Alabado seas José Gregorio: tú que eres pulcro santo en estos menesteres de salvar vidas y de velar por el bien común como buen milagroso dentro de la iglesia católica en el reino de los cielos: vela por mí y por mi porvenir -dijo, María Corina- como la desamparada e indefensa mujer de pueblo que piensa que es y, que lucha contra del régimen de los chavistas que se lleva por delante la compasión humana y, la desnudan a cada momento a ver si acaban con la virginidad de su proceder, tratando de meter la espada de su odio en su corazón de valiente alma de líder que, no hace mucho entró en la organización de la menopausia lucrativa de dejar de sangrar por las venas abiertas del poder, poder que trata de destrozar su integridad preservativa de "Vente Venezuela" cuando han querido violar el cuerpo de su escondite y, en ello hay un mazo que no oculta su interés cuando grita numeral: y el coro responde, "No han podido, ni podrán". Y eso le carcome la vida y, por eso se tapona los oídos, porque bien sabe que "no hay peor sordo que el que no quiere oír".
Y así andamos por estos caminos revoltosos que aviesan un porvenir, en este país plagado de maduristas chavistas que como llegaron, algún día tendrán que irse con el rabo entre las piernas quieran o no, porque ese será su destino y, en favor de ella lo piensan sus compañeros Trump y Marco Rubio, quienes como dueños de este mundo presente gobiernan a los Estados Unidos: adentrándose en desarrollar la teoría del acercamiento de "nunca es tarde cuando la dicha es buena" y, así María Corina Machado, que en sí cree ser la nueva doña Bárbara de Venezuela, agitada de emoción, se proclama campeona de las componendas sin mirar atrás. Y eso le atrae. La desvive y la pone a soñar despierta.
Mientras, Diosdado Cabello, demuestra ser todo lo contrario y como todo un trovador del espejismo nada creativo, le ronca con el Mazo Dando en su programa de atraer incautos que, siempre burlándose de los que no acaparan su atención estará al tanto de reñir a injustos como pecadores que, no se inserten en su vertiente de con Venezuela no se metan y, ay de aquellos que se atrevan pasar la raya amarilla sin la tarjeta de su pensado porvenir que mejor es vivir mal que ser patio trasero de otro país es idea de su coexistir por lo que lucha. Pero la verdad que ella y él se aman en espacios ocultos sin atropellarse como lo hacía Diosdado antes con Patricia Poleo. Aunque pensándolo bien se pudiera decir que, Dios los cría pero ellos no se juntan pues, el diablo de la política los separa. Amén.
María Corina Machado jura y perjura que ella nunca miente, porque ella es feliz cuando se enreda por ideas que la transforman en vóragine de una odisea sin fundamento y, se precipita en oleajes de tibias tormentas que se van en un trasfondo de vaguedades y, cuando se emociona se da cuenta que Venezuela la necesita, y como tal clama con su ambición fonética de alarmar a los maduristas que cuando rabian, la contradicen y como su carácter es de ambición nada desmedida, no puede callar y entonces, surgen los arcoíris de tejer compromisos que la llevan a jugar sucio y como todo se vale en el país de los ciegos, ella pide sosiego de sostén y sin ver a quién se transforma en María la del barrio.
De María Corina se puede decir de todo a consideración, pero que haya dejado de luchar contra los chavistas maduristas, eso nunca, porque siempre ha sido su mayor ambición como líder de los espacios por vencer y ella y solo ella, siempre da la cara pero oculta en la gaveta de sus entresueños que la apasionan y, entre ella más habla más se acerca al poder de sus ansias y, eso la entristece de tal forma que la hiere como la fiera que no es y que espera porque sabe que, bien está lo que bien acaba.