La información y la receta también estaban en la portátil de Reyes, y el famoso guerrillero y que habría dicho: “Son las que más me encantan….” Las primera pruebas las presenció Patricia Poleo en una fábrica iraní que estuvo funcionando por un tiempo en Valle de la Pascua, y eran semi-ovaladas y brillantes. Ella asegura que si se colocaban sobre un plato de mondongo podían sostenerse por sí mismas en el aire, a tiempo que empaparse con el caldo. Después que uno engullía estos verdaderos “platillos voladores” se le iluminaban los dientes y se veía perfectamente cuando traspasaba el gaznate, bajaba por el esófago y estallaba en mil pequeños gránulos durante el proceso de formación del bolo alimenticio. A los que las engullían, y llevaban dientes de oro se les recomendaba recubrirlos con bastante pasta de gutapercha.
Los informes revelan que se digieren bien, pues la gente queda satisfecha durante una semana, eso sí con una especie de semáforo interior que se ilumina, con luces distintas, de acuerdo con los metales pesados a los se acerquen; si había mercurio la iluminación era roja; si plomo, verde, y para metales más livianos, amarillo.
Después de tragarlas se recomiendan unos cuatro tragos de aguardiente claro con sorbos de borojó. La leche en abundancia también se recomienda, pero con bastante jugo guineo. La llamada “reina pepiada con huevo de codorniz” con estas arepas, resultan fulminantemente letales, y sólo son recomendadas si inmediatamente se va a un combate. No es buena mezcla la del uranio con aguacate; se ha comprobado en los últimos estudios realizados por los equipos militares del ministro Juan Manuel Santos que producen diarreas infames.
Otro punto delicado es el relativo a las combinaciones de estas masas brillantes de harina de maíz con mariscos encebollados y pescados encurtidos. Producen pulverizaciones anales crónicas y los que lo consumen quedan echando gases sin parar por más de dos semanas.
Los soldados Reyes recomendaban comerse estas arepas con alubias negras con matanza, por la buena cantidad de hierro que éstas tienen. Esta combinación ferruginosa produce verdaderas armas letales (por los rabiosos gases intestinales) que provoca.
Los excrementos, mezclados con harta pólvora, podían se utilizados para hacer balas de uranio empobrecido o enriquecido.
Actualmente se está escribiendo un libro denominado “Dieta balcánica sin azufre”, en la que se mezclan admirablemente polvos de almizcle con fríjoles y rábanos, para producir las denominadas cápsulas mortales “pudri-anos” que salen hechas y listas para ser disparadas.
Por esto y muchas más informaciones reconocemos la altísima peligrosidad de estas armas letales en manos de las guerrillas de la FARC. Patricia, tienes razón: que cualidad inmensa la tuya, que las hueles a distancia.
Vainas.
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