidades y de recursos en que ha incurrido la oposición.

Además de los silencios encontrará elogios desmedidos, comentarios complacientes, exaltación de antivalores y de estupideces, destinados a aupar ese liderazgo menguado. Cuando se haga un balance histórico del período aflorará, sin duda, este dato. Y la pregunta que obviamente habrá que hacerse será sobre porqué de tantas omisiones y elogios de los medios respecto a la conducta de la oposición, y en qué medida esa actitud contribuyó a la virtual desaparición de ésta y al desbalance de poder que se observa en Venezuela.

¿Se democratiza la oposición?
Más la dinámica política te da sorpresas. En los actuales momentos estamos en presencia de un hecho novedoso, relacionado con el comentario anterior.

Parece que en la oposición se abre paso a una reflexión que apunta a redefinir su papel. Lo escribo porque las últimas manifestaciones estudiantiles y también la del 27 de junio, Día del Periodista, convocada por los partidos de la Cuarta República, dan la impresión que comienza a funcionar una estrategia distinta. La pregunta es si estamos en presencia de una estrategia sincera o enmascaradora.

Con un número de manifestantes que hasta ahora no rebasa los ocho mil asistentes, pero en el marco cívico y en ejercicio de un derecho incuestionable, la actividad opositora de calle tiene una connotación diferente a la que hasta ahora tuvo: en vez de dispositivo subversivo parece asumir un carácter democrático. ¿Estamos ante un cambio cosmético o de fondo? ¿Entiende la oposición que su futuro está en la lucha cívica, en el respeto a la Constitución, y no en la aventura que tantos reveses le ha deparado? En otras palabras, ¿se democratiza la oposición, se coloca a derecho, y se dispone a transitar la vía franca del Estado de derecho y deja de lado el atajo? ¿Estamos en el momento crucial en que se producen nuevas definiciones y deslindes? La experiencia obliga a ser cautos, y, al mismo tiempo, a no ser pesimistas crónicos.


LABERINTO

Una contribución
importante al ejercicio del periodismo en la actualidad es abrir cauce a debates esclarecedores y sin tapujos, que reivindiquen la ética profesional, con participación de todos los comunicadores sin importar tendencias políticas...


En los espacios
de dialogo puede aflorar la posibilidad de rescatar valores que se han perdido...


Por eso el gesto
de los periodistas Visconti y Echeverría, de rechazar el premio que les fue otorgado, fue lamentable. Su actitud equivale a dinamitar puentes.

¿Qué quieren? ¿Qué en vez hacerles un reconocimiento que debe interpretarse como demostración de respeto a las posiciones que ellos defienden y como un intento por buscar salidas honorables a la polarización, se les desprecie? ¿No han pensado que del lado de los que les concedieron los premios hay personas que cuestionaron el gesto y lo consideran un acto de debilidad?...


También sobre el tema
de la libertad de expresión importa remachar la urgencia de abrir las fuentes oficiales.

En el gobierno hay concepciones anacrónicas respecto al tema. Por lo general la burocracia oficial suele reaccionar negativamente; pero lo cierto es que se trata de un logro que beneficiaría a todos por igual, a la oposición y al gobierno...


Además, pregunto:
¿cuándo se aprobará un instrumento legal que consagre la obligación de desclasificar documentos del Estado? Miles de víctimas de la represión puntofijista esperan por una decisión de esta naturaleza que permitiría el acceso a la verdad de lo ocurrido durante 40 años en el país y rasgar el velo de la impunidad (de esa época y de cualquier otra)...

No creo
que el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, esté al tanto de los trabajos sucios e ilegales que efectúa la inteligencia militar colombiana en territorio venezolano. Pero lo cierto es que existen, y que cada día son más intensos y variados.

Hay altos oficiales de las Fuerzas Armadas colombianas comprometidos, así como efectivos del DAS y otros organismos de seguridad.

¿Actúan sin control? ¿Qué niveles saben lo que ocurre? ¿Qué nexos hay entre el paramilitarismo, en apariencia desmovilizado, y los militares? ¿Qué responsabilidad tienen en esas operaciones los asesores norteamericanos del Plan Colombia? Todas estas preguntas son pertinentes.

Acerca de lo que ocurre se podría decir lo mismo que se dice las brujas: de que vuelan, vuelan...


La insaciable oligarquía
brasileña dirige la ofensiva contra Venezuela y trata de impedir su ingreso en Mercosur. Para ello cuenta con senadores corruptos brasileños, liderizados por mafioso senador Eduardo Azeredo. ¿Quién ganaré el pulso? ¿La corrupción antiintegracionista o la honestidad?...


Cita en Madrid
para atacar al gobierno de Chávez: Vargas Llosa y un combo opositor venezolano. ¿Cuánto cuesta el show?...


Por cierto,
en la última encuesta de Seijas –la más seria del país– la popularidad de Chávez está en 70%.

jvrangelv@yahoo.es


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José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

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