La democracia y la libertad en Venezuela

Partamos aquí indicando que no tenemos idea si en algún país sucede lo que pasa con frecuencia en Venezuela. Expliquémonos. El Estado venezolano, a través de varios organismos públicos, edita libros con distinta temática. Por ejemplo, por ir a quienes son conocidos por estar en páginas muy visitadas de internet, tenemos dos libros de Pascual Serrano. Hay uno que tengo en mis manos, muy bueno realmente, de Vicente Romano y otro de Fernando Buen Abad Domínguez, y así un amplio catálogo que abarca filosofía, literatura y otros tópicos que sin duda educan.

Muchos de esos títulos los obsequian, uno por ejemplo es el que aglutina todas las ponencias expuestas en el simpósium sobre terrorismo mediático realizado este año en Caracas. Son muchos títulos y dudamos que haya incluso en el gobierno, persona que conozca todos los editados. Sobre el que se vende -para que tenga una idea quien lee fuera del país-, su precio es un aproximado a la quinta parte de un atado de cigarrillos y menor que el de una cerveza. Se deduce de lo afirmado que no existe aquí excusa para no leer. Y la gente aprovecha y lo hace. Ya hoy no es raro ver personas con algún libro en las manos leyéndolo en el Metro, tomando un café o en cualquier ocasión propicia para hacerlo.

Luego tenemos las publicaciones muchas de ellas semanales que analizan lo que acontece en el país, pero también lo que sucede en el exterior. Hay un ímpetu por la lectura bellísimo. Es maravilloso ver cómo expresa su admiración quien descubre a través de ella cosas que hasta antes de acceder al libro o al periódico ignoraba.

Es estupendo cuando en una zona popular, alguien en un análisis sobre el mundo y la posibilidad de que la nación por antonomasia agresora perpetre una vez más otra; alguien destaque la importancia en la defensa del país a ser atacado, del bloqueo de un estrecho que conmocionaría al mundo. Otra de las cuestiones que aparecen diariamente en los debates políticos es lo que atañe a la región del Cáucaso y la franca, oportuna y contundente aparición de Rusia en Georgia y en el mundo.

Como puede apreciar el generoso lector, hay un manejo de la información que produce un debate enriquecedor que se acrecienta en forma constante. Por si lo señalado fuera poco, el canal del Estado ha repuesto DOSSIER, programa de análisis internacional conducido por uno de los mejores moderadores en este tipo de temática; ha creado dos programas más también de excelencia: uno TVFORO que ha tratado sobre racismo, Bolivia y el último la semana pasada, sobre Narcotráfico. Abundando todavía más, también en el mismo canal pusieron en pantalla otro sobre Sexología que permite percibir el tipo de Televisión que un país requiere para su desarrollo.

Sin embargo, si nos atenemos a lo que nos dicen los visitantes que manifiestan representar alguna organización, de nada nos han servido los libros, revistas y periódicos, pues resulta que aquí no tenemos libertad de prensa, que se persiguen periodistas, que el Poder Judicial es dependiente de la voluntad de Chávez, que no existe espacio para la oposición, y que tampoco el sistema asumido en el país es democrático y todo un sinfín de cosas más que realmente pese a lo que nos informamos, desconocíamos. ¡No sabíamos todas esas cosas que nos ¿afectaban?!

Tal vez sea por esa, nuestra graciosa ignorancia de todos estos males que padecemos, que no solo no estamos asustados sino que es peor todavía: cantamos, bailamos, reímos y confraternizamos constantemente. El otro tipo de visitante, el que lo hace disfrutando unas vacaciones, siempre destaca en sus observaciones que el venezolano es un tipo alegre, cordial, buena gente. Y generoso. Dicen, que es una persona feliz. Y en efecto, en general el venezolano es una persona feliz.

Agradezcámosle a la Providencia tan sano regalo, esta tan grande y ¿docta? ignorancia con la que nos dotó la naturaleza y que recién descubrimos que poseíamos en inmensitud, por nuestros visitantes que nos la señalaron, y que era la que nos impedía conocer los males que nos azotan. Ahora es que sabemos por ellos, que Chávez está desarrollando un proyecto totalitario que lamentablemente, para nuestro perjuicio no nos explican detalladamente en que consiste, para que al conocerlo podamos al fin y de una buena vez, asustarnos. Presumimos por las vaguedades que expresan, que darán por entendido que nosotros sí sabemos cual es el plan. Desde aquí les confesamos que están equivocados, que no lo conocemos.

En Venezuela, de repente uno prende la máquina de fabricar mentiras, sandeces y bobos en la mañana, al mediodía, en la tarde y en la noche y se encuentra con un personaje que por su forma de hablar entendemos enseguida que no es venezolano, soltando sus ramplonerías sobre el país.

