En Barinas, por ejemplo, han levantando como tres sambilitos y las locuras mercantilistas están destrozando horriblemente a la ciudad. En San Cristóbal la sambilmanía produjo el suyo, con la consabida proliferación de manitas blancas que viven allí imbuidas en mariqueras importadas de todo tipo. La frivolidad es la reina más perversa y degenerada del Táchira. Ronald Blanco La Cruz era un hombre que no sabía un carajo de socialismo, igualito al Florencio Porras quien dice que tampoco sabe un comino de los ideales socialistas de Chávez. El Táchira, al igual que Lara, está plagado de sifrinitas y sifrinotes siempre en busca de un Sambil, sin nada en la cabeza que no sea para pintárselas color cucaracha. Por cierto, en Barquisimeto ya hay planes para levantar un tercer Sambil y volver a esta ciudad en la meca de los escuálidos sin alma y sin conciencia patria. En los Andes, la madre de los desquicios los permitió el alcalde de Mérida, Carlos León. Éste permitió que los chinos de una mafia llamada Yuán Lin nos montaran una descomunal plasta comercial en pleno centro. Cuando los chavistas protestaron, el orondo alcalde respondió: “Ya veremos a muchos revolucionarios hartarse de lumpias en el Yuán Lin”. Pero Mérida toda está erizada de centros comerciales, que no venden casi nada propio de la región. Yo me pregunto: si el año que viene el asunto de la crisis económica se pone super-peliaguda, ¿qué van a hacer estos centros comerciales en los que relumbra únicamente pura bagatela importada? Electrodomésticos y aparatos electrónicos del Norte, pantaletas y sostenes colombianos, gorros peruanos, vinos chilenos, whiskys escoceses, quesos y embutidos españoles, …
En este momento nos venimos a enterar que la Cámara Venezolana de Centros Comerciales, Cavececo, informa que están registrados 164 centros comerciales en Venezuela y que 37 están en construcción. Los escuálidos tienen su proyecto anti-socialista que consiste en sustituir todas las plazas y todos los parques por centros comerciales. Los comerciantes españoles o de hijos españoles de La Candelaria, han pegado el grito en el cielo y han dicho que peor será hacer en ese lugar que pensaba ocupar un Sambil, una universidad o un hospital porque se pierden ventajas como la creación de empleos, la captación de más clientes y la revalorización de los inmuebles. Qué pensamiento más egoísta y miserable. Peluqueros de altura, joyeros, MacDonaleros, faranduleros de uña larga y piercings en el alma, carniceros de ancha hacha y de peinilla fina están declarando que van a convertir el infierno de San Bernardino en un total paraíso de la más suprema refinación capitalista. Qué belleza, carajo.