Ardía el país de escándalo en escándalo, y no eran artificiales ni montados en laboratorios como ahora. El que levantaba más revuelo era el de una foto en la que aparecía Eduardo Fernández al lado del poderoso narcotraficante Genaro Scaletta. ¡Ave María purísima! La Iglesia no decía ni pío. La Conferencia Episcopal estaba de parranda. La Academia empollando butacas, las universidades autónomas chamuscadas con huelgas (de cerebros caídos) de hasta seis meses. Los muchachos sin clases porque los maestros llevaban tres años sin aumento de sueldo. Los pensionados muriéndose en los hospitales sin médicos ni medicina. Todo el mundo parado como una momia. Qué bello era todo. Claro, Scaletta estaba financiando la campaña electoral de los socialcristianos, entonces Ramos Allup soltó la lengua para ocultar cómo el Cartel de Medellín les pasaba dólares a su partido, y pidió que se investigara a Eduardo. Pero no se podía porque todos los jueces estaban corrompidos liberando ladrones y protegiendo “mulas”, cocaineros y magnates de la droga. Chivo Negro, profundamente indignado salió a defender a su candidato verde y gritó: “que no se olviden que CAP tiene rabo de paja, porque el narcotraficante Favio Ochoa le regaló un pura sangre. CAP es un personaje profundamente inmoral, y al c. de tu m. Henry.” En aquellos tiempos los adecos se lanzaban duros contra los verdes, aunque sean la misma gente. Henry le contestó a Óscar Yanes: “¿Cuánto estás recibiendo, Negro?”, a lo que el Chivo le replicó: “Tú eres puro caliche; tú eres un calichoso. Tú montaste un caliche con esa vaina de que Eduardo está metido en el narcotráfico, pero lo que debes hacer es explicar los nexos de CAP con el Cartel de Medellín. ¿Es que acaso tú también cogiste tu parte en lo del caballo?”
Henry le respondió: “Más será la tuya, y CAP ganó en buena lid, y será Presidente hasta que te mueras.”
Y este Chivo que nunca se devuelve, aunque recula, se le fue por la tangente: “CAP tiene que explicar su robo con lo del Sierra Nevada, y el contrabando que nos metió con un Mercedes Benz. A Pérez lo condenó el Congreso y la Comisión de Ética de AD; es un bandido y tú un desvergonzado que se arrastra como un perro.”
Aquella pelea se daba en pleno Congreso de la República, y todo el mundo sabía que Chivo Negro era un pobre y vil palangrista al servicio de la Cadena Capriles, y Ramos Allup también le sacó la madre. La verdad es que tanto COPEI como AD estaban siendo financiados con el negocio de la droga, y el país todo andaba consternado y sin poder hacer nada. Todo lo que hacía Henry era responder: “Más calichoso serás tú, Chivo Negro, porque yo siempre me he mantenido con un tono sobrio y de altura en todos los debates públicos, pero tú eres maula que come en cuatro manos lo que te pone Capriles y su mafia. Tú estás sangrando por la herida. Tú no tienes estatura para discutir conmigo. Tú toda la vida has sido un sucio y un deslenguado y por esos te mantienes en lucha política, porque eres un ramplón. Tú dices que soy un caliche, ¿y acaso no es calichísimo lo del Sierra Nevada? No seas tan bolsa y ridículo. Yo todo lo que sostuve contra Eduardo Fernández en el Congreso lo acompañé de su correspondiente prueba documental; eso nadie puede desmentirlo; es veraz y verídico; las pruebas están consignadas ante un tribunal que preside el doctor Félix Sucre. Eso nunca lo podrá desmentir COPEI. Ahora están tratando de que el tiempo borre la impresión dejada durante mi intervención en el Congreso. Cállate. No insultes. Además no fuimos nosotros los adecos, los que denunciamos los vínculos de Eduardo con el narcotráfico. No. Fueron los mismos copeyanos. Fueron Oswaldo Álvarez Paz, Rafael Caldera, Godofredo González y Pedro Pablo Aguilar. Ellos eran los que constantemente se andaban preguntando de dónde sacaba tanta plata Eduardo para su campaña. Ellos fueron los que le advirtieron a Eduardo de que se anduviera vinculando con tipos como Javier Uzcátegui Briceño. Eduardo debería explicar esa reuniones que mantuvo con algunos cubanos en Miami, que todo el mundo sabe que son narcotraficantes.”
Pero la cosa no terminó allí, en la siguiente sesión Kid Chivo Negro le cayó a piñas al diputado Homero Parra a quien acuso de andar en tratos con el narcotraficante Tony Canaves, y le gritó en pleno hemiciclo: “Tú te compraste una narcoquinta de 22 millones de bolívares.” Entonces el adeco Parra le mentó la madre.
Eso pasaba en aquellos tiempos, divinos, pulcros y transparentes. En los que no existía el odio chavista, cuando no estábamos divididos por el oscurantismo plebeyo de los bolivarianos; cuando la inseguridad nos colocaba en el primero lugar del planeta. Cuando la autoestima estaba por el suelo y Caldera decía que había que recogerla una cuchara. Cuando la frustración nos tenía cogidos por los aguacates, y en las Iglesias todo el mundo andaba feliz porque pasaban el cepillo de lo lindo por Miraflores. Qué tiempos.
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