Hoy, Bobolongo saltó a rogarle a la Iglesia que le eche nísperos a la conjura mundial contra Chávez declarando a la Ley del Sistema Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia como violatoria de los derechos humanos consagrados en la Constitución. Corrieron él y equipo de calzones meados a buscar al Cardenal Jorge Urosa Savino a su casa, quien todavía estaba en calzoncillos, echado, viendo la telenovela “La Paloma de la Guerra”. Ante aquel pelotón de viejos calzones meados que precisamente venían de Mérida, el Cardenal prorrumpió: “¡Ave María purísima!, ¿qué pasa, es que ha caído el Mico?”
Bobolongo con su vocecita de nena compungida le chilló: "Cardenal, ayúdenos, péguese a los santos, haga una procesión, agite a todos los púlpitos y únase a la marcha que estamos organizando más feroz que la que organizó nuestro amado Goicochea. El único que controlará este proyecto es Chávez. Se podrán cometer todos los atropellos que países totalitarios como Cuba y Corea del Norte utilizan para reprimir a los ciudadanos y eliminar definitivamente la libertad de expresión y la libre publicación… Es la ley sapo, pues los venezolanos serán delatores obligatorios. Principalmente es una ley para implantar el miedo a los periodistas, que se sientan amenazados y perseguidos. Se puede detener a los periodistas, interrogarlos y hacerles juicio sin que se conozcan las pruebas. Es una legislación totalitaria; cualquier cosa es posible".
La vaina viene siendo muy bien sincronizada: en España responde el diario “El País”, en EE UU se hace eco “El Nuevo Herald” y en Venezuela resuena a los cuatro vientos la mierda entera de los afiliados a la SIP. Quieren doblegar a Venezuela, golpearla, guarimbearla, inventarle cuanta basura al partido RABO le pase por la cabeza, pero de antemano se quieren asegurar que el país tenga las manos atadas para que no se pueda realizar ningún tipo de investigación contra los autores intelectuales y materiales de crímenes pasados ni los que se avecinan con motivo de las próximas elecciones.
Si los paramilitares nos invaden, que el gobierno quede inmovilizado, amordazado; nada de perfeccionar nuestra labor de seguridad frente a las amenazas a nuestra soberanía nacional. Les parece muy bien al partido RABO la incursión de un avión estadounidense en territorio venezolano o la infiltración de la CIA para tratar de matar a nuestro Presidente.
El plan es muy claro: desde que ocurrió el 2-D, la orden del Departamento de Estado se fundamenta en la total inmovilización del gobierno en razón de la derrota inferida a Chávez; impedirle que pueda defenderse, que pueda aplicar ni una coma de su programa socialista, arrinconarlo y desarmarlo totalmente. Allí están las pequeñas acciones que ha pretendido tomar este gobierno en los últimos meses cómo han sido totalmente desconceptuadas y avasalladas por el partido RABO.
El ministro Chapín lo ha explicado claramente, que se está hablando de la seguridad de la Nación. Que si cualquier venezolano tiene conocimiento y se le pide un apoyo técnico está en la obligación constitucional de cooperar porque esto es corresponsabilidad de todos los venezolanos. Entonces el partido RABO salta y dice que quieren convertir a todo el mundo en SAPO, cuando son ellos los supremos sapos que andan con los micrófonos y cámaras metiéndoselos a todo el mundo para que cada cual se convierta en delator contra el gobierno. En denunciante pertinaz y sin control, sin escapatoria posible. Como los del partido RABO son lacayos de nacimiento ansían que no se aplique ninguna clase de sanción contra quienes cometan delitos contra la Nación. Todo el mundo recuerda la manera admirablemente aviesa, descarada, brutal como el partido RABO volvió un asco el caso del atentado contra Danilo Anderson, pero antes salvaron a los que dieron el golpe del 11-A, e hicieron lo imposible por endosarle al gobierno la masacre de Altamira, de apoyar a todos los saboteadores de la vieja PDVSA y a los malditos guarimberos. Ellos quieren que tengamos al gobierno más débil e indefenso del mundo, porque es una figura libremente aceptada en todos los códigos procesales en el mundo que el país debe tener mecanismos de inteligencia y contrainteligencia para la protección de sus más sagrados principios y valores republicanos. El partido RABO no quiere que Venezuela proteja sus secretos para entonces él hacer lo que le de la gana: liberar asesinos, protegerlos, destruir las pruebas, tergiversarlas y amañarlas.
El partido RABO está absolutamente convencido de que nadie está en capacidad de cometer delito alguno contra la Nación, porque cualquier crimen que se cometa contra el Presidente (y su entorno), contra el país, es honorable, válido, justo y glorioso.
El diario “El Páis” de España, enfiló sus sentinas contra Venezuela, y para montar su show se buscó a un tal Eusebio Ruiz, un técnico en mercadotecnia “que usa el metro de Caracas para ir a su trabajo, en la zona comercial de Sabana Grande”, y quien muy enterado de todo dice: "Hugo Chávez odia a Bush, pero ya se copió la Ley Patriota".
Es así como ahora se hacen las noticias. Se inventa un personaje que pasea por cualquier callejón del planeta y lo que dice este fulano es digno de un titular y de toda una enjundiosa teoría fenomenológica. “El País” sabe que en España el que diga Ñ contra los secretos del Estado lo siquitrillan; si decir dos pendejadas contra el muermo rey ya constituye motivo de sanciones terribles sin apelación de ningún tipo, ¿cómo sería su reacción si un medio allí intentara, como lo hace el partido RABO todos los días en Venezuela, cometiera atentados, guarimbeara, destruyera pruebas, apoyara golpes de estado, montara shows públicos con militares activos para tratar de alterar la paz pública, desconociera elecciones e inventara fraudes?
La mierda de “El País” ya está afirmando que la Ley de Inteligencia y Contrainteligencia que acaba de aprobar por decreto el presidente de Venezuela “obliga, bajo pena de cárcel, a cooperar con los organismos de seguridad del Estado”.
Añade: “Por ello, algunos le han encontrado similitud con la Ley Patriota instaurada por Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 como mecanismo preventivo contra el terrorismo. Otros, en cambio, la vinculan directamente a la influencia de Cuba, principal aliado de Chávez, y acusan al Gobierno de pretender convertir a todos los ciudadanos en confidentes de los cuerpos de seguridad. La nueva ley prevé utilizar a "las redes sociales y organizaciones de participación popular" como "órganos de apoyo a la actividad de inteligencia", lo que recuerda a los llamados Comités de Defensa de la Revolución (CDR) cubanos, previstos como mecanismo de control y represión. La negativa a colaborar con los organismos de seguridad puede acarrear penas de hasta cuatro años de cárcel.”
Pero la guerra mundial contra Venezuela es idéntica a la que desató contra Cipriano Castro en 1902. Los organismos de derechos humanos, como Provea, destacan que “la nueva ley ampara las violaciones del derecho a la defensa. No sólo eso; una parte de la ley exige explícitamente a los jueces y fiscales cooperación con los servicios de inteligencia, que ahora han quedado bajo el control directo de Hugo Chávez”. "Éste es un Gobierno que no cree en la separación de poderes", dijo ayer José Miguel Vivanco, director para América de la organización Human Rights Watch.
Por otro lado la cadena británica BBC corrió a entrevistar al defensor de CAP, Alberto Arteaga, quien de inmediato declaró: "El presidente está constantemente acusando a sus críticos de golpistas y proimperialistas, y eso me lleva a temer que esta ley pueda ser usada como arma para silenciar o intimidar a la oposición".
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