La modalidad como se adelantan los procesos culturales en Venezuela ha estado fundamentada en la acción gubernamental. La mayoría de las veces en políticas centrales. En cierta manera es el camino adecuado ya que no en todos los espacios geográficos sus moradores –aún cuando sobren creadores–están en capacidad de adelantar esquemas de desarrollo propios.
Políticas que, por supuesto, no solamente incluyen las capacidades intelectuales y culturales de personalidades –hay muchas– que hacen vida activa en esas regiones, zonas, entidades, sería sencillo, sino que requieren de una infraestructura integral para hacerla efectiva. Por lo menos, viable.
Muchas descentralizaciones han fallado.
Vale recordar, por ejemplo, que la política de abastecimiento de agua potable, según la legislación todavía vigente, debe ser regida por las municipalidades. Sin embargo, fue necesario crear un organismo al efecto que se llamó Instituto Nacional de Obras Sanitarias, INOS, que se quedó atrás y progresivamente lo desmembró la IV república.
El problema del agua es tan importante que no se ha entregado a las municipalidades, con contadas excepciones, sino que, además, aún descentralizándolas en las llamadas Hidros, no ha sido posible lograr su total solución. El problema eléctrico es de emergencia nacional, y será hasta que el Presidente Chávez le meta la mano. Es quien lleva la revolución en la espalda.
Algo parecido con el sector cultural. La cultura, en general es, talvez, el aspecto más importante, primordial para el desarrollo de una nación. Más si se quiere que sea menos alienada, no tan globalizada, como la que estamos tratando de robustecer en nuestra querida Patria.
En las Direcciones estadales de Cultura regularmente no existe una planificación integral. Queda a disposición de los planes que defina algún representante de la cultura seleccionado para gerenciarla. O sea que queda al libre accionar de personas destacadas en algún género cultural: teatro, pintura, música, etc., la mayoría de las veces con una visión en su área especializada, pero débil en las otras. Además, con contadas excepciones solicitan apoyo.
Ninguno quiere trabajar en equipo sino ganar loas y reconocimientos individuales. Muchos, favorecer a los suyos y, algunos, lucrarse.
Es más, en la mayoría de los casos de funcionarios de alta jerarquía, directores los más, no sólo no aceptan sino que rechazan cualquier asomo de ayuda por parte de quienes pudiesen hacerlo con respeto y sentido de responsabilidad compartida. No lo aceptan. Piensan que el “ayudante” pudiese lucir un poco más y... ¡Es una lástima!
Entonces, si sumamos la falta de una Planificación basada en la participación multidisciplinaria con la incompetencia debido a factores diversos, resulta una actividad ineficiente. Estancada. Tradicionalmente detenida.
Peor cuando son directores improvisados.
Otro esquema que consideramos no muy adecuado, menos en estos tiempos de Revolución pacífica, es el concepto de darle a las poblaciones “Pan y Circo”, por muchos censurado. Menos recomendable cuando la acción “circense” se corresponde a programaciones con elevados costos. Y, por el contrario, acentúan el permanente descuido de no incorporar nuestros valores regionales en todos sus niveles y sectores.
De ahí que gran parte de nuestros creadores ha envejecido esperando por reconocimientos más sustanciosos que un esporádico homenaje.
Con humildad lo agradecen, y al final son los gobernantes los que se favorecen con ellos.
Numerosos espectáculos, generalmente costosos, consideramos que deben quedar en manos de los favorecidos. ¿Quiénes son los favorecidos? En nuestro estado Anzoátegui, por sus características y atractivos turísticos, recaería en los dueños de hoteles, restaurantes, discotecas y negocios de todo tipo (Joyerías, tiendas de souvenir, etc.)
El Estado puede contribuir a organizarlos, apoyarlos con alguna permisería, seguridad, promoción, etc.
De la misma manera lo hemos sugerido para las fiestas carnestolendas.
El turismo es un elemento importante para la economía de una región y lo consideramos responsabilidad de todos los participantes, gobiernos y “favorecidos”. Pero la cultura, que tiene que ver con la formación y afianzamiento de trascendentales valores humanos, sí es una responsabilidad específicamente de los gobiernos estadales y locales, aún se involucren algunos pocos sectores privados.
Claro, amigos lectores de Aporrea, por eso también tenemos una gran deuda social en lo cultural. Debimos formar al venezolano del Siglo XXI. Hombres y mujeres integrales. De cara a todos los retos. Con nuestro proceso revolucionario, apenas estamos comenzando.
Durante la etapa de la democracia representativa y bobalicona –recalco– no lo logramos. (45 años perdidos)
Hoy estamos empeñados y obligados a realizarlo. Por lo menos para la próxima generación (20 o 25 años) y dentro de los lineamientos que establece nuestro proyecto de País, el cual está en marcha, plasmado en nuestra hermosa y novel Constitución.
