Quiero expresar de manera pública un saludo fraterno y solidario al pueblo cubano ante la terrible situación que está viviendo Cuba producto de la acción de tres terribles ciclones. No hay dudas que los efectos brutales del capitalismo, del recalentamiento global, del calentamiento del agua de los mares, la rotura desmedida de la capa de ozono producto, entre otros, del efecto de los aerosoles, la lluvia ácida está produciendo estas alteraciones en los vientos y generando fenómenos desconocidos como los que estamos viendo y con la frecuencia y periodicidad que en 9 días se formen 3 ciclones precisamente en la cuenca de las Antillas Mayores. Si esos tres ciclones abaten a Jamaica, Granada, Sain Tomas y otras islas de la Antillas menores, ¿existirían como tales y sus pueblo hubiesen logrado resistir la furia incontrolada de la naturaleza?
Cuba resiste entre otras cosas por su tamaño, por su infraestructura, por su magnífico pueblo y, sobre todo, porque hay una Revolución que no ha decaído en 50 años, que ha generado una extraordinaria organización social y un altísimo espíritu humanista que puede jactarse que con todo lo ocurrido no se produjo ¡ni un solo muerto! Es de imaginarse la coordinación para preservar, ante todo, las vidas humanas, los ancianos, los enfermos, los niños; los actos de heroismo que sin dudas se produjeron por centenas en toda la Isla; ya vendrán las anécdotas y ellas pondrán de relieve la suprema condición humana de ese maravilloso pueblo. Se supo que los medios de TVe nacionales y regionales mantuvieron un operativo informativo sin precedentes. Comparto, junto a millones de venezolanos, el dolor de tu pueblo por las pérdidas de bienes, viviendas, infraestructura, cosechas; pero ese pueblo es como el ave Fénix, renace de sus propias cenizas como lo ha demostrado en el decursar de media centuria. Ya volcaremos los amigos de Cuba, los pueblos todos de la tierra, la solidaridad como siempre lo hemos hecho.
Hay que hacer un análisis más profundo de esta problemática de los ciclones, tifones y otros fenómenos naturales que pueden arrasar con la especie humana. Sin dudas que el gran culpable es el hombre, el capitalismo por su despiadada voracidad que no repara en la destrucción de la naturaleza, los millones de pies cúbicos de gases tóxicos que emanan de las chimeneas de las fábricas, los aerosoles que dañan la capa de ozono, la contaminación ambiental. Ya este problema es político e impone la elaboración de estrategia a niveles globales para enfrentar esta destrucción de la naturaleza por parte de las burguesías de los países del Norte desarrollado e industrializado. Hay que llamar no sólo a las organizaciones ecologistas del mundo -green peace y otras- hay que acelerar una labor concientizadora de los sectores sindicales, grupos sociales, culturales, a los intelectuales, a todo el que esté organizado, a los grupos religiosos de base, a las iglesias progresistas del mundo y movilizar a los pueblos del planeta, porque de seguir así nos quedamos sin planeta. Imaginemos un cambio climático como el que se está produciendo en África que recientemente nevó en Kenya. ¿Está esa nación y ese continente preparado para un cambio del calor de 36 grados a temperaturas como las que genera la nieve, de bajo cero? De por sí las naciones del África están, en general, no subdesarrolladas sino infradesarrolladas, ¿cuántos seres humanos van a morir, ya no por hambre sino por frío o arrasados por ciclones, tifones y otras calamidades "naturales"?
Vamos los sectores revolucionarios, los socialistas a quedarnos de brazo cruzados, sólo con la solidaridad de insumos básicos para las víctimas de los ciclones en Haití, Cuba y otros pueblos?
Mirémonos en el espejo de los efecto devastadores del ciclón Katrina, allí está, en la que se supone la nación más desarrollada de la tierra, los Estados Unidos del Norte, lo que fue una bella y legendaria ciudad, New Orlean, en ruinas y los pobres de esa tierra clamando ayuda para reconstruir sus vidas. Han pasado dos años y la bestia infernal de Bush y su fascista gobierno y la oligarquía racista norteamericana toda, no les ha dolido para nada ni el dolor de miles de familias –la mayoría de piel negra– afectadas en términos absolutos por el devastador ciclón, ni la ciudad, cuna de uno de los aspectos culturales más trascendentales de esa nación como lo fue la música y los ritmos bailables y en particular el surgimiento del jazz, música madre de todos los ritmos surgidos con posterioridad en la nación norteamericana.
Debemos levantar una oleada mundial de protesta y movilización contra el capitalismo y el imperialismo en defensa del planeta, un gigantesco movimiento ecologista de defensa de la naturaleza. Ya esto no es una cuestión de ideologías, de razas ni religiones, es sencillamente de sobrevivencia de la especie humana amenazada por los terribles cambios en la naturaleza producto del modelo productivo y expoliador del capitalismo de las naciones del Norte industrializado y los modelos productivos depredadores impuestas a las naciones de Asia, África y América Latina por los capitalistas y sus “inversiones”, el arrase de las selvas, la alteraciones del equilibrio ecológico, la terrible contaminación y polución ambiental de las grandes metrópolis, los derrames petroleros en mar y tierra por la negligencia de las empresas productoras y de las empresas petroleras estatales.
Ya no basta contemplar cómo los ciclones destruyen a nuestros pueblos y naciones y matan a los pueblos, movilicémonos contra las causas que originan esa alteración del clima y de todo el equilibrio de la naturaleza: el modelo capitalista de producción y desarrollo, depredador de la naturaleza, de los ecosistemas, de la capa de ozono.