Parece ser que desde la primera derrota electoral sufrida por el Presidente Chávez el 2 de Diciembre de 2.007, negándole la aprobación del proyecto de reforma constitucional, por cuya derrota escribí que del apuro solo queda el cansancio, el gobierno ha venido actuando erráticamente, poniéndose en evidencia cuando adopta algunas medidas que, aunque pareciera necesarias, no fueron suficientemente discutidas, exhaustivamente analizadas y apropiadamente adaptadas a la idiosincrasia del pueblo venezolano. Examinemos 3 de estas decisiones: Nuevo Currículo del Sistema Educativo Bolivariano; Pago de las Empresas Televisivas Privadas del país cada vez que hicieran uso de la señal de la televisora del Estado, V.T.V.; y finalmente la Ley de Inteligencia y Contra Inteligencia.
El momento escogido para imponer un nuevo currículo escolar, no siendo éste suficientemente explicado, difundido, discutido, ni siquiera haberse buscado el apoyo del principal grupo político que apoya al gobierno, tal como aconteció con lo de la reforma constitucional, ocasionó que a los pocos días de salido el plan se echara para atrás; creyéndose transcurrirá mucho tiempo para presentarse de nuevo al país. El pago de las televisoras privadas por pegarse a la señal de la televisora del Estado V.T.V., tuvo que anularse por inconveniente y fuera de toda razón democrática, ya que si ese contacto servía para tomar el material televisivo y atacar al propio gobierno, ésto entra en el juego del libre ejercicio del periodismo; por lo que parece que alguien quería ser más papista que el Papa.
Por último, ¿Cómo es posible que a Chávez se le vaya entre las piernas un rolincincito al picher con eso de la Ley de Inteligencia y Contra Inteligencia? No, no, el Presidente Chávez tiene que ser sumamente cuidadoso al dar sus pasos, no debe dejar que sus subalternos hagan lo que a ellos se les ocurra, no, él debería tener un equipo multidisciplinario que sea el penúltimo peldaño en la escala presidencial por donde debe pasar todo, ya sea en lo social, económico, político o técnico, y por último, cuando algún documento llegue al Presidente, éste no debería apresurarse en dar su visto bueno sin siquiera leer el papel que tiene ante sus ojos, no, él debe tomarse su tiempo para asimilar su contenido y de esta manera evitarse el bochorno de tener que disculparse, tal como ha pasado cuando puso en vigencia y tuvo que derogar una Ley; consecuencia de la Ley Habilitante.
Tomando en cuenta solo estos cuatro asuntos expuestos, se ve a las claras que falta cohesión en el equipo gubernamental y ésto es inconcebible, pues se está por cumplir 10 años de la llegada de Chávez al gobierno y no puede ser que ahora se esté presentando estos trastornos, los cuales lógicamente perjudican el dinamismo del proceso en su búsqueda por una mejor calidad de vida para el pueblo. De manera que si se continúa errando en el manejo de la cosa pública se estará propiciando un mejor reagrupamiento de la oposición y a la vez desalentando la confianza por el gobierno de una buena cantidad de gente, pudiendo ésto permitir que una mayoría de venezolanos se manifieste contrarios al gobierno; lo cual sería funesto si eso ocurre cerca de algún acto eleccionario por la presidencia. No y mil veces no, no se puede seguir dando bandazos por todos lados, es menester ser muy prudente y certero, la cosa pública no se puede manejar a la loca, no, hay que aplicar en ello el razonamiento, la equidad, la justicia, y prever la utilidad que alguna medida gubernamental pueda traer para la causa y el beneficio del pueblo en general.
Hay que estar muy alerta de la gente que pregona un chavismo sin Chávez, por eso las 4 pifias enumeradas cometidas tan solo en el transcurso de 6 meses reviste mucha gravedad, pues pudo haber producido un fuerte deterioro en la marcha del movimiento liberador de la revolución bolivariana. El Presidente Hugo Chávez debe dejar la implementación de ideas improvisadas, porque algunas de ellas pueden ser contraproducentes al estudiarse a fondo y siempre hay que sopesar los pros y los contras que pueden tener al ponerlas en prácticas; aunque a simple vista parezcan ser muy buenas. No, no, es hora de ser más analítico que audaz.
José M. Ameliach N. Junio de 2.008
joseameliach@hotmail.com
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