En el ámbito político, el balance de 2007 no pudo ser peor para los revolucionarios de corazón y convicción. En menos de un año, de torpezas, omisiones y pésimas ejecutorias, dilapidamos un capital de más de 7 millones de votantes que expresaron su respaldo al proceso de manera entusiasta en aquel diciembre de 2006.
De cinco motores fundimos uno (el de la reforma), otro no arrancó (el de la nueva geometría del Poder), y otro (Ley Habilitante) quedó en su mínima potencia por el revés del 2-D de 2007. Los otros 2 motores que se medio salvaron (Moral y Luces y Explosión del Poder Popular) hay que limpiarles los inyectores a fondo y recambiarles el aceite a ver si terminan de carburar y no terminan corriendo la misma suerte de los otros tres.
Con el triunfo del NO, el Comandante Chávez y quienes seguimos respaldándole nos vimos forzados a recortar de 5ta a 1era de un solo guamazo, con ley de amnistía incluida. Como era de esperar, en la maniobra la caja de velocidades crujió y el motor –como se diría en buen criollo- se tiró tres y una plegaria.
El caso es que de andar en un Ferrari a 180, ahora andamos en Dodge Dart a 60 y si no se hacen los ajustes urgentes y necesarios, bien podemos terminar en un volvajito o en una brasilia destartalada a 20 kilómetros por hora y por el hombrillo. Ahora bien, tampoco todo esta perdido, si ponemos empeño y en verdad asumimos un honesto proceso de Revisión, Rectificación y Reimpulso, al cierre de 2008 habremos asimilado el trancazo preservando espacios vitales, que nos permitan luego una nueva avanzada.
Las elecciones regionales están a la vuelta de la esquina, por ello urge terminar de conformar el PSUV y consolidar aún más las alianzas con el PPT, el PCV y demás organizaciones sociales que respalden esta propuesta. Un proceso tan crucial como este exige verdaderos operadores políticos, que hagan a un lado las mezquindades y las ansias de poder, a fin de poder concretar una plataforma cohesionada y sólida. Sólo así se podrá seleccionar por la base a aquellos candidatos con verdadero liderazgo y opciones reales de ganar en sus respectivas regiones y municipalidades.
Si esto se entiende así y además viene acompañado de un corrientazo de eficiencia generalizado en todos los niveles de la administración pública, podremos cerrar 2008 con unos motores rectificados y bien entonados. No obstante, si a lo interno del incipiente PSUV persiste la rebatiña a cuchillo, cual borrachines peleándose por una botella vacía, la cosa no pinta nada bien.
Esta es una oportunidad dorada para que los cuadros medios y altos del chavismo exhiban la madurez política que demanda el momento. No es tiempo de lamentarse por amnistías, es tiempo de trabajar con entrega y con constancia para despertar conciencias y evitar que nuestra revolución termine marchando irremisiblemente por el hombrillo.