Claro de tierra

Partido Socialista Unido

Creo que no se debe insistir en la denominación “Partido Socialista Unido de Venezuela”, con la vista puesta en una organización latinoamericana y quizá mundial de las fuerzas revolucionarias anticapitalistas. Antes, había mencionado la idea de alguien que propuso: Partido Socialista Unido Revolucionario, PSUR, pues evoca la unidad suramericana, en sintonía con el ideario antiimperialista del Libertador. Por supuesto, se trata de un horizonte de largo plazo, que comienza por las construcciones nacionales y va avanzando mediante la federación de las organizaciones de los distintos países.

Se debe analizar la experiencia negativa de los partidos políticos tradicionales, incluso de izquierda, bastante bien reflejada en el clásico estudio de Robert Michels, que toma como ejemplo el partido socialista alemán. Aquí se debe recurrir nueva y oportunamente al lema robinsoniano: Inventamos o erramos. El Partido Socialista Unido “debe ser distinto o hacer las cosas de otra manera que lo viejo”, para usar nuevamente el discurso del genial maestro de Simón Bolívar. Se corre el grave riesgo de reproducir las prácticas concentradoras de poder, ya que muchos aspirantes provienen de las filas de los viejos partidos de izquierda y de derecha.

Una vez anunciada la reactivación de la alianza denominada Polo Patriótico, es de prever que los partidos constituidos estarán interesados en que el Partido Socialista Unido no se consolide, para tener ventaja en los acuerdos y terminar imponiendo candidaturas y vías de acción clientelares, como es costumbre. Aquí debe actuar la conciencia revolucionaria del pueblo aspirante a militar en el PSU, para impedir estas maniobras y labrar una organización participativa y protagónica, en la que imperen las prácticas asamblearias y el debate abierto.

El PSU será la herramienta política popular que permitirá orientar y vigilar la gestión gubernamental, así como promover el progresivo fortalecimiento del ejercicio del poder popular, desde los Consejos Comunales, pasando por los municipios y los estados, hasta llegar a los poderes nacionales. La transferencia de competencias a las comunidades organizadas, prevista en el artículo 184 de la Constitución bolivariana, debería ser uno de los puntos fundamentales del programa del partido.

Las organizaciones populares venezolanas, a través de su historia de luchas, llegaron a un conjunto de principios plenamente aplicables a la dinámica del partido, entre otros: decisiones por asamblea, mandatos revocables y acceso a la información. Seguramente, en estas jornadas constitutivas, múltiples ideas nacidas de la reflexión y la experiencia, van a enriquecer los estatutos, los principios y el programa de la organización revolucionaria del pueblo venezolano.



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Luis Vargas


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