Cuando el odio es más fuerte que el amor

Observando algunos aspectos de la Copa América, no siento más que tristeza por esas personas que ciegas de odio y rencor, todavía insisten en escudriñar en esta jornada continental, con la esperanza de descubrir un hecho que pudieran reflejar como negativo, para divulgarlo e intentar empañar el majestuoso evento.

La Copa América ha sido un éxito. Y no sólo es mi apreciación, sino la de periodistas nacionales e internacionales encargados de difundir el cotejo, así como la de analistas y estudioso del fútbol.

Pero todavía hay gente que busca una hoja marchita en el cesped del “Pachencho” Romero, para criticar este estadio que ha sido una de las principales sensaciones y ha arrancado los más emotivos elogios de conocedores de las prestigiosas instalaciones deportivas del mundo.

Del mismo modo, han querido hacer un escándalo, porque algunas damas en los juegos se despojan de sus ropas, en medio de la euforia propia de las emociones que desatan esos encuentros.

Hablan del fanático que se lanzó a la grama durante uno de los juegos, en fin, buscan cualquier pretexto para decir que la Copa América ha tenido problemas, menos mal que ante el éxito rotundo, esos comentarios no tienen eco y sólo quedan en el alma de esa gente que lamentablemente le da mayor espacio al odio y al rencor, que al amor y al cariño por Venezuela.

Es inconcebible que insistan en hurgar en lo negativo, cuando hay aspectos interesantes que pueden destacarse, aun cuando, en casos como el mío, no seamos conocedores del fútbol.

No podemos negarnos a escuchar los comentarios de los entendidos en la materia, muchos de los cuales en estos momentos ocupan mi atención y quiero compartir con mis amigos lectores.

La mayoría de expertos coinciden que en países de tradición futbolística como Uruguay, Paraguay, Perú, es mayor la fanaticada masculina que femenina. Incluso, hablan proporcionalmente de una mujer por cada tres hombres que acuden a los estadios.

En cambio, en Venezuela hablamos de que si van seis personas a un juego, tres son mujeres. Otro aspecto es que en Venezuela tenemos una afición que no supera los 30 años de edad.

Un escenario importante, porque sí bien, estamos aprendiendo de fútbol, se siembra en tierra fértil, en gente joven. En otros países, según algunos periodistas, la mayoría de la gente que acude al estadio es relativamente mayor.

Por eso, creo que en lugar de destacar defectos, debemos resaltar estos tópicos y agregar que tenemos alumnos de comunicación social que estudian para ser teóricos del fútbol.

He visto algunos como Gabriel Chávez y Reggie Escobar que sólo afinan uno que otro detalle del periodismo en sí, pero ya poseen toda la teoría del balompié.

Me cuentan además los analistas, que también es particularidad del fútbol venezolano, el hecho de que existan damas comentaristas, cuya trascendencia las han llevado a ocupar espacios en la prensa internacional.

Otro elemento que nos hace una hinchada peculiar, por lo menos, en el Zulia, es nuestro carácter festivo. Los jóvenes de aquí tienen la capacidad de armarse en grupos de chicas y chicos, asistir al béisbol, al fútbol, al basquetbol y al volibol…a todos los deportes.

Y es que en una Copa nunca antes se habían llenado los estadios como en Venezuela, sin embargo, algunos medios de comunicación, obvian la multitud y destacan el eco de un grupito de opositores que corea “libertad” o “va a caer”, pese a que estas expresiones se apagan con la euforia de los verdaderos fanáticos.

Ya dije que existen espectadores que alcanzan el gramado y que en su momento desatan duras críticas en contra de la seguridad. No se trata de avalar estos casos, pero debe decirse que aquí la gente se lanza a la cancha, porque quiere tener cerca a sus ídolos, pero nunca para hacerles daño. Somos una afición mansa.

Así que en Venezuela se dan una serie de elementos que pienso, nos hacen especiales, son motivo de orgullo y opino que podrían ser dignos de estudios, análisis, más allá de entretenernos en si hay una silla rayada o que algunas de nuestras lindas mujeres se despojaron de sus ropas, para mostrar sus hermosos encantos.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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