Perra vida esta y la mala suerte de pisarle la caca a un can

UNO: La verdad que la perra vida que llevan algunos mortales no es comparable con la rica y sabrosa vida que llevan algunos canes. La noticia de una dama inglesa que se ha gastado la bicoca de 365.000 euros en sus mascotas me ha sorprendido feamente, lo que demuestra en primer lugar que la crisis del capitalismo no afecta los bolsillos de las elites o de los que le sobran las munas por toneladas. En realidad quien tiene real puede gastarlo en lo que le venga en gana. La clase media alta y parte de la baja en nuestro país, pasean sus cachorros con Suéteres de Chinchilla y chalecos de Cachemira, franelas de paño fino, pañuelos y bufandas multicolores, pantaletas y pantaloncillos de seda y lentes de marcas para cachorros. Se sorprenderían ustedes las ganancias que producen los productos y cachivaches para perros destinado a complacer la vanidad y la frivolidad de una clase ociosa y egoísta. He visto a las niñas ricas y sin oficio, atreverse a colocarle unos pantalones vaqueros con chaqueta y todo a sus falderos. Harían el ridículo si le colocaran unas botitas de cowboys para que sus perros se parezcan a George Bush. Casi todas estas vestimentas son de prestigiosas marcas. Es asombrosa la cantidad de concursos para perros y el dineral que gastan en esas futilidades. Perros nada violentos son entrenados como asesinos (Rottweiler, Bull terrier, el Doberman, el Pastor Alemán, el Chow chow y el Tosa, pitbull, dogo, dobertman americano.etc.) En la clase alta y media se acostumbra ver que sus muchachitos entrenen perros muy agresivos para echarlos a pelear en donde se apuestan grandes cantidades de dinero. Muchos de ellos se han escapado y han atacado a seres humanos, e inclusive han terminado por descuartizar y asesinar niños pequeños indefensos que no pueden protegerse de un ataque de estas bestias a quien le cortan las orejas y el rabo y que para que se vean más chéveres y agresivos. La burguesía venezolana también tiene sus perritos muy champooseados, vestiditos, cuidaditos y bien alimentados en sus mansiones del barrio alto destinados a ser “campeones de medalla” de concursos, en los que se gastan millones de bolívares fuerte aunque jamás aportan parte de las ganancias a asilos, ancianatos y guarderías. Dirian, ni se le ocurra pensar en semejante barbaridad. Son una clase sifrina y materialista a quienes les importa un rábano los seres humanos. Por supuesto que en su mayoría no le preocupa que existan seres que no tienen ni siquiera un pedazo de pan para llevarse de la boca al estómago, ni un refugio seguro en que pasar la noche, mucho menos un hogar aunque este sea un rancho. La pobreza y la miseria para ellos en un castigo que Dios les da a los pobres.



PISO DOS: Continuamos leyendo la noticia en (Aporrea. Org) “Una mujer de Gloucestershire (Reino Unido) que ha convertido la mitad de su lujosa mansión de 1,4 millones de libras (más de dos millones de euros) en una caseta que será la envidia de cualquier perro, ya que se la ha hecho a sus dos perros de la raza 'gran danés'. Esta 'supercaseta' dispone de televisión de plasma, su salón y su 'spa'. A la caseta no le falta un detalle y al final ha costado alrededor de 365.000 euros. Que mala suerte la mía de tener un televisor más anticuado que el coche de Isidoro o una comedia de Frijolito y Robustiana, ni siquiera dispongo de una buena regadera, ni calentador eléctrico ya que la sal del agua de mi municipio me arruina cualquier artefacto que coloque y al final sólo tengo un pedazo de hierro cochambroso cubierto de oxido. Quisiera yo tener a alguien que me sirva la comida y la bebida y tener un dispensador de caña y un lavaplatos automáticos que limpiara la grasa de mis platos favoritos. Como me gustaría controlar la temperatura en los días más calurosos desde un mullido sofá y tener otros cuantos sillones especialmente diseñados para mí en lo que pueda descansar y recostar mis sufridas posaderas. Me gustaría tener un gimnasio para realizar ejercicios que me elimine la barriguita que tengo. Todas estas cosas que tiene el perro lo que me produce es envidia. En realidad la noticia sobre esta rica señora y su buena vida de perro me ha aflorado las ganas de comer perrarina, producto para perros que en la cuarta república las madres les daban a sus hijos en los barrios de los techos de cartón de Caracas para no pasar hambre. A propósito me viene a la mente aquella canción de Alí que yo silbaba cuando subía por la carretera vieja de Los Teques y veía un anuncio grande en donde podías leer “Escuela para perros” Posiblemente el cantante revolucionario se inspiro en el aviso y compuso aquella inolvidable letra “Usted no lo va a creer, pero hay escuelas de perro y le dan educación para que no muerdan los diarios”. Si dos perros tienmen todas estas comodidades, ¿Por q`´e no las tenngo yo? Definitivamente le voy a pedir a mi amigo libanes Fadul que me regale una rampa de madera para escalar como un cachorro cualquiera y salga a morder escuálidos sifrinos (“ahora los bobalicones sifrinos y algunos pelabolas emuladores tirarán pinta con chaquetas de piel de perro casero”). Me lo contó una amiga seria y con real que ha visto a notables caraqueños llevar sus perros en avionetas para pasearlos en la quinta avenida de Nueva York con sus abrigos de pieles –en pleno invierno, o sea en navidad --. Apelo a la vieja página gringa “Aunque usted no lo crea”, para contarles que en la isla de Margarita le construyeron a un perro una casita dentro de un rancho de Chana imitando a estas costosísimas y lujosas viviendas sólo para ricos. La dama inglesa de seguro será una buena cirujana, algún día se le ocurrirá hacerse una cirugía plástica para parecerse a sus amados y ricachones perros Gran Daneses. Hay seres así. Como diría Joselo: No mejora el enfermo.



Antojofel@hotmail.com


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Antonio Fernández Lunardi


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