La aprobación de la enmienda constitucional es cuestión de supervivencia para los chavistas, y no nos referimos la supervivencia política. Nos referimos la supervivencia física. Quizás algunos, ante esta afirmación, piensen que exageramos, pero la no aprobación de la enmienda desataría los demonios y comenzaría a crearse las condiciones para un conflicto armado entre venezolanos.
Una victoria del NO sería el primer paso de la derecha venezolana hacia la retoma del poder, y habría que ser imbécil para no saber, a estas alturas, como reaccionaría esa oposición si llegara a constituirse en gobierno. Ya en la cuarta república vivimos la experiencia y en abril de 2002 nos la recordaron. Así, con la saña de esos días es que gusta de gobernar la derecha venezolana.
La represión y la persecución desatada contra los chavistas en el breve gobierno de aquel mequetrefe dirigido por los dueños Globovisión, RCTV y Venevisión, hizo recordar a muchos la tragedia que vivieron nuestros hermanos chilenos, argentinos y uruguayos con sus sangrientas dictaduras. En diciembre de 2002 y hasta marzo de 2003 revivimos la película. A una oposición enferma de odio no le importó en lo más mínimo que no hubiese
alimentos para los niños, ni ambulancias para los enfermos y mucho menos la crisis económica que le ocasionaban al país… Esas “pequeñas dificultades” poco importan cuando las padece el pueblo.
Ese tipo de conducta política es propio de la derecha venezolana. No en balde fue en nuestro país donde bajo la fachada de una democracia, se experimentaron todas las técnicas de represión y exterminio que más tarde fueron masificadas en el cono sur, bajo la tutela de la CIA.
Hoy, a esa conducta que le es propia se le suma la frustración de estar bajo un gobierno socialista que promueve la participación de los que siempre consideraron inferiores.
Ello les carcome el alma, les alimenta el odio y los incita a luchar para exterminar a los chavistas. No se necesita ser unos de esos “sesudos analistas” que abundan en los medios para prever las consecuencias de un ascenso al poder de la derecha venezolana. Basta con observar la actitud asumida por esa gente en los pocos espacios donde lograron victorias en las pasadas elecciones regionales, para concluir que un hipotético gobierno de derecha en
Venezuela, significaría el retorno a la era de los crímenes políticos y las desapariciones forzosas.
Ancianas golpeadas salvajemente y desnudadas por vestir franelas rojas; consultorios incendiados por pertenecer a Barrio Adentro; aulas tiroteadas por formar parte de las misiones, obreros vejados y despedidos por ser sospechosos de chavistas y militantes heridos a granel son algunas de las demostraciones que hoy nos da la derecha en los espacios donde ejercen autoridad. Se imaginan lo que ocurriría si llegasen a controlar el poder ejecutivo, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, el CICPC y la Fiscalía? Cuál es el dirigente, activista o simple simpatizante de esta revolución que no ha sido amenazado con la pregunta: ¿dónde te vas a meter cuando tumbemos al loco? o quién no ha sido “advertido” con ser sacado a patadas de su trabajo “cuando retorne a la democracia” No estamos haciendo con esta nota un ejercicio de imaginación, ni tampoco intentamos meterle el miedo en el cuerpo a nadie. Advertimos sobre la necesidad de impedir una victoria del NO, por el bien de la patria.
Una derrota del chavismo implicaría una inmediata convocatoria a referendo revocatorio y una eventual victoria del fascismo. Los chavistas somos mayoría pero una buena parte no parece haberse dado cuenta que el referendo sobre la enmienda no es un proceso electoral más. En él nos jugamos la vida, la revolución, las conquistas y la patria. Es en estos momentos cuando se hace necesario convertir en hechos, todos los discursos y demostrar con trabajo y sacrificio cuanto se ama la revolución, al líder y a la patria.