Los malos gobiernos son elegidos por los “buenos” ciudadanos que no votan.
Abstenerse de votar pareciera haber sido la manera como el pueblo se desquita, burlándose de quienes, a su vez, se han burlado de la gente. Hasta ese argumento, bien, pero la realidad actual en Venezuela, demanda otra actitud más comprometida con el porvenir.
Muchos alcaldes y algunos gobernadores nuestros, se arrechoncharon en su comodidad y evadieron el trabajo de salir a buscar los votos del pueblo para aprobar la reforma constitucional. Más pudo el egoísmo de estos farsantes que la defensa de la soberanía nacional frente a la voracidad amenazante del imperialismo norteamericano. Acaso, si hubiese estado en juego la reelección continua de ellos mismos, otra cosa hubiese sido pero, pese a todo, se puede considerar como exitoso el que los opositores reconozcan ahora-aunque de la boca para afuera-la Constitución Nacional que nosotros aprobamos. Eso es un avance, no hay que olvidar que cada tramo de una escalera es igual de importante.
Se logro detectar que tenemos alcaldes y gobernadores incompetentes a los que debemos revocar, ese es otro logro porque, más adelante pudiesen hacernos otra jugarreta peor, por lo que es preferible abortar la maldad y la traición.
Otro logro, el más importante, ha sido el haber llevado la discusión política a los consejos comunales, no a todos pero si a muchos, y eso constituye un inestimable avance. Hay que valorar los resultados de esa actividad con el fin de optimizarlos en nuevas jornadas en las que ya no partiremos desde cero.
El conocimiento de una cosa no se adquiere si falta la información apropiada, o, naturalmente si la información está sesgada; y más aún, no basta estar informado sino que es imprescindible comprender las cosas y establecer una relación entre ellas, es decir, entre las diversas partes o facetas del asunto. Es por lo que no debemos permitir que sea el enemigo quien lleve noticias a nuestra gente, en eso Mario Silva tiene mucha razón cuando formula el grave riesgo de que globovisión diga como dice, del presidente de la República.
La información apropiada es una variable crítica para hacer avanzar el proceso revolucionario. Por sí sola, una información teórica es insuficiente para que nuestra gente se ponga “moscapil”, hay que llevar al ojo de cada compatriota la imagen concreta de cada obra que tenga que ver con su interés directo, bien sea la cloaca del sector o la escuela bolivariana, o el módulo de atención médica y, de ser posible una caminata hacia donde está esa obra, para palpar su presencia directa.
Todo conocimiento es una relación. Si la relación entre el conocimiento y el objeto del conocimiento está obstaculizada por los desequilibrios informativos que, por ejemplo, globovisión y demás enemigos del pueblo, difunden a diario y que es el caso que nos ocupa, es que nos cagamos en la hostia, es que estamos jodidos.
Por todo ello, tenemos que salir adelante haciendo grandes esfuerzos no sólo informativos sino, además, formativos. No olvidemos que la ideología bolivariana es al proceso de cambios, lo que las cabillas son a las paredes. Para ello tenemos que echar manos a todas nuestras competencias.
En política- es de tomar en cuenta que- las competencias intelectuales de un dirigente tampoco son suficientes garantías de éxitos sino que se requiere coraje y determinación. Afortunadamente el Líder- me refiero al Presidente, aunque blandengue con los saboteadores- reúne esas tres cualidades.
En consecuencia, debemos trabajar por madurar, “sin carburo”, las condiciones para llevar a cabo una disposición constitucional que nos permita tener a ese muchacho ahí, de Presidente, o nos vamos a joder todos.
Particularmente, los periodistas quienes se oponen a Chávez, es porque perdieron la memoria respecto a lo que aquí pasó desde el año 48 hasta el año 58. Quien pierde la memoria pierde también su identidad.
Para no ir tan lejos ni tanto a fondo, basta evocar que en julio de 1989, CAP y Caldera, prohibieron la entrada de periodistas al entonces Congreso Nacional porque las fracciones de AD-COPEI estaban empantanadas con el sonado caso Recadi, un escándalo de corrupción sin precedentes, que enriqueció a Antonio Ledesma, y a Enrique Mendoza entre otros sinvergüenzas “malacalañas”.
La entonces silenciada prensa no dijo ni “esta boca es mía” ni mucho menos acusó a CAP ni a Caldera de dictadores.
Ponerse a caminar sin saber a donde queremos ir, es un error. En tal sentido me pronuncio porque nos preparemos para bregar desde los consejos comunales de todo el país, una propuesta de reforma constitucional con un solo tema y una sola pregunta: Reelección presidencial continua, porque ello significa poner en las manos del pueblo la decisión que las respectivas macollas de AD y COPEI tomaron, de repartirse el poder cada cinco años, lo que le hizo un grave daño al país.
No debemos culipandear, vayamos al grano.
oceanoatlanticoguillermo@gmail.com