¡Cordial saludo revolucionario, camaradas!
Hemos venido, todos, analizando el reciente proceso eleccionario, así como evaluamos los anteriores. Con mayor precisión lo hacemos con el comportamiento cotidiano de los líderes de la oposición, y sus engañados seguidores. Los mediáticamente envenenados.
De todo se desprende que a algunos engañados, apoyados en una constante información de sentimiento y obras, de proyectos y futuro, podríamos hacerles ver –como hizo Cristo con los ciegos bíblicos-, las bondades de continuar la senda de la lucha antiimperialista, y lo que es más claro, la lucha por la soberanía, contra la exclusión, a favor de los más necesitados.
Resumiendo, aprender a apoyar este inicio de un gobierno socialista. Un gobierno humanitario. Y para todos.
Pero…, con el pero de siempre, me permito hacer este análisis y una proposición.
La oposición que nos adversa en todo, que seguirá haciéndolo con todo el apoyo mediático –gobernaciones y alcaldías mediáticas-, cuneta con un respetable número de venezolanos.
Por otra parte, el esquema económico mundial, una arquitectura financiera que se ha venido ordenando de manera casi obligatoria en algunas grandes potencias, orientan el sentido de la convivencia, del accionar social, hacia un esquema mixto.
Ni capitalismo, salvaje o light, ni socialismo, mucho menos de comunismo que es un estado ideal, utópico, de la convivencia. Pareciese que debemos buscar su compatibilidad.
Porque no es cierto que reduciremos al número de compatriotas opositores. Seguirán millones, cientos de miles lo menos con los años.
Qué más socialistas
–comunistas- que los chinos continentales. Qué más socialista que
Vietnam. Los rusos con su latencia socialista, y hasta los cubanos,
socialistas hasta los tuétanos.
Sin embargo, han tenido que abrirse a los capitales. A las inversiones y mecanismos de intercambio comercial capitalistas, pero manteniendo un orden socialista, donde predominan los espacios soberanos.
Antes de culminar, pido disculpas por estas apreciaciones ya que apenas soy un ingeniero civil, con aficiones de escritor, de narratista y de opinador, y nada que ver con economía donde, de paso, no ha pegado una más de un “post graduado” en economía de la cuarta república.
Parafraseando al nuevo filósofo, Radonski, “somos como el aceite y el vinagre”, y el número de venezolanos que envenenado los apoya, por ahora, es alto –hasta que concluya el tiempo de una nueva generación- entonces tendremos que medio mezclarnos, sin pegarnos, haciendo de Venezuela una ensalada.
Una buena y razonablemente sazonada ensalada. Que no es más que convivir dentro de un esquema que integre a la mayoría de los venezolanos, especialmente a la gente de menos recursos, la humilde, sembrándoles valores, junto a los vacíos de corazón y espíritu, los estólidos, pues.
Tal como estamos ahora, una Venezuela progresista, incluyente, hacia el humanitarismo, versus una Venezuela llena de fatuidad, vanidosa y consumista.
Una Venezuela criolla,
autóctona, indígena. La Venezuela de las areperas, del folclore versus
la Venezuela macdonalera, aculturada.
¡Patria, Socialismo o muerte! ¡Estamos venciendo!