La visita de Lech Walesa, premio Nóbel de Paz, ciudadano del mundo, no ha comprado todavía el pasaje para venir a Venezuela y ya está diciendo que no vendrá. Esto y que por razones de seguridad. ¿Qué se cree este pingüino con pelos?. Originario de un país, perteneciente a la Unión Ruletea, donde determinaron en un documento, expulsar a los inmigrantes, sobre todo a los latinos. ¿Acaso que por llevar un título acreditado por una fundación, porque también es una fundación, como la del premio Príncipe de Asturias, va a asustar a los indios, sudacas que vivimos en el mundo subdesarrollado?.
Se respeta a cada quien según sus conocimientos, no a cada quien según sus ofensas. De premios y galardones estamos aventados los venezolanos. ¡Que casualidad! que este premio, también lo otorga otro reinado y por sugerencia del propio Alfredo Bernhard Nóbel a causa de sus remordimientos de conciencia, al inventar la pólvora. Deseos que manifestó en un testamento millonario. Esta vez no me voy a meter con los reyes, pero como dicen, que la culpa no es del ciego sino del que le da el garrote.
El origen de este premio, no es distinto al famoso “príncipe de Asturias” es el mismo musiú con diferente cachimbo, solo que este, tiene más años en el aire, o sea se ha ganado un premio por antigüedad, es más, en sus inicios, solo se entregaba a los oriundos sobresalientes de la región, pero en vista que la vaina les dio fama y cachet, lo internacionalizaron. Este escandaloso trofeo, no se le debe, ni se le da a un campesino, por sembrar cuatro hectáreas de maíz para darle de comer a un batallón de muchachos y mandarlos a la escuela, ni a la mujer que se levanta todos los días de madrugada para atender un ejercito que saldrá cada mañana a batallar con las inclemencias de una guerra de IV generación. Este premio se le entrega a físicos, químicos, científicos, poetas escritores y personalidades con una trayectoria en beneficio de la humanidad, vaya usted a saber
De la manera que sea, mi consideración y respeto a los que llevan este galardón, pues no saben el peso de la dinamita que cargan. Pero, como nunca falta un pero y este no es invento mío, es una invención registrada universalmente, por lo tanto estoy muy lejos, a años luz, en un satélite bolivariano de una mención de éstas en mi humilde posición.
Miren, este señor Alfredo Bernardo Nóbel, no fue carpintero, campesino, conuquero, herrero o sea no fue cualquier pendejo, fue un próspero industrial y capitalista sueco, hijo de ingenieros, cuyo padre fue un traficante de armas. Y al chico le gustaba jugar con unos polvitos, en medio de su inocencia no sabía que más adelante iba a ser utilizado para fines maléficos o sea para matar.
Después que este señor muere, se enteran a través de un testamento, de la inmensa fortuna que estaba dejando. La cual una parte, que no era cualquier pelo de tuna, la disfrutaría la familia. Los reyes de Suecia, ni cortos ni perezosos, no iban a pelar esa piñata y para que les tocara un puño de la tinaja, se aprovecharon del ratón moral de este personaje, se prestaron como fundación por medio de la nobleza, a certificar la grandeza del premio. De ahí en adelante nos cortaron con ese vaso de cartón y nosotros como dignos ejemplares proletos tercermundistas, nos encanta un trofeo, no importa de donde venga, ni quien lo lleva, le hicimos la comparsa. Después de haber hecho este hermoso prólogo y darles una ligera idea de donde viene el mismo, les voy a decir algo y ya va a ver.
Resulta y acontece que desde que salió a la palestra un negrito, veguero y campesino, en cadena nacional, por obra y gracia de unos adeco-copeyanos desparramados de inteligencia y preñados buenas intenciones, someterlo a la fuerza y llevárselo preso, como dijo un personaje que ya murió, humillarlo ante los ojos del mundo, con esta estrategia, les salió el tiro por la culata, como todo lo que hacen los escuálidos, en contra de esta revolución.
Desde ese momento, todos quieren venir a Venezuela a conocer el Santo de los milagros para que les haga un milagrito a los muertos de quien nadie se recuerda, aún con títulos nobiliarios y premios que los adorne. De antemano vienen con la oración de “Chávez el Dictador”.
Esto está pasando con un señor desconocido y olvidado hasta de sus propios coterráneos, su excelencia Mr Lech Walesa. Un expresidente de un país desarrollado del primer mundo, que no puede vivir sin los proletos del mundo “en vías de desarrollo,” nos inventaron esa, para dorarnos la píldora. Bueno, este “amigo” fue invitado por unos presuntos estudiantes de la UCV, para dictar una conferencia. El orangután blanco, antes de llegar a la agencia de viajes a pedir un folleto turístico sobre Venezuela, empezó a despotricar del gobierno venezolano y de mi presidente. ¿Cómo piensa ustedes que a este señor le voy a mandar piropos? Con estos síntomas presentes en este individuo, solo se le puede diagnosticar sin temor a equivocarme. “Síndrome de locura extrema” o sea el tipo está loco de bolas, como dice el amigo Néstor Francia. Eso de que Chávez los tiene loco, es una verdad bíblica, una epidemia, que pica y se extiende por el mundo, entre los pobres de cerebro y espíritu.
La cotorra que montó este pingüino con pelos, es digna de un pasaje por la isla de la fantasía, la chinchurria mal lavada que este señor preparó, solo la observamos en una orgía mediática y puesta en escena en el burdel globovisión con las primeras figuras del mataduras, Marta locomina, Pisa doble, Bocagrande, pastelito Rodríguez y la cuerda de malandros de los medios de desinformación masiva, despechados de la IV
¿Dónde se ha visto que a alguien que sabe que lo van a atracar al cruzar la esquina, insista y quiera pasar por ahí? A menos que este sea un anormal. Pero de lo que si estoy segura, es que el bicho viene y viene a montar un show como el de Vivianco. Dejen que llegue y no lo tomemos en cuenta. Démosle con el látigo de la indiferencia.. Este anormal se parece a uno que había en mi pueblo, que cada vez que había coleaderas, se iba a la manga de coleo desnudo, y gritaba por el medio de la misma “no vean para acá que voy desnudo”.
A los muertos que salen de vez en cuando, le decimos que vayan a buscar sus biagras a otra parte del mundo, donde le aplaudan sus prostíbulos mediáticos de acuerdo a sus circunstancias.
Vamos ahora por el gran premio, a pintar a Venezuela roja rojita el 23 de noviembre.
Como la queremos.
Patria socialismo o muerte… Venceremos