Desde que el Comandante Hugo Chávez llegó a la Presidencia, en Venezuela se han realizado 14 elecciones nacionales, un verdadero record mundial. En los 40 años anteriores a la llegada de Chávez al poder sólo se habían realizado en Venezuela 12 elecciones generales, y en cada una de ellas la enorme abstención era la verdadera triunfadora. Ahora bien, esta política de frecuente consulta al pueblo, mediante el voto directo y secreto, iniciada por el Presidente venezolano se expande por América Latina y ya se puede apreciar en Bolivia y Ecuador, donde se han hecho referendos similares para someter a consideración del pueblo las reformas constitucionales. Ciertos pueblos latinoamericanos palpan el nacimiento de una verdadera democracia que nunca habían conocido ni habían tenido.
Ahora, aquellos que se llaman a sí mismos “demócratas”, los denominados social-demócratas o social-cristianos, se sienten profundamente molestos y preocupados por estas sucesivas consultas populares y comienzan a proclamar que Hitler también ganó elecciones, y que al pueblo no se le debe estar consultando con excesiva frecuencia sobre temas que no conoce en profundidad.
El domingo 23 de noviembre, se realizó pues la consulta popular número 14, en la que el denominado chavismo conquistó 17 de las 22 Gobernaciones y El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el 81% de las alcaldías (es decir, 265 de 327). Sin embargo, la oposición ha desarrollado toda una guerra informática para proclamar que han logrado un triunfo arrollador. Una guerra que inmediatamente asumen personajes que tienen mucha presencia mediática en Europa, como por ejemplo, el escritor Mario Vargas Llosa. Ciertamente, dos de las Gobernaciones que perdió el chavismo fueron: una por menos de dos puntos y la otra por un poco menos de tres puntos. En general, el chavismo obtuvo 5.451.325 votos y la oposición 4.184.158. El chavismo aumentó su caudal de votos en relación con el pasado referendo del 2007 en más de un millón de votos, mientras que la oposición disminuyó su votación en relación con ese mismo evento. Unas elecciones que se realizaron con un 65,45% de participación, la más alta en toda la historia de Venezuela.
Toda esta situación electoral resulta insólita en América Latina, si se toma en cuenta, que por lo general los presidentes una vez en el poder, comienzan a perder popularidad aceleradamente. Algo que ha comenzado a revertirse en los casos de Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina y Nicaragua. En los países en los cuales se practica una economía neoliberal como Perú, Chile y Colombia, por ejemplo, los Presidentes tienen una popularidad muy baja, menor al 25%. Todas las encuestas demuestran que Chávez a nueve años de gobierno se mantiene con un 73% de aceptación popular.
Esta es la razón por la que la gran prensa internacional ha focalizado su atención en el tema de una posible reforma constitucional que permita a Chávez su reelección. Para indagar sobre esto, expresamente, se trasladó desde el día 20 de noviembre a Caracas, la corresponsal de CNN, Patricia Janiot, una especie de representante para América Latina del Departamento de Estado norteamericano. En rueda de prensa en el palacio de Miraflores, la pregunta de Patricia Janiot versó sobre el tema de la reelección que inmediatamente reprodujeron en el mundo todos los grandes medios, principalmente “El País” de España.
Por un lado, estos medios poderosos del mundo, que sólo difunden lo que ordena la élite gobernante del imperio euro-americano, dicen que Chávez está perdiendo popularidad, pero por otro lado están sumamente preocupados por la posibilidad de que pueda ser reelecto.
Sin duda que existe un encarnizado ataque mundial de los medios de comunicación poderosos contra la política del Presidente Chávez, porque de hecho, cualquier avance de la revolución bolivariana en nuestro continente y en cualquier otra parte del globo representa un duro golpe al imperialismo euro-americano, al brutal neoliberalismo. Ya no le debe caber duda alguna a nadie de que en parte, ciertas fisuras en el resquebrajamiento del sistema capitalista actual ha provenido de la política petrolera firme, soberana y digna de la república bolivariana de Venezuela, que le ha dado una unidad vigorosa a la OPEP y a regiones de América del Sur y del Caribe. Para Estado Unidos existen dos grandes diablos en el mundo: Irán y Venezuela. Con la propuesta de crear un Banco del Petróleo, ALBA, Petrosur, Unasur, el Banco del Sur, Telesur, etc., estos dos diablos se tornan temibles y peligrosos para Europa y los halcones de la Casa Blanca.
