Plática entre una “hiena famélica” y un “chacal colmilludo”

Confieso que decidí dedicarme a otra cosa luego del 2 de diciembre. Un poco a la cañita y a la pensadera por el despecho y por el arrechucho constante que me poseía, pero también algo a las hallacas y al pan de jamón que me hicieran padecer los últimos días del año, por cierto, de unos retortijones cojonudos debido las comilonas, pero también por la edad, y además, de algunas hipótesis de temporada: mi colesterol y triglicéridos debían (o tal vez deben) andar por las nubes en la misma proporción que grasoso debe mostrarse mi tan hostigado hígado. Una negativa extraña a practicarme los exámenes de rigor, no me ha permitido aún despejar tales tormentosas hipótesis de comienzos de año. Pero bueno, ya habrá ocasión –piénsolo así de buena fe- si es que acaso me lo permitiera la dinámica de los acontecimientos que no deja de tejer sobre mí como una red de tiempo… Esta forma evasiva no se las recomiendo por tanto a mis queridas y queridos camaradas y, ni aún, a los embrollados escuálidos de siempre.

Pues si, de palito en palito y de hallaca en hallaca (no así de bollo en bollo que hubiese sido el extremo del abuso existencial) andaba viendo y oyendo cosas; cosas que eran sorprendentes en apariencia, pero anunciadas desde siempre (en realidad) por la esencial naturaleza de los seres que las originaban. No había que esperar otra cosa de ellos. Son y creo que siempre serán espíritus muy disminuidos. Valga el ejemplo de la graduación del violador de la Sierra dentro de ese show tan anti universitario con la cabronada excelsa de la obispalía, y de los dichos alocados de una conocida periodista, que no es más que un colon con una mina dentro de vulgar estupidez de origen hispánico… Y, con estos dos, basta como para asquearse lo suficiente. Pero bueno, así continuamos, y pienso que así continuaremos.

Pero luego que Uribe en grosera ceremonia dijera, “apaga la luz y vamonos”, las FARC sorprenderían con su comunicado del 9 de diciembre, donde luego de calificar con mucho tino el gesto de esta “hiena famélica” como un “acto de barbarie diplomática”, prometerían liberar de forma unilateral a Clara, a su hijo Emmanuel y a Consuelo como un gesto de desagravio a Chávez, sobre todo (quien sólo él o su representante podía recibirlos en Venezuela), y que venía haciéndolo de manera tan eficiente, que hubiese podido permitir hasta llegar al imperativo acuerdo de paz con el paso del tiempo necesario y justo. Piedad Córdoba denunciaría entonces haber sido amenazada de muerte por un ministro identificado a plenitud, que, al vérsele la cara de “fantasma de ópera”, de inmediato uno lo cree. Chávez, con la brillantez expositora que le es inherente, anunciaría la operación humanitaria en detalles y se dedicaría a esperar la autorización de la “hiena famélica” que, de inmediato la daría, por la presión enorme del planteamiento. Siete países designarían comisionados garantes a solicitud de Chávez: Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Francia y Suiza, que, a poco de llegar a Venezuela, partirían para Villavicencio en tres aviones Falcon habilitados al efecto. Dos helicópteros descomunales lo habían hecho ya aperados al máximo, y con representantes de la Cruz Roja Internacional. Se pensaba que sólo el mal tiempo podía conspirar contra la encomiable operación humanitaria, sin sospecharse que Uribe es parte del peor de los malos tiempos posibles… El diario El Espectador no dejó de reconocer la verraquera de Chávez como gestor de paz. Se enviarían por si acaso dos helicópteros livianos, previendo un paraje de operación más desafiante. Todo quería preverse. Y faltaba nada más que las coordenadas para proceder a la ejecución final de la expectante operación. De repente, comienzan los misterios concomitantes: que si las FARC dispáranle cohete a un avión militar en el aeropuerto de Neiva; y quizás otros… Uribe había mantenídose callado hasta entonces. Maduro viajaría a Villavicencio. Rodríguez Chacín esperaba las coordenadas, presumo que para irse con ellas a Villavicencio también y comunicárselas a los pilotos sólo cuando los helicópteros estuvieren volando, para evitar, y porque se hablaba incluso de la posibilidad de varios sitios.

Pues bien, llegaría el 31 de diciembre para que ocurrieran las últimas cosas del año; entre ellas, las que siguen: Uribe hablaría con Bush. (Debía suponerse que Washington estuviera malhumorado porque dicha operación se diera sin su influencia directa). ¿Pero se imaginan sobre qué pudieron hablar una “hiena famélica” y un chacal colmilludo? Chávez dice haber recibido entonces carta de las FARC donde le dijeran que la entrega se complicaría por la reciedumbre de los operativos militares (de los que había hablado ya el delegado boliviano Sacha Llorente) pero que, sin embargo, la cosa iba… La “hiena famélica” decidiría entonces salir de su rancho de Córdoba para visitar a los comisionados en Villavicencio (otro hecho misterioso dado el bajo perfil que había mantenido). Y luego de cagarlos, hablando con entera literalidad al no garantizarles su seguridad, se lanzaría un discurso inconexo y obediente teniendo detrás al alto mando militar (incluyendo al “fantasma de la ópera”) y al Comisionado Restrepo que luce como un Mujiquita de ocasión. Allí diría que era falso lo de los operativos militares y de los combates en el sur del Guaviare, por una parte, lo que resultó embuste de toda embustedad con pruebas concretas expuestas por terceros. Tildaría por tanto de mendaces a las FARC lanzando por otra parte, y para colmo, la hipótesis de que el niño Emmanuel no estaba en poder de la guerrilla sino de un Instituto de Bienestar Familiar bajo otro nombre en deplorable estado de salud, lo que pudo haberse dilucidado antes si no fuera porque su único y sagrado propósito era implosionar la operación humanitaria; porque si fuere ese el caso, debía suponerse que las FARC lo mencionaban (a Emmanuel) como para garantizarse no ser objeto de ataques militares ciertos o eventuales durante la operación de entrega. Luego de la amenaza de Uribe, los comisionados sin embargo insistirían en permanecer en Villavicencio, pero con lo de la hipótesis entenderían que ya todo quedaba postergado hasta su dilucidación, pero no así quedaría postergada la otra opción de entrega… A última hora se especularía que la prueba de ADN mitocondrial -que pudiera resultar mitómana por habérsele prohibido a científicos venezolanos actuar- había resultado positiva, pero con dudas. Y seguían los misterios. En laboratorio europeo se practicaría según la prueba dizque infalible, pero conociendo la índole de Uribe -¿humana?-, nada tiene de raro que el laboratorio de marras resultara siendo propiedad testaférrea de un hermano querido de José María Aznar, y gerenciado por una hermana querida de Mario Vargas Llosa, ambos, como sabemos, muy connotados políticos de negocios pingüedinosos. Pero al final las FARC terminarían reconociendo, mediante comunicado, que el niño es Emmanuel, quien al menos apareció salvo enhorabuena De algo valió entonces la operación humanitaria, pero ahora habría que investigar si, por venganza en él connatural, Uribe lo que tenía al niño era secuestrado.

Habrá que seguir teniendo mucho cuidado con la “hiena famélica”… Y otra cosa, quedó demostrado que en Colombia sí hay una guerra por todo lo alto. Se cumplió el principio aquel de que, en ella, la primera víctima siempre es la verdad…


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Raúl Betancourt López


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