Ahora cuando apenas se comienza a discutir en la Asamblea Nacional el "Proyecto de Ley de Ordenación del Territorio Nacional", Pablo Medina, hace su aparición, como dirigente del "Movimiento 2D", para denunciar la pretensión, segùn su percepción, sonsonete opositor, que se busca poner bajo control absoluto del presidente todo el territorio nacional y dejar sin funciones a gobernadores y demás autoridades. Para Pablo, los venezolanos respirarán solamente cuando Chávez lo autorice.
Ignora por conveniencia, la vieja ley que creó las regiones y hasta autoridades con competencia de ese nivel, como aquellas de Guayana y las Nor occidental, Oriental y Andina. ¿No se acordará Pablo de Sucre Figarella, a quien llamaron el "Zar de Guayana"?. Y en esa ley, están previstas en parte las atribuciones que se propone la Asamblea Nacional reiterarle al presidente, dentro del marco de la nueva realidad venezolana. Además, da como aprobado, listo y puesto, un documento al cual apenas se la ha dado una discusión, que por los mecanismos parlamentarios que el bien debe conocer, suele ser demasiado general y ligera.
Cuando le escuché hablar con la vehemencia que le caracteriza, recordé como Pablo, en los días de las sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente, clamaba que Venezuela se negase a pagar la deuda externa. Pero particularmente, no olvido la oportunidad que de visita a Barcelona, habló de un proyecto que, por la defensa que le hizo, si no era de su autoría, por lo menos si de su simpatía y parte del arsenal de propuestas que llevaría para reformar al país.
Habló Pablo Medina, en aquella oportunidad, no sin discreción y como quien lanza un globo de ensayo, de la posibilidad que varias de las entidades federales existentes – los Estados- desaparecieran para ser fundidos en uno sólo. Si no entiendo mal, estaba hablando de una reordenación del territorio nacional, de un proceso de centralización, contra el cual hoy habla, al mal entender la descentralización del plan oficial, consistente en darle más poder y capacidad de control a las comunidades. O lo que es lo mismo, ir mucho más allá de los límites adonde a regañadientes, llegó la IV República.
Por aquellas opiniones o proyecto de Pablo Medina, mientras se debatía en la Asamblea Nacional Constituyente y se preparaban los ánimos para las venideras elecciones, en las que estaba en juego la presidencia de Hugo Chávez, escribimos lo que sigue y que justifica el título de este artículo, el cual publicamos entonces en la prensa regional.
"La Guerra federal fue cruenta. Federalismo a lo Zamora contra el centralismo paecista. No es verdad que triunfó el federalismo del primero; fue derrotado el centralismo de Páez. Porque vinieron las posteriores desviaciones, truculencias e inconsecuencias de los falsos herederos. Pero aún así, más tarde, la Ley nos llamó Estados Unidos de Venezuela y con esto, se crearon las entidades federales. Y se tomaron los nombres de los héroes para que las viejas provincias se rebautizaran. Y el viejo orgullo provinciano, generado a partir de la colonización y fortalecido con la creación de la Capitanía General de Venezuela, que dificultó la unificación del ejército libertador, se revitalizó con la nueva distribución territorial y el peso moral e histórico de los nombres de los héroes. El caudillo zuliano Venancio Pulgar, expresó una vez, "que los caraqueños se vayan al carajo, porque aquí, en esta tierra, mandamos nosotros".
Y el federalismo, en el sentido que el venezolano lo experimentó, nacer, crecer, luchar, combatir de una forma u otra por mi Estado, donde también nacieron mis padres y forjé hábitos, costumbres y amores muy internalizados, tiene un enorme peso histórico y es una creación social. No debe valorarse como una simple cuestión que puede fácilmente cambiarse en un oscuro gabinete.
. Y aprendimos amar aquella montaña gélida, salpicada de frailejones; al llano inmenso, surcado de largos ríos, enmarcado entre montañas azuladas; la Guayana misteriosa y exuberante, preñada de presagios, gritos, trinos y cantos infinitos; a esta costa bravía, vigilante y generosa; a todos esos espacios que en los Estados de Venezuela están. Pero también, con el nombre de los héroes y el vivir cotidiano, forjamos la abstracción de Estado, mi Entidad Federal. Y la gente que huele como olemos, hablamos, gritamos y festejamos de la misma forma, hemos creado no solo una realidad social y política, también un hecho histórico con huellas marcadas y un amor profundo. Y hay alguna gente que, por razones que uno no alcanza a comprender, no se percata de eso. Los hombres, casi todos, aman sus patrias chicas y este sentimiento es mayor mientras haya más sensibilidad. Sé que el internacionalismo proletario y ese querer ser universal, hombre de mundo y del mundo, a lo Simón Rodríguez, en muchos, afortunadamente, no ha podido borrar la huella de la adolescencia.
Una expresión de uso común, pero no por ello menos sabia, dice que con los sentimientos de la gente no se juega. Por esto, cuando con un academicismo o tecnicismo puro, pero tampoco menos torpe, se habla de eliminar ahora, por la vía constituyente, a las entidades federales existentes y fundir varias en unas pocas, pareciera estarse jugando con candela o dejando banderas históricas y amadas, en manos de quienes no quieren que Venezuela cambie. Son demasiados años de historia y de sentirse orgullosos del gentilicio".
Al final quiero citar una curiosa circunstancia; el Comandante Yoel Acosta Chirinos, entonces Coordinador, o algo así del MVR, ahora con Pablo en el bando opositor, salió a la prensa a desmentir lo que el dirigente del Polo Patriótico en esa oportunidad ofreció como un plan del chavismo.
A esta altura de la vida, de lo que se trata es de organizar al país, de manera tal que los recursos fluyan hacia donde deben, que las comunidades participen activamente, sean protagónicas y las responsabilidades, deberes y obligaciones, no se diluyan por encontrar a mano la excusa necesaria o la fácil manera de escurrir el bulto.
También se trata de subrayar como los politiqueros no tienen ningún respeto por la palabra, dignidad personal; y ni siquiera saben cuidar su reputación ante la gente.
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