Los resultados electorales del 23 de noviembre resultan altamente favorables a las fuerzas de la revolución, al chavismo, al PSUV. Rompiendo la alta disminución electoral de las elecciones del 2007 donde se abstuvieron 3 millones de votantes y se frustró así la gran reforma constitucional planteada, en las elecciones del 23 se incrementó cerca de un millón trescientosmil votos, lo que es auspicioso y positivo porque nos puso en 17 gobernaciones y la mayoría absoluta de las alcaldías de todo el país, pero no se cerró totalmente la brecha del abstencionismo chavista de las elecciones por la reforma.
Mucho se ha analizado las causas de aquella derrota dentro de este año 2008, pero poco se habla de los sectores que dentro de la revolución estimularon ese abstencionismo por no estar de acuerdo con la figura de la reelección dentro de la Carta Magna, quizás por aspirar a ser presidente, quizás por no entender lo trascendente de la figura estelar de Chávez para conducir y dirigir una revolución, quizás porque vacilaban y estaban a punto de abandonar el camino revolucionario para entrar a formar parte de la contrarrevolución, tal es el caso de Podemos y su liderazgo: Ismael García, Martínez, Didalco; los patéticos casos de Acosta Carlez, ex gobernador de Carabobo y del general Baduel, quienes conspiraron a fondo contra la reforma. Pero se habla también de prominentes líderes del proceso en funciones como diputados (caso Tascón, por ejemplo, pero no el único) Alcaldes y Gobernadores que desestimularon en las masas la reforma o, simplemente, conspiraron contra ella, en buena medida porque ésta llevaba la figura de la reelección y albergaban, –y albergan– aspiraciones presidenciales, es decir, no movieron mayores recursos y esfuerzos para que ésta se aprobara. La errada –de buena fe, por supuesto– decisión del parlamento de agregar 33 artículos a los 36 propuestos por Chávez, lo que encarató la cosa y confundió tremendamente al pueblo habida cuenta del escasísimo tiempo que se tenía para difundir los 69 artículos. Y mire que Chávez les rogó que no fueran a alterar sus propuestas o enredarlas, pero fue lo primero que hicieron.
¿Arrojan los resultados electorales, favorables como se ha dicho, a la revolución, a Chávez y al PSUV, los elementos cuánticos (número de votos alcanzados) e ideológico/políticos suficientes para levantar la bandera de la Enmienda Constitucional que sea aprobada por el pueblo en un referéndum consultivo a mediados de 2009 y le abra el camino al comandante Chávez a la reelección por el período constitucional 2013/2018 y tal vez del 2018/2023?
La cuesta remontada en la campaña de las elecciones regionales debe asignársele en muy buena medida al naciente PSUV. La enorme debilidad organizativa y política de las elecciones del 2007 fue la carencia de un aparato político, de una organización cohesionada, de una maquinaria política y electoral. Se disolvió el MVR y se tardó excesivamente en crear la nueva organización. Allí no fue suficiente la figura de Chávez, más las contradicciones –algunas ya anotadas– en el seno del campo revolucionario y las veladas conspiraciones anti reforma.
En estas elecciones partido y líder jugaron un papel estelar, fundamental pero el triunfo obtenido, pese a los reveses –esperamos que transitorios y recuperables esas gobernaciones y alcaldías dentro de dos años, con el revocatorio a los fascistas que llegaron a esos cargos– nos pone de frente a la pertinencia de promover la Enmienda a la Constitución Bolivariana. Es decir, de cuantificar con objetividad y subjetividad si eso es posible y viable –que, para los revolucionarios auténticos, para los socialistas y bolivarianos, no se discute su conveniencia y necesidad estratégica–.
¿Por dónde va a venir el ataque de la contrarrevolución fascista, de la derecha en todas sus expresiones?
Por supuesto en el ataque más despiadado y brutal contra el comandante Hugo Chávez. Repetirán lo que ya han dicho todos estos años: que es un líder autoritario, que se quiere perpetuar en el poder, que es un ambicioso, que quiere convertir a Venezuela en un paraíso comunista igual a la asediada y bloqueada Cuba; dirán que querrá quitarle los hijos a la gente para que el Estado los adoctrine y no habrá quien diga que para enviarlos a Rusia y a China; que eliminará la propiedad privada, le quitará a los comerciantes sus negocios, expropiará las grandes empresas; que conducirá a Venezuela a la ruina y el pueblo padecerá hambre y miseria. No tengo la menor duda de que por allí vendrán los tiros del imperialismo y la contrarrevolución oligarca, de la necia y torpe clase media que será, una vez más, disociada por Globovisión, El Nazional, El Universal, etc., etc. Surgirá probablemente una entente contrarrevolucionaria formada por los cinco gobernadores fascistas y unos cuantos alcaldes derechistas para presentarse como el combo salvador. A los jóvenes fascistas de la UCAB, Universidad Central y el conjunto de inservibles universidades privadas alzarán sus manos incendiarias para tratar de convertir al país en una gigantesca Roma, ardiendo por los cuatro costados.
Pero ellos son minoría, sus votos alcanzados en estas elecciones –donde perdieron más de 300 mil votos, lo conquistado en las elecciones del 2007– no son gente movilizable para luchas de calle, para confrontaciones. Nuestra clase media no es valiente, es temerosa, quizás por su inestabilidad emocional, por su miedo eterno a perder lo poco o mucho que tienen y a lo que están atados con tenacidad, su propiedad, su carro o cualquier otro objeto material es su principio y su fin; son por naturaleza desagradecidos y torpes, Chávez les salvó las viviendas al eliminar los créditos indexados y les salvó sus vehículos al obligar a los bancos a eliminar los créditos balón, pero para ellos eso no es nada y siguen siendo furibundamente anti chavistas. Para ellos, como para la oligarquía es más fácil contratar mercenarios, sean paramilitares colombianos o desclasados criollos, lo mismo da, necesitan a alguien que les haga el trabajo sucio. Prefieren estar al servicio de los norteamericanos.
Para la revolución la enmienda a la Constitución es vital, fundamental; ella forma parte de una visión de poder revolucionario y la certeza de que hasta el presente nadie dentro del espectro revolucionario llena el espacio que ocupa Hugo Chávez Frías, un líder vital, fundamental, insustituible, al menos por un tiempo largo de años. Su presencia en el poder estos 10 años –1998/2008– ha sido garantía del desarrollo sostenido de un proceso de cambios revolucionario en las estructuras del país y su visión de estratega, del claro sentido bolivariano transformador del país que ha demostrado todos estos años; su alto sentido de la ética y la honestidad, su profunda espiritualidad y humanismo, ese ver mucho más allá que el resto de los líderes de la revolución; su amor infinito por el pueblo pobre y trabajador; su visión bolivariana y socialista de la transformación de Venezuela y América, lo ubican por encima de las justas aspiraciones de muchos hombres y mujeres que no han alcanzado ni tienen las condiciones y las cualidades que él encarna, única garantía de las transformaciones estructurales de Venezuela.
Por estas razones la enmienda constitucional resulta indiscutible y necesaria y todo el esfuerzo del pueblo, del PSUV, de los revolucionarios todos debe volcarse hacia el gran debate sobre la necesidad de su implementación por parte de la Asamblea Nacional y del referéndum aprobatorio.
(humbertocaracola@gmail.com)