Forma amena de expresión a todo pulmón de miles de venezolanos, durante el recorrido ascendente de su lanzamiento al espacio ultraterrestre en busca de su órbita de ese caparazón de módulos, antenas y rejillas solares que representan el satélite venezolano made in China, que según objetivos bien pensados por sus planificadores y creadores, buscará durante su recorrido orbital en el tiempo pautado de ejecución de tareas, ayudar en desarrollar un conjunto de informaciones en general de variadas índoles, tanto de experimentación como de formación tecno-científica-informática.
La especulación de la oposición venezolana sobre él mismo es espeluznante que no mueve a risa sino a una brutalidad excesiva de dimes y diretes, cuyos caprichos egoistóides repugnan al común de los humanos y con un disfraz de boberías tratan de menospreciar y encoger el éxito del acto de colocación del artefacto y de su misión humanística en el tiempo.
El murmullo de escuálidos a sottovoce despierta una ovación de envidia que nos conmueve sin pestañar al oír: Mamá de ahora en adelante nos bañaremos en la casa en traje de baño, porque ese bicho que está allá arriba, mandado por Chávez, no nos debe ver desnudas como él quiere y es posible que lo tengamos metido todo el día aquí, porque según la gran prensa caraqueña, el ideal de ese difuso girador es espiar nuestra vida privada, para después sacarnos en videos por Los Papeles de Mandinga de Alberto Nolia. Algo tenemos que hacer para protestar, aunque informó “Globoterror” que ya Gerardo Blayde con un sanedrín de abogados está preparando un documento para introducirlo en el Tribunal Supremo de Justicia a ver si le tapan los conectores al monstruo ese del presidente Chávez que nos vigila como si fuéramos animales selváticos y además, para más adelante nos puede caer la ira de su evolución y echarnos a perder las hayacas decembrinas y se conviertan en un paté de hojas de topochos.
¡Qué te parece Dolores! -le expresa angustiada Belloamanecer, en una amigable tertulia de ovaciones, a quien en vida sufre de apariencia emblemática después de parir gemelas, distintas de piel y como el satélite está en periodo de pruebas orbitales, esta mujer no lo disimula y con un afán de venganza ultraterrestre sin pensarlo dos veces la baña de caprichos modernos cuando le propone, tus hijas deberían llamarse: “Dolores Arriba”, la negrita y “Dolores Abajo”, la blanquita. Que quien quita que en un claro de luna llena se emparejen cuando el satélite de la ciencia de los cromosomas entre en la órbita estacionaria de la no especulación política publicitaria.
Y el niño que llega a su casa corriendo no asustado, pero sí preocupado y al ver al papá, le pregunta, -¿papá, es verdad que con ese satélite seremos chinos venezolanos? Y quién te dijo eso hijo. Lo acabo de leer por Tal Cual de, “tíochoro”.
No obstante, las expectativas del pueblo venezolano por la colocación del satélite Simón Bolívar en su orbita espacial, recordemos la conversación de dos indígenas yanomami en Barrancas del Orinoco, cuando cada uno de ellos observaba en una pantalla plana de un televisor de 27 pulgadas, el chorro de candela que subía hacia el cielo y sin ningún aspaviento comentó el más viejo, yo querer ser como esa luciérnaga que vomita fuego y sube velozmente como si alguien la persiguiera y, el otro, más joven, le responde, ser presidente Chávez que navega con mucha rapidez en busca de ayuda cósmica, antes de que llegue el nuevo presidente de los Estados Unidos, para perseverar el socialismo de nuestro siglo XXI por los siglos de los siglos.
Y aunque usted, no lo crea, colorín, colorado, …, no hay satélite que dure cien años ni escuálido que no lo critique y por quince años más oiremos hablar del satélite Venesat 1. Y qué de cosas no aprenderemos con su sobremesa de chistes y caprichosos runrunes de atajos.
Un entremés que escapa al recorrido del satélite, pero que perturba situaciones y retrasa procedimientos que afectan a un colectivo que no goza de prebendas extraordinarias como profesionales jubilados del Ministerio del Poder Popular para la Educación, para que un misterioso planificador de encriptadas neuronas, ideara y desfasara, lo que era práctica común en años pasados durante la dirección del negro Aristóbulo y después Adán Chávez, que consistía, en que cada jubilado asistiera a la oficina de atención al público del propio ministerio o a la zona educativa respectiva de cada estado con la cédula de identidad, fotocopia de la misma y copia de resolución de jubilado a llenar un formulario con sus datos donde se hacia constar la fe de vida de su supervivencia. Si uno lee el portal del Ministerio de Educación se consigue con lo mismo, pero no es así, ya que ahora se exige asistir a una jefatura civil con papel sellado en mano y un puñado de estampillas que valen miles de bolívares fuertes y luego llevar ésta a la zona educativa, es decir, la revolución revoluciona al revés y eso, será política del ciudadano ministro actual, vaya usted a saber. Cosas veredes Sancho, diría Don Quijote, no viendo un satélite.