Abunda gente que cree que los demás son tontos y hasta caídos de la mata. Piensan y se expresan dentro de esas expectativas porque "cada ladrón juzga por su condición".
Un tal Elio Aponte, que allá en Estados Unidos se presenta y exhibe como "dirigente de la Organización de Venezolanos en el Exilio (Orvev)", según nota proveniente de Washington y reproducida por el diario El Tiempo, de Puerto La Cruz, mientras lideraba una manifestación de tan sólo "una docena de personas", solicitó de Bush, para que "sin mediación del Congreso", "legalice temporalmente a unos 10.000 compatriotas que viven irregularmente" en aquel país y que además, no quieren por nada del mundo regresar por "temores a represalias políticas del gobierno".
Y con tono dramático, digno de mejor causa como para pedir el cese de la matanza en Gaza, comentó Aponte, en medio de la "multitud" que le rodeaba, que miles de venezolanos a quienes simplemente se les ha vencido la visa o han negado sus solicitudes de asilo, porque aún en la lógica gringa y los intereses del Departamento de Estado, no proceden, "temen regresar a un país en manos de un totalitarismo disfrazado de demócrata".
Y el perseguido a ultranza por el totalitarismo venezolano, el señor Elio Aponte, un ilustre desconocido, hasta en su carácter de exiliado, dijo aquel tremendismo o pedido engañoso, creyendo que a los gringos se les enreda fácilmente, precisamente el mismo día que Alberto Federico Ravel, de Globovisiòn, canal televisivo que hace guerra mediática al gobierno, Omar Barboza, antes de AD y ahora tras del burladero de UNT, Julio Borges y un tal Planas – no las firmas de la solicitud de referendo contra Chávez- también dirigentes connotados de la derecha, regresaban felices, contentos y hasta como unas lechugas del viejo San Juan de Puerto Rico, adonde habían acudido presuntamente a reunirse con el encargado de negocios de la embajada norteamericana, para con la primordial asesoría de éste y técnicos "grandes ligas" del país del norte, como les calificó el primero de los nombrados, planificar la campaña electoral contra la Enmienda constitucional y repartirse la "módica suma", de tres millones de dólares destinada a ese fin. Y esos personajes, antes han estado metido hasta las orejas en hechos políticos tan ilegales como éste, tanto que, en los Estados Unidos, les hubiesen, sin dilación alguna, llevado a prisión o "hubiesen sido objeto de represalias", para decirlo en el lenguaje del "agitador de masas" de las puertas mismas de la Casa Blanca.
Uno no se explica, ni tiene cómo hacerlo a quienes le preguntan, ¿cómo esta dictadura qué aventó al exilio a Elio Aponte y a miles de venezolanos, que temen regresar por las represalias que se podrían tomar contra ellos, no puede hacer nada ante la conducta de los asistentes a la reunión de San Juan? Sin hacer mención a la inmadura actuación de Ravel, quien pese exhibirse siempre como defensor del libre ejercicio del periodismo y ser dueño de un medio informativo, atropelló y ofendió de la manera más vulgar a un jovencito periodista que hacía su trabajo. Y conste que esa conducta es repetitiva.
También ese mismo día, Oscar Pérez, "dirigente" de un partido cuyos votos no son nada abundantes, acusó al presidente de "incitar a delinquir" y por "supuestos hechos de corrupción". Y después de decir aquello tan grave que envuelve la majestad presidencial, se marchó a su hogar muy campante, sin que nadie le molestase.
Es más, casi a la misma hora que Elio Aponte, apretujado en aquella multitud que llevó a las puertas de la Casa Blanca, denunciaba al gobierno de Venezuela por perseguir y atropellar a unos inocentes como el Estado de Israel en Gaza, en Caracas, el presidente de Fedecàmaras, José Manuel González, declaró en términos tales que pretende hacer creer a quienes le escuchan y leen, porque piensa y actúa en la misma forma bobalicona del tal Aponte, que la crisis que afronta el sistema capitalista, originada en los núcleos del sistema, sobre todo en la economía norteamericana, hubiese sido provocada por Chávez y a éste acusa, de manera nada subliminal, de ser el responsable del asunto. Y hasta llega a precisar en sus declaraciones, de modo al parecer irresponsable, sobre el futuro inmediato de la economía venezolana; "pensamos que no va a haber devaluación, no de momento, pero luego pasada la consulta sobre la enmienda constitucional, vendrán nuevamente el incremento en el IVA y el impuesto a las transacciones financieras".
Observemos dos cosas; el juicio está dirigido a mal poner al gobierno venezolano sin hacer críticas a quienes desataron la crisis. Además, aquello de "pensamos" y sus respectivos agregados, nada tiene de juicio técnico, ni referente de una información que atesora sino de un chisme político para incidir sobre el debate electoral. Y José Manuel González, no por eso se irá del país, porque como a los otros, nada les pasará. Esos temores difundidos por el audaz Aponte, no tienen fundamento.
El nuevo gobernador del Táchira, militante de COPEI, partido de la vieja política, imitando al de Miranda, el mismo día de su toma de posesión, pocas horas después de la solicitud hecha a Bush, se desató en actos represivos contra militantes del partido del presidente Chávez. En este caso, desde la perspectiva de Aponte, uno podría hablar de venados corriendo tras los perros
Los golpistas de abril, por allí andan libres, contentos y metidos todos en el doble juego; el electoral, por aquello de quien quita y en las catacumbas de la conspiración. Y nada les sucede.
Entonces, ¿cómo puede uno también explicar a quien nos pregunte, el por qué de aquel arrume de balseros en Estados Unidos, valientemente acaudillados y orientados por ese heroico venezolano que dirige la Orvex?
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