De una derrota táctica a una victoria estratégica

En la lucha política como en la guerra se dan victorias o se dan derrotas. El pasado 2D el proceso bolivariano recibió una contundente derrota, derrota que tenemos que asumir los revolucionarios con todo el rigor que nos impone la crítica y la autocrítica si es que pretendemos derrotar al imperialismo y a sus aliados en el suelo patrio y en los países latinoamericanos y del Caribe. Este compromiso es para nosotros los socialistas, venezolanos y venezolanas tan grande y sublime como el juramento del Libertador en el Monte Sacro. Escribo estas reflexiones después de haber escuchado y leído muchos comentarios y análisis sobre causas, consecuencias, razones y justificaciones sobre los resultados electorales y el comportamiento de los votantes, y confieso que los revolucionarios conscientes y comprometidos con este proceso saben qué hacer y cómo hacer de este revés una derrota táctica y convertirla en una victoria estratégica.

La revolución popular que se propone construir el Socialismo Bolivariano en nuestro país es una referencia de dignidad, soberanía y emancipación para los pueblos oprimidos del mundo que luchan por liberarse de las garras del imperialismo y la explotación capitalista, sistema causante de la terrible desigualdad social, la pobreza, marginalidad y destrucción de la naturaleza y el ambiente. Por esta razón nuestra revolución y su líder fundamental son blancos estratégicos del Departamento de Estado Norteamericano y jamás este criminal enemigo bajará la guardia y nos dará tregua en esta guerra por destruir las instituciones revolucionarias y desaparecer a su líder fundamental.

Qué hacer es la clásica pregunta que los revolucionarios nos hacemos en situaciones como ésta. El fundamento del socialismo científico nació del pensamiento y análisis crítico de Marx al sistema capitalista y a las sociedades precapitalistas. Marx llegó a formular la tesis política del socialismo a través de la crítica radical a las relaciones sociales de producción del sistema capitalista. Esta metodología de análisis e interpretación de la problemática política es el instrumento que los socialistas tenemos para enfrentar esta situación. De allí que la vía es asumir la crítica y la autocrítica como el medio para encontrar los errores y las causas de esta derrota con la mayor objetividad, transparencia y con el compromiso histórico de abordar los problemas con la insoslayable voluntad de resolverlos, sean cuáles fueren su gravedad.

Crítica radical significa llegar a la raíz del problema, desentrañar sus causas y encontrar soluciones objetivas y viables que se lleven a la práctica con eficiencia y efectividad. La misión que tenemos planteada no es fácil pero es de solución inmediata, no hay tiempo que perder porque el enemigo está victorioso y dispone de todos los medios y recursos para atacar y destruir, esa es su misión y en ella no ha cejado un momento, antes y después del 2D.

Por dónde empezar es la pregunta clave; en esta pregunta y su repuesta puede estar el fundamento de los cambios cualitativos que demanda el proceso revolucionario bolivariano. Esta es una misión colectiva, pero no una misión colectiva espontánea, anárquica, carente de organización y liderazgo ideológico; se requiere de una vanguardia revolucionaria con conciencia de los objetivos que se persiguen y que disponga de un instrumental teórico que guíe la lucha en los procesos de cambio; que sea capaz de visualizar con racionalidad objetiva el carácter político de las contradicciones en cada una de las etapas sucesivas del proceso, en fin, pienso que debemos empezar por construir una organización revolucionaria de vanguardia que formule la tesis política del movimiento revolucionario bolivariano, que defina los objetivos estratégicos y las tácticas en la lucha diaria. Todo movimiento revolucionario requiere de un instrumento teórico-ideológico y una tesis política concebida colectivamente por las organizaciones populares con fundamentos en sus necesidades e intereses. Teoría revolucionaria, proyecto político y planes de lucha contra el enemigo estratégico es la misión de la organización de vanguardia de la revolución.

La revolución bolivariana a estas alturas del proceso es una carga demasiada fuerte para seguir en los hombros de su líder principal. No puede el presidente Chávez seguir cargando con los errores, desaciertos, corrupciones y marramucias de una burocracia ineficiente, corrompida, fundamentada en el clientelismo, el amiguismo y la componenda como en el puntofijismo. Este debe ser el segundo problema que se debe resolver para aligerar la carga, desarmar al enemigo y levantar la moral del pueblo.

Pudiéramos seguir ordenando el rompecabezas de salida de la problemática planteada con la derrota del 2D, pero no está en los alcances de este texto ni tampoco dentro mi capacidad, disertar en una materia tan extensa y compleja, me contento con hacer aportes que sumen ideas al propósito final de concebir un proceso y una lucha revolucionaria exitosa.


rafgodoy@cantv.net


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Rafael Godoy Villasmil


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