Es irónico decir que un gobierno nacionalista como el nuestro, casi nunca se haya referido sobre el derecho que nos asiste en “aguas históricas” del Golfo de Venezuela; lo cual hace pensar que tal vez sea una estrategia de “no discutir, lo que no tiene discusión”, la cual considero equivocada, en virtud de que al final, solamente pareciera que tendríamos que conformarnos con mantener la soberanía de tan fundamental espacio marítimo, sin derecho a explotar los grandes recursos petrolíferos y acuíferos que se supone, se encuentran en las profundidades del golfo.
Lo anterior viene al debate, debido a la nula difusión del tema en las escuelas, liceos y universidades, (oficiales o privados), lo cual desde una perspectiva particular, nos coloca en una situación de pérdida progresiva de tan vital área. En este sentido, ni la Misión Sucre, Universidad Bolivariana de Venezuela o La Universidad del Zulia han realizado foros o eventos para debatir la importancia geopolítica y estratégica del golfo, el cual contradictoriamente, si se discute en profundidad (año tras año) en todos los niveles educativos del país neogranadino, y peor aún, aparece en sus programas y mapas con el nombre de “Golfo de Coquivacoa”; todo ello sin el reclamo correspondiente por parte de funcionarios de la embajada y consulados de Venezuela en Colombia.
En efecto, sería interesante realizar una encuesta entre estudiantes de bachillerato o universitarios para determinar el desconocimiento que tienen sobre el Golfo de Venezuela. En los programas de educación media, desde hace tiempo se ha olvidado explicar que esta área marítima tiene una extensión de 18.500 kilómetros cuadrados, y que la soberanía sobre el golfo está basada en más de 400 años de posesión sobre la integridad de las aguas y numerosos títulos históricos. O saber, que el Golfo de Venezuela al poseer características geológicas análogas al Lago de Maracaibo, lo convierten en una zona petrolífera considerable, razón por la cual, los geólogos han establecido cinco formaciones en el lecho del Golfo de Venezuela con los nombres de: “La Lisa”, “Barracuda”, “Picúa Sur”, “Carite” y Atún”.
Por su parte, en los programas de Geografía e Historia de Venezuela de todas las carreras o programas de formación, las universidades ignoran los elementos de Doctrina Internacional para reconocer los conceptos de las aguas históricas de un Estado, lo cual reviste de ilegalidad cualquier procedimiento diplomático de delimitación de las aguas del Golfo de Venezuela, cuyos títulos están demostrados en el Laudo Arbitral de la Corona Española de 1891, el cual señalaba el principio de “Costas Secas” (sin derecho sobre el mar), así como lo establecido en la Convención de Ginebra de 1958, y la propia Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El tema del Golfo de Venezuela no puede desaparecer de las discusiones educativas. El hecho de que el tema sea un tabú para la diplomacia venezolana, no implica que este debate se encuentre “congelado” de la educación venezolana. Los docentes del área de sociales son los principales responsables en promover el aprendizaje de tan importante tema.
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