Está próxima la aparición del libro “El socialista arrecho”, que trata de un venezolano, quien sin que jamás lo haya dicho resulta un verdadero socialista; pero el pobre lo que consigue a su paso, en todas las dependencias del Estado, en el PSUV y en cuanto asamblea o reunión participa es a gente que de socialista no tiene nada. El protagonista se llama Juan de la Mecha, y pareciera que anda amargado, deprimido y angustiado, y no se guarda para nada sus palabras cuando tiene que reclamar algo, cuando se harta de ver tanta hipocresía en los que para todo mientan la palabra “bolivariano” y “revolución”, y aquellos a los que él le ve las agallas de zamuro que andan desesperadamente buscando cuidar carne.
Juan de la Mecha es una especie de Don Quijote, solitario y vola’o que aunque manda al que lo merece al diablo, no deja de hacer su trabajo socialista. Nunca pide ayuda, sino que hace. No da discursos en reuniones sino que reclama por qué no se avanza en nada de las cosas que se hablaron hace años. Juan de la Mecha ha hecho de carpintero, de fontanero, albañil y barrendero cuando ha sido necesario que alguien asuma alguna de estas tareas pero nadie da la cara. Juan de la Mecha no ha tenido tiempo para marchar, porque siempre está ocupado en algo creativo o en algún servicio social. Lo han invitado a marchar, y él ha contestado: “Que marchen los que no tienen algo más importante que hacer”. Le pidieron un día que fuera “vocero” de su comunidad, y entonces respondió: “¿Y entonces quién se encarga de todo lo que yo hago, porque jamás he conseguido a un suplente porque todos están “ocupados” aunque usted nunca los encuentre haciendo algo que valga la pena?”
Juan de la Mecha no tiene dónde caerse muerto y jamás le ha pasado por la cabeza pedir una casa para él. Pero es increíble, que teniendo tan poco sea de los que más se ocupe de los que viven en la calle, siempre dándoles comida, llevándoles algo para que mitiguen un poco la miseria. Juan de la Mecha dice que todos los mendigos que andan por ahí pidiendo están pagando por los que tiene demasiado. Y él se lo dice en su cara a la gente pudiente: “Mira lo que tú haces, esa es tu obra, lo que a ti te sobra él lo padece”.
Claro, dicen que Juan está loco, que Juan es grosero y falta de respeto, y quienes menos le quieren son en ocasiones algunos que se dicen chavistas: “Ya llegó Juan, me voy”, suelen decir ciertos altos funcionarios del gobierno cuando lo ven aparecer en alguna reunión o asamblea.
Un día quise entrevistar a Juan para el semanario El Paso de Los Andes. Venía Juan con un saco al hombro bajando por la Calle Dos Lora, y le grito: “Mira Juan, para digas unas palabras para el semanario…”, y no me dejó terminar: “Te equivocas, yo no declaro”.
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