La Revolución cubana y su referencia en la Venezuela de los 60

En conmemoración del glorioso 26 de julio es bueno recordar algunas enseñanzas de lo que significó para los revolucionarios de América latina, y en especial para Venezuela, este faro, muy particular, que ha sido la Revolución cubana.

El polo de referencia de la revolución cubana y la tesis del foquismo de Regis Debray influye en el movimiento revolucionario de los 60 en distintas formas. Cuba representó el primer logro socialista en América Latina, en pleno comienzo de la efervescencia popular venezolana, aparte de la gran ayuda prestada por esta isla al proceso venezolano en todos los aspectos. Así, el fenómeno cubano influye en nuestra izquierda, en primer lugar en las posiciones inmediatistas de ver la revolución a la vuelta de la esquina; sin delinear una estrategia prolongada, sin fortalecer los instrumentos principales de toda revolución se lanzaron a una lucha frontal, en la cual al pasar el flujo de masas se produce la desesperación. En tal proceso de aislamiento con las masas se oficializa, con sus variantes, la tesis foquista en Venezuela. Se toma como referencia, conciente o inconscientemente, al ideólogo Regis Debray. Este autor francés plantea las posiciones más extremistas para resolver el problema latinoamericano.

En la tesis del pensamiento debrayano está la concepción de una revolución única en toda América Latina, con una táctica y estrategia política comunes e incluso con su centro de dirección latinoamericano porque “la falta de un centro revolucionario puramente latinoamericano provocó la polarización casi automática de los movimientos de liberación obreros entre los centros reconocidos, sea Moscú o Pekín” (Debray, Regis. Ensayos latinoamericanos) Debray considera que la revolución cubana es “una correlación global de fuerzas donde todo desequilibrio que afecta a una de las 20 naciones del continente, afecta también a las otras 19” (Idem, p. 185)

Debray subestima el elemento urbano y sobrevaloriza al campo; llega a la conclusión de que la clase obrera no puede tener la dirección del proceso. Tampoco toma en cuenta al partido del proletariado, cuestión de principio para los revolucionarios guiados por la concepción leninista: “Una lucha de liberación nacional sobre la base antiimperialista no puede ser llevada a cabo bajo la égida del marxismo-leninismo y de la clase obrera en las condiciones latinoamericanas caracterizadas por la existencia de una clase obrera numéricamente poco elevada, con frecuencia penetrada por el reformismo y aristocratizada de hecho por los salarios relativamente elevados que se pagan en las grandes empresas extranjeras y nacionales. En cuanto al Partido se formarán y seleccionarán sus cuadros a través de la promoción natural de la lucha de liberación tal como ocurrió en Cuba” (Idem p.93)

De esta manera Debray realiza una copia mecánica de la revolución cubana, y la expone como tesis para los demás países. Pedro Ortega Díaz ilustra el pensamiento debrayano de la siguiente manera: “Si en Cuba la guerrilla se hizo sin Partido ¿Por qué se necesitan partidos en otras partes?. Si los de la Sierra no sabían marxismo ¿Por qué deben saber marxismo los otros guerrilleros de América Latina?. Si Fidel no hizo alianza sino al final, cuando “ya era fuerte” ello nos indica en forma evidente que no hay que buscar alianza al principio, si en Cuba el partido salió de la guerrilla pues es la ley del desarrollo en Latinoamérica y si el marxismo-leninismo no lo concebía así, pues este es el aporte al marxismo-leninismo” (Ortega, Pedro. América Latina realidad y perspectiva, 1969, p. 49)

La puesta en práctica de esta tesis en Venezuela presentó variantes pero en el fondo se nota la permeabilidad a estos planteamientos en las organizaciones insurgentes del momento.. También el foquismo se manifestó en:

La columna guerrillera como foco de formación del Ejército Popular.
La teoría del detonante: acciones ejemplarizantes de la vanguardia para que las masas se incorporen espontáneamente al proceso. (Teoría de la chispa que enciende la pradera)
La subestimación al Partido como sucedió en el douglismo FLN-FALN, en donde “el partido era el fusil”.

La subestimación del trabajo de organización de las masas.
El personalismo “caudillista” como antítesis del Partido.

Repercute también en la formación de los cuadros, en cuanto a la separación mecánica entre estrategia y táctica, y el cuadro especialista y parcelado. Este militante era el especialista en organización sin conexión real con las masas y sus problemas, incapaz de desenvolverse entre ellas y sin relación alguna con la lucha armada; en segundo lugar el especialista político y de masas sin vinculación con la organización clandestina ni con la lucha armada; en tercer lugar el especialista militar sin vinculación con la organización ni con las masas y su problemática. (MIR. “Ponencia para la tercera conferencia: El foquismo en la formación de los cuadros revolucionarios”, mimeograf. 1968, p. 18)

Son lecciones que nos dio la historia que necesitan ser superadas en las variantes del hoy. Ellas costaron muchas vidas, casi una generación, aparte del encapsulamiento del Movimiento Revolucionario, en relación con la dinámica popular, por mas de tres décadas. Cuba Es una particularidad. ¡Viva Cuba Socialista!

pompiliosanteliz@hotmail.com


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Rafael Pompilio Santeliz

Doctor en Historia. Profesor de la UBV. Trovador, compositor y conferencista. Militante de la izquierda insurreccional desde el año 1963. Presidente de Proyecto Sueños Venezuela en el estado Miranda y Vicepresidente de la Fundación Gulima, Radio comunitaria en San Antonio de los Altos.

 pompiliosanteliz@hotmail.com

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