Este artículo fue inspirado en uno que leí escrito por el profesor José Sant Roz titulado “No estamos preparados para asumir el socialismo”
Sant Roz escribe, que el venezolano no está preparado para el socialismo, y esta aseveración parte de la repulsa que le produce (asco) el binomio compra-venta que se da en las fechas navideñas y en donde el común del venezolano participa con frenesí.
En su artículo, habla de los chavistas; habla con asombro de ellos ya que, tal cual escuálidos, participan de ese jolgorio de compradores que no encuentran nada que regalar y por tanto, hacen compras compulsivas. En su artículo, llama imbécil a San Nicolás al cual cataloga de gringo.
Pero, ¿quién fue en realidad San Nicolás o Papá Noel como se le conoce también?
¿De dónde surgió la costumbre de que a los niños los visite en Nochebuena, con regalos y golosinas, ese personaje barbudo y robusto vestido de rojo?
San Nicolás de Bari, fue un santo muy popular que se cree falleció el 6 de diciembre del año 345. Sin embargo, como su día está cercano a la Navidad, se le recuerda en esa fecha. Santa Claus, evolucionó del nombre del santo en alemán: San Nikolaus. San Metodio, Arzobispo de Constantinopla, expone los datos biográficos de San Nicolás, en los que dice que perteneció a una familia muy rica; nació en Licia (Turquía) y desde muy niño ayudó a los pobres, repartiendo sus riquezas. Fue consagrado sacerdote, y profesaba en un monasterio. Posteriormente fue nombrado obispo en Mira (Turquía).
Por esto, en oriente, se lo conoce como San Nicolás de Mira, aunque cuando Turquía fue invadida por los mahometanos, algunos católicos llevaron en 1807 el santo a Bari (Italia) y lo denominaron San Nicolás de Bari. También fue llamado, "el Magno". Los creyentes le han rezado pidiendo milagros y dicen que su ayuda llegó.
Desde el siglo VI, se han construido muchísimos templos dedicados a este santo. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. Los niños lo veneran desde la época en que vivió, pues ayudaba a los más necesitados, y obsequiaba regalos y dulces.
Asimismo, es venerado por los marineros del Mediterráneo pues dicen que aquieta las aguas en las tormentas. Y muchos fieles le rezan al santo para pedir que interceda ante sus vicisitudes.
Como se desprende de este relato, podemos apreciar que nada que ver con capitalismo salvaje; en todo caso con socialismo salvaje sí. Es una historia; fábula; cuento; o como se le quiera llamar, muy bella; llena de profundo humanismo; de desprendimiento y amor al prójimo, verdadero norte del socialismo.
En lo personal, sentimos una particular emoción con las fechas de adviento; en donde nuestra cultura occidental, de la cual formamos parte, están arraigadas a principios cristianos y creencias esenias y esotéricas, que nos hablan del espíritu de la navidad; espíritu que se traduce en alegría; en compartir; en regalar y por ello no nos sentimos de ninguna manera alejados de nuestros principios socialistas por participar de ese “jolgorio”; todo lo contrario, son épocas de afecto y de acercamiento; sin odios y una de las mejores maneras que ha encontrado el ser humano en demostrarlo, es haciendo un presente o regalo en estas magníficas fechas decembrinas.
A diferencia de Sant Roz, como socialista, si me alegro de ese “mar de compradores sin descanso” que han encontrado, precisamente en su revolución, en esta revolución como bien él lo acota en su artículo, “un crecimiento económico” que les ha llevado a este frenesí del consumismo; que los ha llevado a compra de ropa, de alimentos y “exquisiteces” para la cena de navidad, de celulares, de televisores, equipos de sonido, mp3; en modernos y confortables “moles” a mi gente del cerro; de los barrios; de las llamadas zonas populares que ven además de otras necesidades satisfechas como salud y educación gratuita, la sentida necesidad de igualarse hacia arriba y no hacia abajo con los pocos venezolanos que en épocas pasadas sólo ellos lo podían hacer y que nuestros “tierrúos” lo veían como un sueño y que ahora se les convierte en realidad.
Si San Nicolás es un imbécil o no, no lo sé. Sólo sé que existe, así como existe el fuego que lo vemos flamear y no tocar; más sí sentir.
Así, igualmente, Dios y San Nicolás existen en todo niño del mundo; así como el niño Jesús existe en el alma de cada venezolano y con su llegada presagia señales de adviento que no es otra cosa sino paz y prosperidad.
¡¡Que viva la revolución que ha permitido que la sonrisa llegue a mucho venezolano de a pie!!
¡¡Feliz Navidad a todos mis compatriotas, disfruten sus compras, disfruten su navidad…disfruten su revolución, nuestra revolución bolivariana!!
(*)Médico
elieceralvarado@cantv.net