Para quien lee entre líneas, al día siguiente del alerta que lanzara el presidente Chávez sobre la posibilidad de que alguien se rajase de entre quienes lo han acompañado, no debe sorprender en extremo el acto de salto de talanquera de Raúl Isaías Baduel, hombre cuyo hermetismo jamás terminó por despertar simpatías populares más allá del muro de contención que representó al golpismo durante los hechos de abril de 2.002, como se recordará, junto al otro héroe militar del momento, Jorge García Carneiro.
Durante su intervención, por cierto, el presidente Hugo Chávez saludó públicamente al general García Carneiro, presente en la concentración del día domingo 4 de noviembre, y si al contexto de alerta presidencial sobre las traiciones se toman en cuenta los análisis de algunos pitonisos de la política venezolana que plantean que nuestro ejercito era escenario de una contienda entre Carneiro y Baduel, más claro no cantó un gallo al no notarse en el acto la presencias del nuevo militar disidente.
Lógicamente, el impacto de la acción de Baduel estremece conciencias, pues el general se había forjado una imagen de "duro" sostén del presidente Hugo Chávez en momentos de arremetida golpista; pero lo que es más lógico aun es que la oposición venezolana, tan necesitada de una bombona de oxígeno contrarrevolucionaria, aprovechará al máximo el evento, prendiéndole velas a la esperanza de que surjan militares en sucesión rebelándose contra el gobierno, reeditando pasados momentos de gloria como el de los militares de la Plaza Altamira en el 2.002.
Y la cosa no es de especular, porque en eso ha andado la oposición venezolana últimamente, dirigiendo su discurso a los militares, un discurso agresivo, hosco, que produzca acciones como la de Baduel, incluso a precio de que algunos sectores acomodados del universo electoral los rechace. Dado el inmediatismo que priva en las filas opositoras, esto es, crear una situación de derrocamiento, poco le importa acumular puntuación electoral a mediano plazo.
La presunción presidencial de que unos se habrían de rajar por ahí da pie para pensar que lo de Baduel es parte de un plan descubierto y denunciado a tiempo. La otra posibilidad es que el señor Baduel haya actuado a título propio, según su conciencia, hecho por demás aceptable en una sociedad de libertades. Como sea, sorprendió a medio mundo, y para el caso que fuese inocente de cualquiera coordinación con la oposición, lo cierto es que ésta pone la fiesta en el cielo y lo más seguro es que en los día venideros arrecie su discurso, enfocándolo hacia las fuerzas armadas, buscando el cisma.
Sin embargo, la actitud de “enterado” del presidente Chávez es por demás tranquilizadora, más cuando en dos ocasiones aseveró que el Hugo Chávez del 2.002 se quedó en el ese año.
Más del autor en Animal político
Correo camero500@hotmail.com