Hay un secreto a voces, que todos saben que existe, los conocen, los palpan , los ven, los sienten y hasta los huelen. Están allí, en su mayoría tienen nombres y apellidos. En otros casos se sabe hasta quienes los apadrinan. Se llaman infiltrados, tienen una forma de ser muy característica de su condición. Ellos impulsan y avalan la corrupción, no tienen escrúpulos, poseen una habilidad única para penetrar las esferas de poder de cualquier régimen o gobierno. Tienen secuaces, que una vez logrado el objetivo de penetrar el circulo deseado, establecen plataformas de apoyo a otros de su condición. Tienen un olfato para descubrir a otros que ya estaban pero que no se habían manifestado por no tener la suficiente habilidad y coraje para ejercer su vicio.
El infiltrado o corrupto, es un personaje que maneja a la perfección el lenguaje y el color de moda, es voluntarioso, sabe identificar al que tiene el poder real o a quien pronto (dada su característica), lo poseerá. Estos desviados sociales, tienen guarida en ministerios, en empresas públicas, en empresas privadas que se relacionan con el Estado, etc. Tengo conocidos que se desempeñan en PDVSA, en CANTV, en las empresas eléctricas del país, en los ministerios, el Seniat, hasta en los cuerpos de seguridad y orden público. Que manifiestan su rabia, en unos casos o, su impotencia en otros, cuando la injusticia se manifiesta al ser denunciados los infiltrados y la impunidad es la que reina. Los infiltrados están en altos cargos, en medianos y hasta en pequeños cargos. Conforman una red de sabotaje estratégica, al punto tal , que quienes son denunciados, generalmente; si la situación es muy obvia, son rotados de puestos a unos nuevos y mejor remunerados, por el contrario, quien lo denunció; es señalado y juzgado como traidor, es rebajado de puesto o, botado en el peor de los casos. Se da a veces, que hasta la máxima autoridad, acusa a los que pretenden adecentar la administración publica y denuncian a los corruptos, de señalarlos de agentes de la CIA, los mandan a callar o los califican de contra revolucionarios.
Los infiltrados o corruptos, cercan las esfera de poder. Las aíslan del grueso del pueblo o la militancia, adulan y alaban al jefe. Convirtiéndolo en ocasiones en arrogante y sobre seguro. Le hacen ver que es dueño y absoluto controlador de la situación, le presentan una realidad que se ubica en lo opuesto de la verdad. Todo eso hace que la moral y el ímpetu de lucha, se mermen, incluso algunos creyentes del proyecto se confunden, y caen en contradicción con la idea original, llegando a veces a renegar del proyecto revolucionario. Gracias al trabajo de destrucción y engaño de los infiltrados corruptos en las filas de base. Pero el peor daño lo hace precisamente la impunidad. La gente al ver que se roba, se trafica con influencias, se cometen todo tipo de actos inmorales, y no hay sanciones, pierde la fe y la confianza.
Se presenta a un enemigo externo como amenaza (que lo hay), pero no se hace nada en contra del peor enemigo, que es el interno, que es alimentado por el enemigo externo. Se hacen y rehacen propuestas al margen de la población, se dictan lineamientos y se crean cargos, ministerios y todo tipo de órganos burócratas, siempre al margen del pueblo. Se rotan funcionarios ineptos de ministerios a otros órganos o a embajadas, y no se renueva la plantilla de gobierno, pidiendo consenso al pueblo.
Confían en personas, a los cuales el mismo pueblo rechaza, se actúa desde algunos órganos de poder en contra de los intereses del pueblo y no pasa nada (véase el caso de Min Trabajo, solo por citar uno) ¿Entonces que es lo que está pasando? ¿Es o no es, un gobierno para el pueblo, con el pueblo y del pueblo?. Lamentablemente algunos corruptos infiltrados no necesitan volver. Por que en verdad nunca se han ido; se nos colearon y ”aquí los tenemos hoy” como lo dijo Alí, el cantor del pueblo.
javiermonagasmaita@yahoo.es