En esta última campaña electoral de Venezuela, la voz cantante la llevaron otra vez los dueños de los medios de comunicación privados. Se puede decir, sin exageración alguna, que en Venezuela no existen partidos de oposición, sino medios de comunicación que han usurpado las funciones de los partidos. Medios que han enloquecido e idiotizado a un enorme sector de la población, y que para mantenerlo permanente secuestrado, las 24 horas del día le suministran fuertes dosis de rumores, falsedades sobre un supuesto comunismo devorador que nos invadiría pronto; criminales inventos todos sobre supuestas políticas expropiadoras de humildes propiedades privadas, crímenes, robos, abusos contra los derechos humanos. Se vive en Venezuela un estado permanente de disociación sicótica que supera con creces cuanto narró George Orwell en su novela 1984. Millones de seres pertenecientes a una supuesta oposición (que no se funda sobre ningún programa político, sobre ningún proyecto de trabajo) cegada y enferma, horriblemente agresiva contra la figura del Presidente Chávez. Sería del todo inútil tratar de ser razonable con estos seres. El canal de televisión llamado “Globovisión” les ha inoculado tal grado de ponzoña, tal dosis de desquiciamiento, que en el Este de la ciudad de Caracas donde reside la pequeña burguesía, se han electrificado todas las casas, se han plagado de rejas de alta seguridad los hogares y se organizan con frecuencia para repeler una eventual invasión a sus residencias de la chusma, de los “criminales círculos chavistas”. Es gente que no ve ni piensa absolutamente nada por sí misma, y que lamentablemente su única manera de entender el mundo es lo que les muestra y opina este canal. Lo grave es que sólo sienten que ellos mismos existen sólo si se tragan buenas porciones diarias de noticias que transmite este canal. Es gente educada desde niños en el formato de la cultura que se impone desde Hollywood, con personajes como Superman y el Pato Donald.
De lo cual, está definitivamente claro que Globovisión triunfó en Miranda con su candidato Capriles Radonski, quien fue el seleccionado para este Estado por Washington (cuando hablo de Globovisión en realidad me estoy refiriendo a los jeques superiores de la CIA). Fue Globovisión quien colocó por las nubes a Manuel Rosales (ganador en la Alcaldía de Maracaibo), a Pablo Pérez (Triunfador en el Zulia), Pérez Vivas (el ganador en Táchira), a Salas Feo (nuevo gobernador de Valencia) a Graterol (vencedor en la Alcaldía de Chacao), a Ocariz (vencedor el nuevo alcalde de la populosa Petare) y a Antonio Ledezma (como Alcalde Mayor de Caracas). Cada uno de estos candidatos realizaron un especial contrato con Globovisión y sólo a ellos, de manera especial y reiterada, este cana les daba presencia y total cobertura. Realmente nunca necesitaron hacer actos de masa ni mítines porque todo se les arreglaba desde los laboratorios y estudios de Globovisión. Ahora a estos triunfadores les corresponde cumplir con lo estipulado en ese contrato que no será otra cosa que intentar derrocar a Chávez.
Contra la guerra feroz y bestial de estos medios, el gobierno nacional ha carecido de una real política clara y contundente para informar debidamente al mundo. Realmente no tenemos un canal de lucha que sea capaz de realizar un buen trabajo efectivamente de contra-información. Con el proyecto de Telesur, que es maravilloso, aún queda mucho por hacer. La televisora del Estado Venezolana de Televisión, VTV, no asume con garra este trabajo y prácticamente se puede decir que no tiene corresponsalía en casi ninguna región de Venezuela. Todo lo que hace el gobierno es tergiversado por el 90% de los poderosos medios privados. En cada Estado existen un promedio de cuatro diarios, tres canales privados, veinte emisoras de radio poderosas todos los cuales están embanderados ferozmente con la línea que les ordena la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP (todo un ministerio de información de Washington). Ante este enorme frente de guerra mediática, es poco lo que el gobierno bolivariano ha hecho.
El Presidente Chávez sabe muy bien que el objetivo de los candidatos triunfadores de la oposición no es otro que intentar derrocarlo; intentar crear caos, preparar el escenario de un nuevo golpe de Estado o tratar de llevar a cabo un magnicidio. Para eso, insistimos, fueron llevados a esos cargos por los medios de comunicación poderosos. Por lo cual, debe quedar absolutamente claro que se avecinan para Venezuela fuertes confrontaciones en la calle, auto-atentados, sabotajes en los centros petroleros, en las centrales de energía eléctrica y fuertes perturbaciones desde las denominadas universidades autónomas. El domingo 23, recorrían los centros electorales con claras intenciones de sabotear la cívica jornada, bandas de jóvenes “manos blancas” a semejanza del grupo serbio, Otpor. Es decir, que la denominada guerra de baja intensidad se presentará más cruel y más intensa que todas las que se han vivido en el pasado. Globovisión y diarios como “El Nacional”, tienen como único objetivo preparar las condiciones de una espantosa guerra civil. Así han venido actuando sin descanso desde el año 2000, cuando se aprobó la nueva Constitución Bolivariana, y hay ahora razones, con dos ultraderechistas, Capriles Radonski y Ledezma en la capital, como para pensar que radicalizarán sus métodos y sus acciones terroristas.
Pronto veremos cómo los medios de comunicación de la derecha inmediatamente comenzarán un plan despiadado de ataques, con chantajes horribles, para tratar de malearles la moral a los gobernadores chavistas que han resultado victoriosos. Nada nos debe sorprender que de esos 17 gobernadores chavistas, unos cuatro o cinco, a la vuelta de uno o dos años, por presiones tremendas de los medios, se rindan y se pasen al enemigo. Nada es más complejo y difícil en un mundo dominado por el vil sensualismo, por el bestial consumismo, que crear una conciencia revolucionaria, bolivariana a prueba de todos los vicios que nos ha inoculado el capital por tantos siglos.
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