La lista de Tascón fue la punta de un iceberg que aun no terminamos de ver. La idea de publicar los nombres de quienes firmaron la solicitud del revocatorio presidencial se convirtió en un glaciar que ha resistido cuatro años el recalentamiento del planeta. Fue tal el abuso, que Chávez "mesmo" mandó a enterrar la oprobiosa lista de marras. Pero todos sabemos que no fue enterrada. Desde su publicación todos los jefes y jefecitos pelaban por la lista para cualquier cosa… hasta para salidas a cenar, "no vaya a ser que esta tipa o tipo sea escuálida. Y me caiga mal la comida". Así estaba el país… ¿Así está el país?
Años más tarde se tran smitió otra gélida telenovela, que aun no termina. El Presidente decidió no renovarle la concesión al Canal 2. La decisión, anunciada equivocadamente meses antes, le dio tiempo suficiente a Marcel Granier para salir por el planeta a mentir. Que si la libertad de expresión, que si la novela de las 9, que si Radio Rochela. Galones de lágrimas corrieron por las mejillas rellenas de también galones de panqué. No hubo forma, no hay forma, de que la no renovación de la concesión se le dejara de llamar cierre. Era un argumento ansiado por la derecha para terminar de configurar el "fenotipo" de "gorila-dictador" destinado para Chávez. Argumento para justificar sin remordimientos el derrocamiento del Presidente. Chávez cerró, por fin, un medio de comunicación. Así pasará a la historia. No habrá recalentamiento global y local que pueda derretir esa mentira.
A estos dos casos agréguele una denuncia de asistencia obligatoria a marchas y tendrá un cóctel de antichavismo virulento. Perfecto para desprestigiar. Y esto es sólo una pequeña muestra de decisiones, de acciones, que no son achacables a la CIA ni al imperialismo. Son una muestra de los errores de cálculo, de metidas de pata "participativas y protagónicas". Son la punta de un iceberg que mucha gente ha visto. Que hemos visto. Que el país ha visto. Desde el sector oficial siempre se justifica diciendo que es "en defensa de la revolución". Supongo que quien tuvo la genial idea de trasladar al periodista Mario Villegas a la oficina del Seniat de Santa Elena de Uairén, lo habrá hecho también "en defensa de la revolución". Descabellada decisión.
* Periodista
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