Llegó la hora de tomar acciones en contra de esa rebelión que se experimenta en muchos establecimientos comerciales, donde se niegan a acatar la regulación del precio de la carne de res, que decretó el Gobierno Nacional.
El Superintendente Nacional Aduanero y Tributario, José Vielma Mora, se pronunció en torno de esta situación, basado en las denuncias de especulación en las carnicerías, tras aclarar que su intención no es regular precios, pues esa no es su competencia, pero sí la de verificar irregularidades en los distribuidores, que de gozar de beneficios otorgados por el Estado, se buscarán las posibles inconsistencias tributarias, para sancionarlos.
De todas formas, por experiencia propia sé, que es tan artera la especulación y la violación a las leyes en estos negocios en Maracaibo, que hasta quitaron la lista de precios.
Uno llega a comprar y observa una pizarra con los diferentes cortes, pero sin el precio correspondiente, lo que a mi juicio, es una acción impune en contra del pueblo y un claro desafío al Instituto para la Defensa del Consumidor y del Usuario (Indecu).
El cliente se ve obligado a preguntar cuánto cuesta este producto que venden cinco o seis mil bolívares por encima de la regulación del Gobierno. Paga el sobreprecio o no le queda otra alternativa sino la de acudir a este instituto, para efectuar la denuncia y proceda la respectiva sanción.
En conclusión, se deja estafar o se queda con las ganas de comerse un trozo de carne, pero en estos expendios se cancela lo que dice el carnicero o el propietario del establecimiento.
Realmente, desconozco las normas en este sentido, pero de proceder, lo primero que el Indecu debería hacer es obligar a los dueños de estos negocios a colocar los precios en un sitio visible.
Tal medida, por lo menos, con los productos regulados, contribuiría a enfrentar la especulación. Aunque en este sentido hay un secreto a voces. Desde que se llega a una carnicería y los precios de los cortes que exhiben se encuentran borrados, evidencia que algo quieren ocultar.
Y eso debe ser un elemento a considerar por el Instituto de Defensa al Consumidor, obviamente, es de entender que sería un trabajo duro, a juzgar por la cantidad de carnicerías especuladoras.
Hay establecimientos que los cortes regulados a 9400 bolívares los venden a 15 mil, los de 11700 a 17 y 18 mil y los de 6200 a 8 mil bolívares.
Incluso, se dan casos como el ocurrido al periodista Mervin Fuenmayor, quien pidió un kilo de pulpón en una carnicería del sector Los Laureles de Cabimas y le cobraron 18 mil bolívares.
El colega protestó, y entonces le mostraron una pelota de carne recubierta de pellejo y le dijeron: “Así vale 11700 el kilo, si quieres te la pesamos y te la llevas, pero la cortáis y la limpiáis vos”.
Un total abuso de carnicerías que parecieran estar en rebelión. Quieren enriquecerse de un día para otro. No aceptan ganar en la medida que venden, sino que con una res pretenden hacerse millonarios a costillas del pueblo.
Siguen acostumbrados a las ganancias exorbitantes de la IV República, tiempos en que se veía un tarantín con una que otra res en el cajón de una camioneta vieja y en cuestión de días habían construido en el mismo sitio una lujosa estructura con exhibidoras, sierras, equipos de acero inoxidable, carniceros, secretarias, sin olvidarnos de la Avalancha estacionada en el frente.
No me opongo al éxito, al progreso, sino a que ese desarrollo se de en función del trabajo digno y no en función del exiguo sueldo de las personas más humildes.
Creo, sin ánimos de exagerar, que la mayoría de carnicerías violan esta regulación en Maracaibo. Apenas las ubicadas en los grandes supermercados, hipermercados, acatan las leyes.
Por eso, las declaraciones del Vielma Mora no hacen menos que llenarnos de optimismo, porque se sabe que existe plena conciencia de esta irregularidad que de manera inclemente, golpea los bolsillos de la gente y ya es sólo cuestión de que efectúen un trabajo en conjunto con el Indecu, el cual si tiene competencia para hacer cumplir la tan comentada regulación de precios.
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