No parafraseo una canción que si mal no recuerdo es mexicana. No, me refiero al esfuerzo y el tiempo que pierde la redacción de Aporrea denunciando que algunos pasquines por elemental ética, no han difundido correctamente el hecho histórico del Lanzamiento del Simón Bolívar. ¿Es que acaso es noticia nueva? Ya es mucho pedirles a unos “medios” dedicados al “Histeriqueo” y fundamentados en la mezquindad, que sean mínimamente ecuánimes; entonces ¿puede esperarse que destaquen hechos y logros trascendentes del gobierno? ¡Por favor!
El miércoles estaba en Mérida, saliendo del dictado de un seminario, y en un Quiosco a la entrada del recinto estaba “guindado” el Tal Cual. El titular del “Editorial” era “10 años paja”. Le comenté a mis acompañantes el tino de Petkoff, que justamente el día del lanzamiento de nuestro satélite, una pajita pues, nauseaba su cotidiana cantilena. Supongo en este caso por el tenor del título, se refería a la ausencia de realizaciones del gobierno. El supongo es porque, confieso que, obviamente, no leí el contenido.
El comentario dio paso a otros varios, llegando al punto del triste papel que cotidianamente, viernes y fin de semana excepto, juega Petkoff con la redacción del editorial. Pensando en una personalidad tan soberbia como la de él, que en una época se jactaba de haber sido el “gestor” del eurocomunismo y referencia obligada del “socialismo” en Venezuela, costaba explicar como había terminado entrampado haciendo un discreto escrito diario para satisfacer la mezquindad y neurosis de una escuálida clientela que compra su pasquín para refrescar sus odios, y una que otra presentación en “Aló Ciudadano”. Definitivamente una condena para alguien con tanto ego, quizás impuesta por la Curia mediática por haber tenido el valor de declarar la noche del 12 de Abril de 2002 que en Venezuela se había registrado un golpe de estado
Su situación me recuerda la triste historia de “Barboza” ¿quien? Preguntarán muchos. Explico: Barboza era el portero de la selección de Brasil del 50. Estaba bajo los tres palos el infausto día del Maracanazo. A Brasil le bastaba el empate y transcurriendo el segundo tiempo ganaba 1 a 0. Bueno, exceso de confianza “brasileira” garra charrúa y en 15 minutos empate. Muriendo el juego, Gighia – atacante uruguayo- entra al área por la derecha, sale Barboza, Gighia cruza.. ¡GOL!. 200 mil personas enmudecidas, suicidios, el orgullo del gigante amazónico en el suelo, Uruguay campeón. Culpable ¡¡¡ BARBOZA!!!.
Sí, todo el mundo señaló a Barboza, que no le quedaba otra que salir a cerrarle el ángulo al atacante ¿Dónde estaba la defensa? Culpable por unanimidad fue condenado ¿Cual fue su pena?. A mediado de los noventa, leí que era el encargado de abrir todas las mañanas el Maracaná. Un trabajo que le recordara perpetuamente su fracaso. Así veo a Petkoff con su editorial obligación diaria. Imaginen tamaña pena. Estar obligado a escribir día a día para criticar algo durante ya siete años. Imposible ver tanto negativamente, se termina entonces criticando la intervención altisonante, la verruga, hasta el guiño que hizo el presidente.
Leyendo ahora el artículo de Aporrea “Pasquines de circulación nacional continúan desvirtuando el impacto del Satélite Simón Bolívar” veo que aparece la foto de la portada de Tal Cual. La noticia indica que en el editorial del viernes un comediante, eterno aspirante a humorista, escribe una payasada sobre el satélite. Insisto: se puede esperar otra cosa. ¿Vale la pena desgastarse? Lo que si imagino es la emoción de Petkoff y Laureano Márquez, por la aparición de la foto de su pasquín en un medio que tanto difunde como Aporrea. Me pregunto ¿habrá valido la pena invertir mi matinal tiempo sabatino escribiendo esto?