En este escrito no pretendo aseverar tal cosa como un asesinato solo transmitir que no suena nada descabellada la idea.
La historia da fe de verdaderos crímenes políticos en búsqueda de la conservación de privilegios, podíamos comenzar desde tiempos remotos, pero bastaría comenzar por el principal de los crímenes, el que se consumo hace casi 2000 años que no tuvo otra motivación que la de preservar los privilegios de algunos lacayos religiosos y sobre todo la “estabilidad” del imperio de entonces ¿Acaso habrá otro kaiser que pugnará contra Tiberio? ¿Otro reino acaso? Si, el reino de la verdadera justicia, de la igualdad social, de la fraternidad entre los hombres.
Así podríamos conseguir diversas muertes bajo las mismas motivaciones: El poder. Aun muchos de los cesares sucumbían asesinados por los privilegiados del imperio. El poder no tiene amigos.
Napoleón Bonaparte fue asesinado y esta teoría sale a la luz luego tanto tiempo, Abraham Lincoln, John Fitzgerald Kennedy, Salvador Allende y cuántos lideres más.
Nuestro Presidente coloca este tema en el debate, siendo él mismo protagonista de hechos que como líder de un movimiento liberador, trastoca los más profundos intereses de los dominadores del planeta, y que ha probado la hiel de traiciones y atentados, es muy comprensible que sentándose en silla tan codiciada por imperios pero que solo le pertenece al pueblo, se detenga a considerar la suerte de quienes le precedieron en el mismo propósito, por ello solo me limitaré a presentar algunos datos curiosos para animar en la búsqueda de la verdad quien lo desee:
En primer lugar considero acertadísimo el comentario que nuestro presidente hace sobre la salud del libertador y como dato curioso la acelerada descomposición de la misma durante los día de su convalecencia en Santa Marta, también es necesario considerar para ello su estado de ánimo porque siendo el Libertador un brillante estratega ya sopesaba y calculaba toda la situación; traiciones por doquier, las pasiones desbordadas en Venezuela y la nueva grabada, la voracidad de los caudillos cebada por los halagos de la fortuna y la avaricia y lo que finalmente produjo una extrema depresión con la noticia de el asesinato de Sucre en quien tenía cifradas la esperanzas de culminar la revolución hasta su consumación, con sucre se esfuma lo que quedaba del sueño bolivariano.
Por encima de estos detalles harto conocidos por muchos hay otros poco comentados, como por ejemplo la no confirmada pericia del medico de cabecera Alejandro Próspero Reverernd de quien poco se conoce su nivel académico, uno termina preguntándose cómo es que a alguien de tal importancia ¿como el Libertador no le fue asignado un medico de prestigio?. Por supuesto, en medio de aquella realidad donde se esperaba un puñal detrás de cada puerta, es fácil concluir que no había la mínima intención de lograr su mejoría y que la muerte era lo más conveniente.
¿Quién era Alejandro Próspero Reverend según José E. Molinares?
En su excelente documento “Postrer Aliento del Libertador” editado en 1970, en el que publica todo el parte médico del Doctor Alejandro Próspero Reverend en los último días el libertador expone acerca del origen de este medico lo siguiente:
“Se enrolo como soldado de caballería en 1814 e hizo la campaña de Loira al lado de Napoleón.
Posteriormente se consagró al estudio de la medicina, especialmente en Paris. Luego se traslado, un poco más tarde, a Jamaica y, por último, viajó a Santa Marta en 1828, donde se estableció. Según los historiadores, el Dr. Reverend no era un médico de grandes conocimientos científicos; por otro lado, en la cuenca del caribe, concretamente en Jamaica, el viejo amigo del libertador Hysslop, al enterarse de la gravedad que aqueja al gran capitán, acude ante el gobernador de la isla para pedirle ayuda. Inmediatamente el Comodoro escribe del gobernador la siguiente orden: “Si podéis sin inconveniente despachar prontamente un buque con un médico inteligente a bordo, sería este un grande acto de humanidad”
Se desprende de lo anterior, que Reverend no gozaba de un prestigio científico, por lo menos, en el caribe. Si sabemos que fue un hombre bondadoso, desprendido de interés pecuniario y quien hizo todo lo posible para aliviar los graves males del Libertador. Su intención fue eminentemente humanitaria, con rasgos de generosidad. ¿Fue acertado el tratamiento médico en el diagnóstico de la enfermedad que llevó al sepulcro al Libertador?”
Existe muchísimo material que aquí no cabría y que poseo, pero bastaría echar un vistazo a los detalles y circunstancias de la víspera de la muerte del Libertador aun la negativa de los médicos de Cartagena para asistir al médico de cabecera a pesar de su insistencia por medio del General Montilla.
¡Sería realmente una Tisis Pulmonar la causante de su muerte? ¿Sería acaso la complicación por el desarrollo de un absceso hepático que perforó su pulmón produciendo una infección generalizada, como aparentemente revela la autopsia? Según el documento de José E. Molinares y la obra de Guillermo Ruiz Rivas. En todo caso es el tratamiento aplicado por el médico Alejandro Próspero Reverend lo que está en el ojo del huracán.
Una cosa si es concluyente y es la conveniencia política de aquella muerte para los factores de la oligarquía que consumaban así su definitiva instalación en el poder y este solo hecho hace que todo quede bajo sospecha.