El argumento más inteligente que le hemos escuchado a la oposición para oponerse a la enmienda constitucional es: ¡NO es NO! Con esta propuesta, sin argumentos, sin contenido y con una estrategia propia de una oposición dirigida por hombres de la estatura intelectual de Manuel Rosales, el sector político de la oposición se apresta a participar en una batalla que habrá de definir el rumbo político de la
patria.
Cuando el gobierno nacional se plantea salir de la trampa que armaron las oligarquías latinoamericanas ante la imposibilidad de seguir manteniendo dictadores. Trampa que consistió en impedir la reelección y evitar con ello que pudiera tomar cuerpo un proyecto político, económico, social cultural diferente al que ellos habían venido construyendo durante doscientos años, la oposición lo enfrenta con una campaña para minusválidos mentales.
Las ofensas mariconeadas de Ramos Allup y los intentos de Julio Borges por convertirse en el defensor de las misiones, son una clara evidencia de que en la oposición comienza a cundir el pánico; y hay que ver cuan torpe puede resultar un descerebrado cuando está dominado por el miedo o la sensación de derrota.
Esa torpeza los ha llevado a “diseñar” una campaña que en el mejor de los casos sólo podrá tener efecto en los bien llamados disociados; pues a ese sector de la oposición cualquier acción o campaña contra Chávez siempre le parecerá brillante, atractiva y ajustada a la realidad. El problema es que solamente con los disociados no puede obtenerse la victoria.
Para alguien que no padezca de bobera congénita o cuyo cerebro funcione a “media máquina”, la tesis de que la aprobación de la enmienda significará presidencia vitalicia para Chávez, tiene que ser motivo de burla. Sólo los imbéciles pueden creer semejante argumentación.+
¿Qué respuesta puede dar quien afirme esa estupidez, cuando le pregunten si el derecho a postularse como candidato es garantía de triunfo? Allí mismo se quedan sin argumentos y por lo general, sólo atinan a vociferar ¡NO es NO!
Otro de los “brillantes” argumentos de la oposición, digno de la nteligencia de Pablo Pérez o John Goicochea, es el que afirma que la enmienda coarta el derecho a las nuevas generaciones a ocupar cargos de elección popular.
¿Será que la aprobación de la enmienda les impedirá lanzarse como candidatos? o ¿será que necesitan que los contendores fuertes se retiren para tener algún chance?
Nada, absolutamente nada tiene la campaña de la oposición. No es No, porque me da la gana; No es No, porque odio a Chávez; No es No; porque
soy adeco.
La opción del SI viene arrollando, y no podía de ser de otra forma. Además de que tiene contenido y argumentación; que representa sueños y un proyecto y que tiene un líder que la impulsa; se enfrenta a una opción cuya campaña pareciera diseñada para gafos.
Febrero 2008