Tenemos una ventaja. En estos 10 años hemos avanzado en la organización de las comunidades. Cada vez sus integrantes están más concientes de su obligación de ser partícipes y protagonistas de esta fresca y activa democracia, nuestra Revolución. Ahora socialista. Que implica, equilibrio y humanismo.
El ser humano como centro de atención.
Para continuar en la construcción de esta sociedad socialista a la venezolana, sin miedos, independiente, endógena, hemos propuesto que la cultura debe llegar a cada comunidad. Desprendernos de las élites. Hasta de los intelectuales de izquierda. Al igual que de derecha, se mantienen en sus élites.
Quisiéramos ver a nuestros intelectuales, además de estar en los medios de comunicación y en las premiaciones, además de su valiosa participación con sus escritos y libros, los queremos haciendo presencia ejemplar en las comunidades, en los Liceos, etc. Serían tremendos estímulos que se encuentran ocultos para las clases populares. Intelectuales de un socialismo activo.
Con relación a la Literatura, consideramos que el esfuerzo del gobierno, liderado por el Presidente Chávez, de publicar y regalar millones de libros producidos por las diferentes casas editoriales del Estado, no es suficiente.
No pueden quedar adornando humildes estanterías en las casas de los barrios, como lo hacen las lujosas ediciones del pasado promocionadas por instituciones financieras, trasnacionales petroleras, e inclusive de la vieja Pdvsa, y que sus brillantes lomos adornan amplias bibliotecas particulares, sin siquiera ser leídas por los grandes ejecutivos.
Estimamos conveniente que esos extraordinarios obsequios masificados, entregados generalmente en las plazas Bolívar de cada población, deben orientarse a centros específicos.
Fíjense, lo que normalmente se plantea, manteniendo el concepto elitista de la cultura, es la construcción de especies de templos para la cultura, “la casa del escritor”, “la casa de la poesía”, “la casa de las letras”.
Nosotros consideramos que en cada barrio debe existir una casa de la cultura.
Y que no es necesario construirlas. Simplemente vamos a habilitar a todas las escuelas, todos los colegios y liceos, para esos nobles fines.
En vez de honrar la memoria de un célebre hombre o mujer de las letras, que aunque lo merezcan excluye a otros de igual valía, nos permitirá homenajear a muchos más dando nombres a cada una.
Serán espacios dinámicos para compartir narración, poesía. Y ampliando el espectro, para la pintura, la escultura. También para la música, la danza, el teatro, etc. Hasta para la artesanía.
Volviendo a los libros, deben engrosar las bibliotecas estudiantiles, y comunitarias. Crearlas. De acuerdo a una dinámica determinación y elemental planificación cada noche y los fines de semana involucrarán a los miembros de las comunidades para generar lecturas en grupo. De autores y propias.
Consideramos interesante que los facilitadores sean algunos maestros y profesores voluntarios, pero sobre todo estudiantes que se formen al efecto.
De ahí el efecto progresivo dentro los habitantes que se incorporen, que esperemos sean todos.
Esta sugerencia debemos llevarla a las artes plásticas, y a las otras corrientes artísticas. Generaremos jurados y premios populares.
Recuerden, amigos, la cultura es y debe ser de todos y para todos.
Es la única manera de llevar espiritualmente armónico este tránsito terrenal. Lograr una vida ajena a asuntos intrascendentes. Pegados a televisores recibiendo, salvo de los canales del Estado, veneno puro e informaciones contrarias a la formación de valores fundamentales.
Debemos inclusive, reducir los excesos de consumo de todo. Al final tendremos salud mental y ahorraremos dinero.
Luego del éxito de nuestras Misiones educativas, es importante familiarizar al hombre, a la mujer, a los ancianos con el hábito de la lectura comprensiva. Podrán analizar las obras. Conocer a sus autores.
Como todos tenemos una gran carga negativa del pasado, estimamos que la proyección hacia un país evolucionado requiere que se masifique la cultura desde los institutos educacionales.
Estamos convencidos, plenamente convencidos, que dada su importancia, la cultura debe tener una obligatoria inclusión en los pensa de todos niveles educacionales de una manera constante y en cada nivel. Nada de una materia un solo año.
Así lo hemos planteado en nuestras PROPOSICIONES EDUCACIONALES con la intención de aportar unos elementos para la discusión.
Me despido con mi variante a nuestro lema de batalla:
¡Patria, Socialismo o muerte! y si trabajamos por la cultura, si actuamos decente y solidariamente, si los funcionarios trabajan con eficiencia, seguro que ¡VENCEREMOS
(*) Ing. civil, ambientalista, escritor.
edopasev@hotmail.com