El fracaso del "reafirmazo" partió en tres a la oposición


En la madrugada del Martes 2 de diciembre, ya El Nacional anunciaba en un gran titular de primera pagina que la oposición había logrado contabilizar 3.8 millones de firmas, mientras que El Universal mostraba una mayor cautela y solo se refirió a que "La derrotada fue la violencia."



La fanfarronería de El Nacional y la cautela de El Universal se expresa también en la actitud de los dirigentes de la oposición, quienes detrás de las cámaras protagonizan una dura lucha por el control de la llamada Coordinadora Democrática. En este sentido, Enrique Mendoza, quien dirigió el proceso de recolección de firmas contra el presidente Chávez, anunció en tono amenazante que "el pueblo no permitirá maniobras para torcer su voluntad" y así se lo ofrece El Nacional a sus lectores en la primera pagina de su edición del 3 de diciembre. Las amenazas de Mendoza contrastan enormemente con la actitud de prudencia asumida por Henrique Salas Römer, quien además de rebajarle un millón de firmas a la cantidad ofrecida por Mendoza y El Nacional, ha permanecido reticente a explotar su imagen en medios distintos a El Universal, y a retratarse en publico con el G5, convirtiendo a este neo-cogollo puntofijista en una suerte de G5 –1.



Esta situación, un tanto tragicómica, demuestra que además del sector abiertamente golpista encarnado por el mal-llamado "Bloque Democrático" y el grupo paramilitar de la Plaza Altamira, otras dos corrientes que hacen vida dentro de la oposición lideradas por Mendoza (El Nacional) y Salas Römer (El Universal) comienzan ha tomar posiciones disímiles frente a los resultados del "reafirmazo." Mientras la actitud de Mendoza y sus secuaces es de evidente tensión ante el inminente anuncio de fracaso por parte del CNE, Salas Römer espera pacientemente el descalabro de la oposición para tomar las riendas de la llamada Coordinadora Democrática de cara a las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores. Esto ha obligado a Mendoza y El Nacional poner en marcha una campaña mediática dentro y fuera de Venezuela que presente a la oposición como el gran triunfador del "reafirmazo", lo cual les permitiría atacar las decisiones del CNE que contravengan su estrategia virtual.



De acuerdo a la periodista Stella Calloni, enviada especial del diario La Jornada de México (3 de Diciembre de 2003), "El Nacional [Jorge Olavarría] sostiene que el Consejo Nacional Electoral debe estar ‘advertido’ de que si a un ciudadano que ejerce un derecho se le anula su expresión manifestada en la firma, ‘ello no mata la voluntad que lo llevó a firmar. Negar arbitrariamente un derecho ejercido pacífica y lícitamente es peligroso. Hacerlo en magnitudes tales que las anulaciones lleguen a ser suficientes para revertir el enorme exceso del mínimo requerido es abrir las puertas al derecho a la rebelión… Si el CNE hace lo que no debe hacer y atiende sumisamente el absurdo alegato de megafraude, atiende las sinrazones alegadas y paraliza el proceso, la responsabilidad histórica de lo que suceda caerá sobre sus hombros y el golpe de Estado que con ello se iniciará llevará a la activación de los mecanismos de la Carta Democrática Interamericana.’"



A esta vulgar amenaza contra al orden institucional se le suma la clara provocación de la Policía Metropolitana y las brigadas de Bandera Roja y AD en el centro de Caracas, muy cerca del CNE, con el solo objetivo de desencadenar angustia y zozobra en la población venezolana, lo cual le podría abrir las puertas a un golpe mediático, al mejor estilo del 11 de abril de 2002, que logre deslegitimar al presidente Chávez y evitar que se desarrolle el proceso de verificación de firmas que decrete el fin de Mendoza, El Nacional y sus mas connotados aliados de la derecha reaccionaria.

(*)Internacionalista



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Antonio García Danglades(*)


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