Los movimientos populares
de lucha revolucionaria como expresión del poder social, poseen una
cualidad que les es muy propia: no son mansas ovejas; hacen sentir un
carácter que los convierte en incómodos y poco manejables, lo cual
se manifiesta en exigir a los candidatos a las Alcaldías Mayor y Libertador,
Aristóbulo Isturiz y Jorge Rodríguez respectivamente, puntualidad
en los eventos como respeto a los convocados a las movilizaciones, así
como también, el cumplimiento de los ofrecimientos que deben acompañar
sus recorridos (entiéndase Mercal, cedulación, entre otros); todo
ello, sin dejar de emplazar el cumplimiento de las promesas electorales
en perspectiva. Así han sido siempre y así lo serán, porque es su
esencia. Cada movimiento popular de lucha revolucionaria, llámese
como se llame, está formado por el tipo de personas que mantienen siempre
un espíritu de lucha, apoyando el proceso revolucionario a toda hora
y todos los días, sin mucha estrategia ni sesudos análisis, pero siempre…
por su pueblo, aún a riesgo cierto de sus vidas.
La construcción de la unidad entre las organizaciones populares de lucha revolucionaria, del 23 de Enero “por una Caracas Socialista”, es tarea urgente del PSUV de cara al compromiso del 23N; pero esto pasa, inexorablemente, por la comprensión del papel significativo a desempeñar de las distintas expresiones organizativas en la explosión del poder social de la comuna, dentro del futuro Gobierno Parroquial, dándole forma así, al “socialismo desde abajo”. Es necesario innovar no solo en lo económico, inventar nuevas maneras de distribuir el poder político, el poder social, es decir, darle el “poder al pueblo”, lo cual es un asunto de interés colectivo y de naturaleza humana. “Acaso las leyes y las estructuras no deben adecuarse a la naturaleza de las cosas, de los tiempos y de los hombres”, expreso Montesquieur.
Los movimientos populares
de lucha social revolucionaria son germen y nutriente de toda
organización revolucionaria, y deben por tanto ser sus legítimos
protagonistas, esta vinculación esta ausente en el PSUV, tanto dentro
como fuera del 23 de Enero: esto impone, una profunda reflexión en
ese sentido. Vamos todos al encuentro de los espacios que nos permitan
disentir sanamente para dar una profunda discusión que, con seguridad,
arrojará propuestas para avanzar hacia la construcción de esa estructura
partidista que queremos, que no es otra, que una vanguardia revolucionaria que responda al poder
popular en el momento histórico actual: “Revolución es cambiar
todo lo que tenga que ser cambiado”, decía Martí.
El PSUV debe ser expresión de los movimientos
populares y su principal tarea consiste en fortalecer el poder social,
asumiendo la iniciativa política de orientar ese poder a través del
debate racional como herramienta de formación ideológica hacia la
“unidad de acción”, vía movilización y organización colectiva
en ejercicio de una nueva pedagogía política que permita la explosión
del poder comunal.
El poder
social en todas sus manifestaciones populares,
no debe ser estrangulado mediante imposiciones donde prevalezca
la influencia de la práctica política del pasado en tiempos de revolución.
Está en el orden del
día la lucha por articular y llevar una política unitaria, para fortalecer
al poder social en el 23 de Enero, que privilegie el ejercicio político
de una verdadera democracia protagónica y de inclusión que privilegie
la explosión del poder popular; lo que implica para el PSUV, la consolidación
de ese ejercicio que permita la elaboración colectiva de políticas
generales y propuestas de “acción
unitaria por
voluntad colectiva”, en función del futuro gobierno parroquial;
el cual no puede emprenderse desde “posiciones
caudillescas que se han constituido en hábito de funcionamiento
partidario” que niegan por la vía del hecho la verdadera
participación, lo cual no coincide para nada con el paradigma de partido
que se necesita para adelantar una revolución libertaria con el propósito
declarado de ir al socialismo, al menos no al socialismo libertario
que se debe construir para superar al capitalismo
La coordinación política
del PSUV, en el 23 de Enero, debe refrendarse con la participación
unitaria de todos los movimientos de lucha social en el seno del proyectado
gobierno parroquial. El PSUV, no debe ser un simple espectador pasivo
de la apatía y debilitamiento de la unidad en el 23 de Enero
y es ahí, donde debe trabajar, articulando la unidad para que esos
"apáticos" se empoderen del poder, vía gobierno parroquial.
Sin unidad de acción poco se puede esperar el 23N. De igual manera,
se impone la participación unitaria de todas las organizaciones sociales
de lucha revolucionaria del 23 de Enero, lo cual implica la superación
del sectarismo - el mayor obstáculo a partir de la identidad política
que se tiene - ante las acciones y tareas que estimulen la movilización
del día 23N para la consolidación futura del gobierno parroquial.
Todo lo anteriormente
expuesto debe interpretarse por todos los movimientos sociales que hacen
vida política en la parroquia 23 de Enero, en directa correspondencia
con la teoría gramsciana del consenso: el cual solo se logra mediante
el trabajo ideológico, por lo que resulta materialmente imposible construir
la unidad por decreto - desde adentro o desde afuera, mucho menos desde
arriba - si antes no se ha logrado el asentimiento mayoritario de los
elementos del consenso, en este caso, de los actores políticos del
23 de Enero. Se impone la necesidad de construir mecanismos mediante
los cuales se ponga en práctica la tolerancia y la persuasión para
conseguir el “consenso de la voluntad colectiva”;
lo cual pasa, inexorablemente, por desechar todo tipo de imposición
para que un liderazgo verdadero con participación política crítica
y conciente, sea ejercitado.
Se hace necesario entender
al Poder social como la fuerza poderosa del autogobierno - a través
del gobierno comunal como la nueva representatividad política revolucionaria
que reemplazará, al Estado Burgués - mientras exista quien centralice,
organice y discipline esta fuerza mediante una propuesta de articulación,
movilización y formación para la acción política concreta del objetivo
del 23N.
El PSUV y los movimientos populares deben actuar conjuntamente, en alianza con las otras formas de organización social, sólo de esa manera, es que se podrá hablar un lenguaje común y nos entenderemos todos y cuando uno hable, será el reflejo de todos y cuando hablen todos, no será la suma de individualidades sino una total integración o como lo afirmaba Marx, el logro de uno es el logro de todos.
Consenso o muere el
sujeto social colectivo. Esto debe ser entendido, tanto por el PSUV
como por todos los movimientos populares de lucha social revolucionaria
del 23 de Enero, de cara al compromiso del 23N… Sólo así y solamente
así, colocaremos ese grano de arena, tan necesario, como contribución
para trascender hacia el nuevo bloque histórico, donde definitivamente,
muera lo viejo y nazca lo nuevo… hacia el socialismo en el siglo XXI
!!!
EL PODER DEL PUEBLO SE EJERCE TENIENDO UN GOBIERNO PARROQUIAL