Si señores, el 31 de diciembre de 2007 lo tuvimos en pantalla, utilizando, como siempre la tecnología, lo vimos desbaratar la posibilidad de que al menos tres personas secuestradas (creo que aparte de los tres americanos y los militares cautivos por las Farc, los demás son simple y llanamente secuestrados y no prisioneros de guerra) pudieran finalizar al fin, después de tantos años y penurias, su cautiverio injusto.
De verdad que me amargó el 31, como abuela y como madre me he sentido totalmente infeliz desde que lo vi, que vileza tan grande. Los pareceres de algunos de nuestros escuálidos como Martha y el alcalde son infames, pero por supuesto ni con mucho esfuerzo le llegan a lo de Uribe el 31. Su diablito, el alto comisionado para la guerra, no se queda atrás, la maldad hasta ahora ha ganado, esperemos un milagro dándole las gracias a nuestro Presidente y a todos aquellos que estuvieron dispuestos a sacrificar fiestas y hasta quien sabe la vida, para lograr este pequeño milagro.
Yo siempre he creido y practicado en mi vida la constancia, creo en ella (parece que Uribe también), esperemos que la constancia de Chavez, todo el grupo interviene y los familiares de las víctimas logren al fin su cometido, ¡qué más podríamos decir en estos momentos tan tristes!