Aunque podría decirse que todavía es muy temprano para concluir un análisis serio y profundo sobre los resultados del referendo sobre la reforma constitucional como vía de transición hacia la construcción del socialismo del siglo XXI, es preocupante que la mayoría de las opiniones chavistas vertidas a través de los más diversos medios, tienden a relativizar el carácter del resultado de esta importante confrontación política, así como sus causas y consecuencias.
En general, el cúmulo de subjetividades bien intencionadas y de criterios desinteresados tienden a coincidir en que, por una parte, lo más importante del resultado electoral es que el comandante Hugo Chávez sigue al frente del Estado y del gobierno y que ello es una garantía de que la revolución permanecerá en dirección del país y, por la otra, de que no se trata de una victoria de la oposición sino una derrota táctica de las fuerzas bolivarianas, basados en el hecho numérico de que la oposición no aumentó significativamente su votación en relación con las elecciones presidenciales de diciembre de 2006; considerando además, que los tres millones de votantes chavistas que se abstuvieron siguen respaldando el liderazgo de Chávez.
Igualmente preocupa que en la inmensa mayoría de los casos se obvia la consideración del papel de las estructuras embrionarias del PSUV en el diseño y ejecución de la Campaña Zamora y, en consecuencia, se le excluye de toda consideración acerca de su posible responsabilidad en la elevada abstención de quienes, no solo fueron votantes chavistas sino que,una parte importante de ellos, se suponía eran aspirantes a militantes del PSUV.
Al respecto hay que recordar que el comandante Chávez no dramatizó al sostener en el marco de la campaña por el SI, que el referendo por la Reforma Constitucional era el evento político más importante de este proceso, por cuanto ya no se trataba de refundar la República – burguesa por demás - y pagar la enorme deuda social que el capitalismo tenía con el pueblo venezolano, sino iniciar el camino hacia el objetivo histórico del Socialismo, lo que suponía una ruptura dilemática radical con el sistema capitalista y sus clases sociales dominantes y subalternas, sus valores, su Estado, su sociedad y, de manera fundamental, con su modo de producción y distribución de la riqueza socialmente producida. Ello implicaba, decía nuestro comandante, colocar el proceso histórico emprendido por el pueblo venezolano en términos disyuntivos: o se votaba por el SI a la Reforma Constitucional para iniciar la transición hacia el Socialismo del Siglo XXI o, se votaba por el NO apoyando la continuidad del Estado Capitalista, con democracia ampliada pero con economía restringida y bienestar social discriminado, con las perversiones culturales, éticas y morales del capitalismo y la amenaza cierta y presente de la reinstalación del viejo modelo neocolonial y globalizado del capitalismo periférico-subalterno de la Cuarta República
De allí que los resultados electorales del 2 de diciembre, si bien no se pueden calificar como una derrota estratégica en los términos de Heinz Dieterich , “sesudo”, contradictorio y ahora apocalíptico asesor de Baduel, tampoco se le puede reducir a una simple batalla más en esta “Larga Marcha” del proletariado y demás clases y sectores sociales no integrados al bloque burgués imperialista desalojado de la dirección del Estado, por cuanto, independientemente de las razones que pudieran tener los votantes chavistas que se abstuvieron y la mínima diferencia numérica del resultado, buena parte del proyecto de cambio pensado para impulsar a partir de un previsible resultado electoral positivo y, cuya arquitectura jurídica y estaría en proceso de construcción para su ejecución inmediata, deberá echarse a un lado para repensar y edificar un nuevo escenario que permita la reconstrucción del espacio social y político del chavismo, el fortalecimiento de las alianzas con sectores sociales intermedios, el reforzamiento de la capacidad de urgente respuesta del Estado en materia de seguridad, alimentación y vivienda popular y la recuperación de la mayoría electoral en los importantes desafíos políticos del 2008 en las elecciones de los gobiernos locales y regionales.
En este último aspecto debe admitirse que la novel organización política del PSUV recibió un duro golpe, no solo por haber sido derrotada en su primera incursión en procesos electorales nacionales, sino porque demostró que su estructura político-territorial y la creación de una dirección provisional improvisada y sin legitimación real en los batallones, no pudo responder al amplio, variado y cambiante escenario de la confrontación política con los enemigos histórico de la revolución, por lo que tiene que atenderse rapidamente las consecuencias políticas, morales y sicológicas que pudieran estar afectando a esa militancia popular a la cual no le es posible comprender fácilmente las causas de una derrota, para la mayoría de ellos impensable.
Finalmente, muy a nuestro pesar o con el orgullo del papel histórico que nos ha tocado cumplir hoy en América Latina; los avances, estancamientos y retrocesos de la revolución bolivariana repercuten en el desarrollo de los procesos políticos nacionales de América Latina, por lo que los resultados del referendo, al afectar de alguna manera e importancia a la referencia fundamental del proceso político de la región, impacta la confianza y determinación de los pueblos de América de enfrentar y derrotar al imperialismo y sus oligarquías cipayos.
En síntesis; estamos en presencia de un evento con resultados adversos y diversas consecuencias geopolíticas para el desarrollo de la revolución nacional bolivariana y socialista, el proceso revolucionario en el continente y otras partes del planeta, por lo que el examen de sus causas y consecuencias exige de la dirección política un esfuerzo serio y profundo de análisis que impida la repetición de los errores que se hubiesen cometidos e imposibiliten resultados adversos de tales magnitudes.
