Si alguna vez hubo un incidente que hiciera pensar al cantante Alejandro Sanz que el Gobierno venezolano le prohibiera presentarse en el Poliedro de Caracas, con la actitud del presidente Hugo Chávez y la carta publicada a título personal por el ministro del Poder Popular para la Cultura, Farruco Sesto, dirigida a Joan Manuel Serrat, creo que llegó el momento de disipar esas dudas.
Lo de Chávez no me sorprende y pienso que a ninguna otra persona, incluyendo a la gente de la oposición, que igualmente sabe de su honestidad y gallardía para asumir las dificultades.
Que Sanz cree que Chávez no lo dejó presentar en el Poliedro, bueno allí le colocó un reto para eliminar crispaciones: el máximo líder de la revolución le hizo un llamado al igual que a Fito Páez, para que se presenten en el Palacio de Miraflores e hicieran dúo con él y le digan al público lo que se les antoje.
Posteriormente, el ministro Sesto en una emotiva carta dirigida a Serrat, explica y permítanme compartir con ustedes, algunos extractos, por cuanto es clave para el esclarecimiento del caso: “…el incidente con Sanz se produce en un momento en el cuál el Poliedro acababa de cambiar de manos. Era una fundación adscrita al Ministerio de la Cultura y en esos días, se había concretado su adscripción al Ministerio de Educación Superior.”
“Fue cuando ante la solicitud de una compañía productora de espectáculos, la nueva autoridad decide no darle el visto bueno a la presentación de Sanz en el Poliedro. Debe quedar claro que en ningún momento se censuró su presentación, ni se le impidió presentarse en otro lugar, ni mucho menos la entrada a Venezuela.”
“El caso es que semanas después se superó el incidente y se autorizó su presentación en el Poliedro. Pero, en cierto momento, habiéndose comenzado incluso, a vender las entradas, al cantante ya no le pareció interesante o conveniente venir a Venezuela.”
“Luego, como en un coro bien dirigido, comenzaron a aparecer en el mundo las voces contra la censura en Venezuela, involucrando a Chávez que, me consta, no tenía arte ni parte.”
Particularmente opino que la propuesta del comandante es una forma sana de limar asperezas, que estoy convencido -y esto también lo plantean el Presidente y el ministro- forma parte de la guerra mediática que existe contra el proceso venezolano.
Es muy lamentable que se apunte a este sector, sabiendo que los cantantes son además embajadores de la paz ante el mundo. Ya en Venezuela vivimos una experiencia similar muy desagradable con algunos periodistas, que se olvidaron del oficio y se metieron a políticos y al final la población los trató como tal y sufrieron la violencia que en su momento las circunstancias trajeron consigo.
De manera que, sería muy doloroso que la presentación de un artista querido, se convierta en un mitin. Pienso y ojalá no lo tomen a mal, que este sector, independientemente de sus preferencias, se olvide de la política en el escenario.
Y es que no se ustedes, amigos lectores - y espero me excusen la impertinencia y el coloquialismo con que les hablo de un aspecto de mi vida - pero yo cuando tengo diez light entre pecho y espalda y me colocan a José Alfredo Jiménez, ese inolvidable cantautor mexicano, pareciera extrapolarme a sus tiempos y me veo de sombrero abriendo esas puertas de madera batientes de las cantinas, del brazo de esa María Félix bella de las películas. Ese éxtasis lo producen los cantantes. Aunque a veces, hacen llorar.
Amigos como el periodista Josué Carrillo y el chavista Germán Hernández, no pueden verme con la botella en la mano, porque me colocan el “Jinete” de José Alfredo, quien mejor la interpreta, en palabras de la fotógrafa Lorena Mavárez, una colega nativa de Dabajuro, estado Falcón, que la escucha completa de su celular, mientras retoca las imágenes del trabajo diario en la pantalla de su computadora, en un ejemplo manifiesto de la función de un artista.
Porque los cantantes son para relajarse, entretenerse, reír, gozar, gritar, llorar, en fin, hacer la vida más llevadera en algunos casos y no para diatribas políticas, así que actualmente, lo más saludable es apelar a la canción de José Luis Rodríguez, no importa cuál sea la posición de “El Puma” al respecto, que dice: “Agárrense de las manos/ Unos a otros conmigo/ Agárrense de las manos/ Si ya encontraron su amigo/ Juntos podemos llegar/ Donde jamás hemos ido...prácticamente lo que propone Chávez.
(*)Periodista
albemor60@hotmail.com