Pero también a veces, vemos micrófonos en ristra en lo que se ve es la cobertura de una conferencia de prensa, recibiendo los denuestos que emite un forastero contra el país del cual es extraño, sin encontrar freno que se lo impida. Nos dicen siempre en estos casos, que aquí no hay democracia, que no existe la libertad, ni separación institucional y que todo el poder está concentrado en las manos totalitarias de Chávez. Sin embargo este visitante, acogido por la generosidad de la nación que no le ha presentado ningún impedimento a su ingreso y le ha permitido decir los disparates que quiso de la situación interna del país, sale para donde sea sin siquiera una advertencia de las autoridades del abuso que perpetró en Venezuela.


Este año estuvo por ejemplo la SIP indicando que no había en el país libertad de prensa. Todos los medios lo reseñaron. No se vieron cohibidos al expresarse en la semana que estuvieron. Transitaron sin ningún impedimento por cuánto lugar quisieron sin encontrar una traba que se los dificultara. Extraño país, sin duda, este donde no existe la libertad. También lo hizo la gente de Reporteros Sin Fronteras que llegó, convocó una rueda de prensa, vomitó contra el país, cobró la cifra que acordó (no hacen nada si no hay moneda de por medio como mercenarios que son), recogieron sus petates, se montaron en el avión y se fueron sin nada que se lo haya impedido.

No somos abogados pero comprendemos que en la legislación del país que sea, estará establecido con suficiente nitidez que no le está permitido al extranjero, participar en la política interna. Ni siquiera en la condición de residente. El migrante que llega a radicarse en otro país y luego contrae matrimonio con una persona nacida en ese al cual llega, y con la cual procrean descendencia, sigue impedido por la ley en sentido estricto, para participar en política en tanto no asuma la nacionalidad del país que le ha acogido. Sin perjuicio de ello, seguramente hay en estos casos cierta laxitud en la aplicación de la norma, atenido a que la persona está desarrollando su vida ahí.

Muchas figuras han llegado a Venezuela solo para criticar al gobierno. Desde alguna que disputó en proceso electoral la presidencia de su país, hasta otras que aparecen como importantes dentro del partido que militan, tal el caso de hombres del Partido Popular español. Han llegado varios, todos a enseñarnos qué es lo que debemos de hacer. Nadie se los ha pedido pues muchos somos los que sabemos que significó el gobierno del sumiso Aznar para España y para el mundo y jamás querríamos eso para Venezuela como tampoco para otro país.

Si hay algo que había sobrado hasta ahora, era la injerencia de extraños en los asuntos que solo nos atañen a nosotros, sin perjuicio de que oigamos con atención y gusto una crítica como debiera de ser aquella que nos señale con una propuesta, los errores en los cuales podamos incurrir en la política agraria o de vivienda, por decir algún caso. Esa que es útil por los fundamentos que muestra, no la que se solapa en esos propósitos para encubrir con sus mentiras una intención desestabilizadora.

Por fin, por primera vez desde que inició su gobierno Chávez, ha sido expulsado por reincidencia, un personaje incurso en injerencia. Ha llegado, se ubica en un hotel de categoría, convoca una rueda de prensa, y tal como si fuera un individuo de relevantes méritos, comienza a denostar del gobierno. ¿Quién financia a este mercenario? ¿Quién le ha investido de esa autoridad que aparenta pero que no tiene? Pero, ¿cuál es la nación donde se asienta su organización? ¿Ella es –esa nación-, acaso, modelo en los DDHH? ¿No tiene nada que criticarle a ella o a su juicio será tan poco, que le sobra tiempo como para ir a criticar en otro país que no es el suyo?

Los medios cuya función debiera ser informar, no destacan nada de lo que es su hacer en EEUU, que es el país madre de esta impúdica organización. ¿Convocó a alguna conferencia de prensa ahí para denunciar los rehenes de Guantánamo; el vil secuestro legalizado de los antiterroristas cubanos; el rapto que organismos de seguridad de ese país ha realizado en distintas partes del mundo; el traslado clandestino en aviones con placas adulteradas de prisioneros por distintos países; las cárceles secretas que tienen en otros lugares del mundo; la tortura sistemática legalmente aceptada; el espionaje al que puede ser sometido cualquier persona sin orden judicial? ¿Se nos creerá si afirmamos que podríamos escribir un rato largo sobre lo que es esa libertad que dicen que hay en ese país, que es tan libre como lo es la de un residente obligado de Guantánamo?

Sin embargo aunque pueda parecer lo contrario, no estamos de acuerdo con el procedimiento del gobierno. Creemos que el individuo debió ser detenido y presentado ante el Poder judicial para que fuera este el que evaluara y decidiera si correspondía la expulsión u otro tipo de procedimiento. Veremos cuando llegue el próximo zoilo que es lo que suceda. Aunque tal vez puede ser que como ahora, puede acarrearse con posibles riesgos el ganarse esas monedas que aquí sin escollo obtenían, tengamos que esperar un tiempo para volver a ver a estos fariseos. No los extrañaremos, pues nunca nos hicieron falta.

roosbar@cantv.net


Esta nota ha sido leída aproximadamente 8935 veces.



Roosevelt Barboza


Visite el perfil de Roosevelt Barboza para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: