Reelección y soberanía

La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, siete primeras palabras del artículo 5 de nuestra Constitución Bolivariana, el 341; de la enmienda constitucional, numeral 1, apunta literalmente de las iniciativas de inscritos o inscritas en el registro electoral que en un 15% podrán promover la adición o modificación de uno o varios artículos de la carta magna sin alterar su estructura fundamental; también el 30% de los integrantes de la Asamblea Nacional, o el presidente de la República en Consejo de Ministros, de manera que el artículo a someter a enmienda sería el 230 de la Constitución el cual establece seis años y una reelección por ese mismo tiempo. Al Presidente Hugo Chávez, le restan 4 años, por ley.

El poder de decisión reside en lo que decida la mayoría del pueblo, como hasta ahora ha sido en 15 procesos comiciales, bajo el amparo y aliento del pueblo que por primera vez en su historia republicana, aprueba su propia ley magna, una Constitución novedosa, acoplada a la evolución del pensamiento político, democrático y participativo, extrayendo raíces del pensamiento político-filosófico de nuestro Libertador Simón Bolívar y que se ha derivado en el Socialismo del Siglo XXI, para la construcción de una patria, libre, no excluyente, buscando la mayor suma de felicidad posible, sueño del que diera libertad a la patria grande de nuestra América; es esta la doctrina que plasmó el pueblo y la que insistentemente la ideología de la falsa conciencia, dirigida por el Imperio del Norte, sus eternos aliados de allá y acá, han hecho comparsa por siglos para detener la libre autodeterminación de los pueblos como reza el Derecho Internacional y los acuerdos en la ONU, negados y violados por la doctrina del pensamiento único, que acorrala la libre expresión de ideales sociales, morales, económicos, políticos y lo más grave que en nombre de la libertad y la democracia utilizan su fuerza militar, económica, política y religiosa, para la guerra psicológica, amenazas, espionaje, censura, golpes de Estado, invasiones, desolación y muerte contra quienes no sean sus aliados condicionales. Comienzan sus agresiones con la emisión de millones de mensajes publicitarios, propagandísticos, informativos, noticiosos, diplomáticos, económicos y de toda índole, destinados a ablandar conciencias, a manipular, alienar y domesticar a los pueblos que no disponen de otras alternativas tecnológicas, así abonan los terrenos donde posteriormente justificarán sus invasiones de destrucción y muerte, menos mal que ya el mundo ha despertado y reaccionado y se está negando a seguir cayendo en sus trampas mediáticas con las que tienen largas décadas metiendo en las entrañas el coco comunista, ahora el terrorista y el símbolo del mal representado en Satanás.

Todas esos estratagemas ideológicos están muy bien arraigados en la dirigencia política de la oposición, lo dicen en el 90% de sus medios de comunicación, se oponen a todo cambio, califican al líder de la revolución y precursor de estas transformaciones sociales y políticas como dictador, poseído de mesianismo y fascismo, como a la usanza de la alta y baja edad media, el absolutismo ilustrado o las variables de la edad contemporánea, donde ha habido crueles dictaduras y aun hay vestigios en algunas partes del mundo de monarquías, reinados o ¨democracia¨ donde los pueblos poco participan en las decisiones soberanas. Si ser un mesías es denunciar a los cuatro vientos los crímenes de guerra, las torturas, violaciones a los derechos humanos, luchar por los despojados y relegados, por la exclusión, y abogar por una sociedad más justa, más equitativa, sin odios ni envidia; bienvenido ese Mesías. En todo caso la reelección y soberanía, es una ley del pueblo quien de acuerdo al trabajo, la eficacia, la atención, la honestidad, la verdad, la pedagogía política y los ejemplos de todo jefe de Estado o aquellos gobernadores, alcaldes, legisladores que se ganen la confianza del soberano, tienen sobradas razones para que sea ese pueblo quien decida el destino de una patria que está alcanzando altos índices de desarrollo, independencia económica, las realizaciones y gestiones del presidente lo ha avalado el pueblo, por eso ha ganado el 99% de las elecciones, y ahora es la oportunidad de consolidar la Revolución Bolivariana y es el pueblo quien marcará las pautas, no son unos cuantos políticos con doctrinas ya caducas y en extinción que van a echar por la borda lo que tantos sacrificios ha costado al pueblo bolivariano en la esperanza de ir mejorando sus condiciones de vida.

Así que pensamos que la Constitución está abierta al pueblo para que sea él, mayoritariamente el que determine libremente la continuidad democrática del Comandante Hugo Chávez Frías o dejar a la deriva la República, como ocurrió en toda nuestra historia con conductores políticos entreguistas, indiferentes y despreocupados por los problemas nacionales.

El tiempo es oro y con el oro no se compra el tiempo, y en política ese tiempo pasa volando, aplazar los cambios es como ir a la guerra con el cañón del fusil roto.

saguete@gmail.com


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Teodoro Guerrero Salas


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