Mario Villegas (MV), periodista trabajador en cargo no directivo del SENIAT, fue entrevistado en Globovisión donde expresó opiniones contrarias al desempeño del gobierno, lo cual no constituye en Venezuela delito de ningún tipo. Ejerció los derechos que le otorga la Constitución aprobada por este mismo gobierno. Inmediatamente después y en forma inconsulta, el Director del SENIAT decide trasladar a MV a Santa Elena de Uairén, lo cual es según nuestras leyes un despido indirecto y claramente corresponde a una retaliación política, indigna de un dirigente revolucionario con valores éticos y morales supuestamente opuestos a los de AD y COPEI en la cuarta república.
En los foros bolivarianos de Internet, la medida del SENIAT, denunciada y duramente cuestionada por el también periodista Vladimir Villegas, hermano de Mario, originó un extenso debate en el que aparecieron dos posiciones: Una de condena absoluta de MV y de sus hermanos defensores, a veces extendida al resto de la familia, y otra menos beligerante, tímida, contraria a la injusta medida. Fui quizás el único que intervino con frecuencia y fuerza contra la perversa medida y a favor de MV, a quien conozco como luchador honesto y revolucionario.
Mis argumentos han sido: 1. Su derecho a declarar lo que le plazca y donde desee, mientras esté dentro de la legalidad, incluso en Globovisión, pues el funcionamiento de esta planta se sigue permitiendo, a pesar de su participación en el golpe de 2002. 2. El caso no es igual al de Miquilena, Rosendo o Baduel, pues MV no es un alto funcionario gubernamental sino un empleado cualquiera y nunca simuló apoyo al gobierno ni engañó a nadie. 3. Es insólito que en un gobierno popular y revolucionario un dirigente abuse de su posición para hostigar y castigar a un trabajador. Esto lo hacían los adecos y copeyanos, a quienes siempre enfrentamos; esto lo creíamos erradicado con la llegada de otros valores, otra moral y otra ética. Esto, además, le hace mucho daño al proceso y conspira contra su éxito. 4. El caso no es como el de los empleados de PDVSA, quienes se paralizaron y sabotearon las instalaciones de la empresa, cosa que no ha hecho MV, y tampoco se trata de un trabajador incompetente, flojo o negligente. 5. Si existen necesidades en Santa Elena, Cabello debe ofrecer a los trabajadores con el perfil requerido esa posibilidad, pues sólo de mutuo acuerdo podía actuar, ya que no se trata de un cambio de oficina o dentro de Caracas, sino de un traslado a un sitio donde no se reside, que sólo se puede hacer unilateralmente en los casos tipificados en las leyes o si se es contratado con esa posibilidad escrita. 6. Los cargos que requieren personal que esté con el proceso son, en todo caso, los de dirección y los de confianza. 7. Que la gente defienda a su familia, sobre todo en ésta tan deplorable retaliación, es loable; perverso sería que por estar con el gobierno se permitiera el abuso de ese gobierno incluso contra la familia.
lft3003@yahoo.com