Es de esos “poetas” silentes, de esos tíos que nacieron de nalgas, es decir con “suerte”. Escriben ensayitos, y nada le cuesta a don Miguel Henríque Otero, porque son de la misma clase de equivalencia, en un país de bajunos ladradores intelectuales, tenerlo como de sus escritores predilectos. El “poeta” con esa pose de daguerrotipo con mostachos aterciopelados, con marcado bajón de gónadas en su cuerpo, que sufre estremecimientos líricos cuando sus pares de la oposición tratan de parir testimonios “electrizantes” contra Chávez. Él se empina para escudriñar en una de las perlas veraces de don Baltazar Porras, titulada “Madrugada del 12-A de 2002, donde reseña un capítulo de las memorias inéditas de este monseñor. Narra Rafael: “no cabe la menor duda de que Chávez renunció, pero condicionó la firma de su dimisión a que le facilitaran la salida del país.”
Si renunció, distinguido Rafael, ¿no te parece que esa renuncia, para que se llame tal debería estar firmada por el Presidente? ¿No te parece que esa pregunta es esencial, o es que acaso la literatura y los testimonios que te hacen delirar se pueden forjar sobre cuentos, sainetes y juicios que se inventen al estilo de ese que se corrió sobre el “Chávez iracundo del 2-D”?
No, Rafael, así no se hace historia, deberías saberlo. Yo, por ejemplo, cuando vi a Napoleón Bravo anunciar que teníamos nuevo presidente, y con un papel en la mano trataba de aclararnos que el Presidente había renunciado, me pareció insólito que no mostrara la firma de Chávez. Era otro cuento, el mismo de Baltazar. Si no hay firma, es inútil, Rafael, tú debes saberlo. De modo que el trabajo que tratas de elogiar de Porras carece de fuerza, de autenticidad. Pero, bueno, en fin, ya esas cosas no importan en este país, y adelante con los faroles.
Continúa Rafael: “Incluso, refiere Porras que: "Hubo un pedimento del propio Fidel Castro al jefe del Gobierno Español, don José María Aznar, para que se le recibiera en la península, pues el mandatario cubano manifestaba no querer recibirlo en la isla caribeña".”¿Y por qué no querría recibir Fidel, Arráiz Lucca? ¿Da alguna idea, algún hecho comprobable, sobre los cuales el historiador o el investigador puedan encontrar elementos que le aseguren que realmente es así como lo sostiene el obispo Baltazar Porras? ¿No te parece que Baltazar Porras jamás puede referir con veracidad esos hechos en los cuales él fue actor principal, apersonándose en Miraflores muy temprano, para celebrar, el día 13?
Más adelante, monseñor cita lo que en un momento de la madrugada les confesó Chávez, refiriéndose a los militares reunidos en Fuerte Tiuna en un salón contiguo al ocupado por los presbíteros y él: "Les dije que yo destituía a Diosdado porque sé que no podría quedar al frente, ya que no sería aceptado por todos; les propuse que pusieran en el documento de renuncia la destitución de Diosdado y de todo el gabinete para facilitarles las cosas". Tú, Rafael, crees que Chávez es tan imbécil como decir eso de: “para facilitarles las cosas”. ¿Qué clase de escritores son ustedes? Sigan por ese camino, imaginándose que la historia siempre se puede aderezar desde las alturas, como aquí se había venido haciendo desde hace casi dos siglos.
De lo más estupendo te quedó Rafael, que en todo eso no hubo en absoluto Golpe de Estado “sino un desconocimiento de la Fuerza Armada a la orden de implementar el Plan Ávila, instruida por el Presidente de la República, sin que hubiese condiciones para ello.” Rafael, ¿tú crees que alguien de la oposición pueda llegar a admitir que los del 11-A fue un golpe de Estado con todas las de la ley? ¿Qué te parece lo de desaparecer la AN, el TSJ, el Contralor, el Fiscal y a todos los gobernadores? Acuérdate que todos celebraron esa cortadera de cabezas y el que más celebraba, porque hay testigos y muchos testimonios fílmicos que quien más celebraba eran el cardenal Velasco, el obispo Porras y Mikel De Viana. Para concluir, Rafael dice: “En el libro que acaba de salir, El preso de Opinión habla el general Usón (UCV-Cátedra Pío Tamayo, 2007), que contiene las entrevistas de Agustín Blanco Muñoz con el general, que estaba presente en todos estos hechos, concuerda, grosso modo, con lo relatado por Porras. Por su parte, Blanco Muñoz, en sus intervenciones durante los diálogos acoge la "teoría de la conspiración" y sospecha que todo aquello fue una mascarada tramada por la mente maquiavélica de Chávez. Yo creo que no, que los hechos fueron tal como están relatados por Porras y Usón. Ambos testimonios son valiosísimos.”
Ustedes no tienen capacidad para ver realmente como se dieron los hechos. Están para celebrarle cada cual en estos temas, las bazofias del otro. Eres muy “bello” Rafael pero, lástima, de maldito no tienes nada.