Sólo faltó decirle también a Chávez aquello de "comes y te vas".
¡Qué vergüenza!Rayuela del diario La Jornada del 12 de Enero de 2004
El calificativo de "lamebotas" que Argentina ha logrado sacudirse con dignidad, lo ha recogido un México sumiso a las disposiciones de Washington, tirando al olvido el principio de no-intervención inspirada en la doctrina Estrada[*] que definió su política exterior, y arrastrándose como la serpiente para evitarle un "disgusto" a su alteza Bush.
En rueda de prensa del pasado 12 de enero, durante la Cumbre de Monterrey, el presidente Bush se hizo acompañar de un silente Fox para anunciar públicamente que Estados Unidos y México trabajarían en pro del referéndum revocatorio contra el presidente Chávez y para "proteger" la democracia en Bolivia, o traducido al castellano, evitar por todos los medios que Chávez continúe en el poder y que Evo Morales gane las próximas elecciones presidenciales de Bolivia.
"El presidente Fox y yo también vamos a seguir nuestros esfuerzos para apoyar la democracia en la región. Vamos a trabajar con la Organización de Estados Americanos (OEA) para asegurar la integridad del proceso de referéndum presidencial que se está llevando a cabo en Venezuela."
(La Jornada, 13 de Enero de 2003)
Aun cuando el presidente Fox guardó silencio ante la arremetida de Bush, el subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina, Miguel Hakim, aseguró que México ya había aportado 10 mil dólares a la OEA para mantener sus observadores en Venezuela, lo cual significa que México abandona al principio de no-intervención y neutralidad inspirado en la doctrina Estrada que había regido su política exterior por décadas al involucrarse en la situación interna de Venezuela a favor de la oposición y en beneficio de la administración Bush.
En respuesta a la nueva arremetida de la administración Bush, esta vez realizada por el propio mandatario estadounidense y apoyado por el anfitrión de la cumbre, el presidente Chávez volvió a sugerirle a los periodistas en entrevistas de pasillo, que la administración Bush parece desconocer lo que señala la Constitución Nacional, ya que no se puede hablar de referéndum revocatorio presidencial cuando es el Consejo Nacional Electoral, como poder publico autónomo, la única instancia que puede dictaminar si habrá o no una consulta electoral. No obstante, el presidente venezolano prefirió respetar las normas protocolares e interpretó las declaraciones de Bush como un reconocimiento al orden institucional de Venezuela, no sin antes prometer "varios ejemplares" del texto constitucional al gobierno estadounidense.
La manera reiterada y sistemática de las declaraciones de la administración Bush contra el presidente Chávez y a favor de un referéndum revocatorio presidencial promovido por la oposición, así como las claras contradicciones entre lo que piensa Rice por un lado y Colin Powell por el otro, reflejan que la posición de Washington hacia Venezuela no es producto de la ignorancia o analfabetismo, sino de una campaña orquestada para erosionar la credibilidad y legitimidad del gobierno venezolano.
Por si fuera poco, México se arrastró como la serpiente para evitar que los puntos de vista del presidente Chávez fueran a "disgustar" a su alteza Bush: la intervención del presidente venezolano en la cumbre fue cambiada de horario a ultima hora para horas de la madrigada por el propio presidente Fox y no contó con señal de audio y televisión, y tampoco con la prensa.
Ya en la Cumbre de las Naciones Unidas en Monterrey, celebrada a finales de marzo de 2002, el gobierno de México le había exigido al presidente Fidel Castro que se retirara del país antes de finalizar la cumbre para evitarle "malos ratos" al presidente Bush. Así lo reveló el propio Castro, primero cuando sorprendió a la opinión publica al manifestar que abandonaba México "para no molestar", y posteriormente en una declaración pública donde presentó una conversación telefónica que sostuvo con el presidente Fox en la cual se le pedía "no agredir a Estados Unidos o al presidente Bush" y abandonar México antes de finalizar la cumbre. (La Insignia, 22 de Abril de 2002)
Pero esta vez, México tomó sus precauciones para no quedar como un "lamebotas" ante la opinión publica mundial tal y como ocurrió hace dos años cuando Castro desnudó la hipocresía de la administración de Fox.
Sólo faltó decirle también a Chávez aquello de "comes y te vas".
¡Qué vergüenza!
Antonio Guillermo García Danglades
Internacionalista
* La doctrina Estrada debe su nombre a Genaro Estrada (1887-1937), quien siendo secretario de Relaciones Exteriores del gobierno mexicano de Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), convirtió un documento enviado el 27 de septiembre de 1930 a la misión diplomática en el extranjero, en una doctrina que vino a regir la política exterior de México hasta la actualidad. Esta doctrina establece que México no es partidario "de otorgar reconocimientos porque considera que ésta es una práctica denigrante, que sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos puedan ser calificados, en cualquier sentido, por otros gobiernos, quienes de hecho asumen una actitud crítica al decidir favorable o desfavorablemente sobre la legalidad de regímenes extranjeros", de ahí que la posición de México se restrinja a "mantener o retirar cuando lo crea procedente a sus agentes diplomáticos y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar ni precipitadamente ni a posteriori el derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades". En este sentido, calificar los cambios de gobierno en el extranjero significa para México una intromisión en la soberanía de los países. (SePiensa.org.mx)