Vale la pena preguntarse ¿qué pasará en el resto de Latinoamérica si se aprueba la enmienda a la Constitución de Venezuela?. Y no debe extrañar que los pueblos del sur transiten los caminos de Venezuela para asumir un rol protagónico en la toma de decisiones. En Colombia por ejemplo, el presidente Uribe busca a través del chantaje y la amenaza paramilitar la aprobación de su reelección. No obstante, su ejército desacreditado por las masacres cometidas disfrazadas de falsos positivos, auguran una implosión institucional que solo se sostiene por el financiamiento y la intervención militar de Estados Unidos. Las FARC debería allanar el camino político para reencontrase con propuestas como la de la Unión Patriótica en la década de los ochenta. Y quizás la liberación de los secuestrados sea el inicio de esa estrategia, la cual ya está siendo saboteada a plomo limpio por el sector desacreditado del ejército colombiano.
En Ecuador y Bolivia, se aprobaron sendas constituciones con la participación del pueblo, no es descabellado pensar que profundicen el proyecto político planteado por sus actuales presidentes. Países como Argentina, Brasil y Uruguay, no parecen transitar por proyectos políticos que otorguen poder al pueblo. No debe confundirse la postura de mayor independencia económica aprovechando la crisis política y financiera de Estados Unidos, que permite un discurso de izquierda más atrevido, pero irónicamente más ambiguo. Prueba de ello son las ingenuas declaraciones del presidente brasileño Lula con respecto a las expectativas de cambio con el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
La democracia participativa que nace con la Constitución de 1999 abrió el mar para el paso del pueblo explotado durante años. Y a diferencia de la escena bíblica, en Venezuela no se trata de un pueblo ingenuo que se deslumbra con becerros de oro, porque hoy día, los venezolanos tienen una conciencia política impresionante. Lo que han aprendido los venezolanos en el control de las políticas públicas, en la organización para la ejecución de proyectos a través de los Consejos Comunales, si bien no muestran una efectividad en un 100%, significan un nivel político que no permitirá el regreso a la Venezuela de la cuarta república.
Y este proceso coincide con la fase terminal del dominio estadounidense, cuya crisis moral obstaculizan a la sociedad norteamericana la generación de políticas solidarias para enfrentar la crisis económica más grande de su historia. Lo que en Estados Unidos no existe, en Venezuela se consolida. Conciencia política de los ciudadanos, organización y políticas sociales solidarias, además de un nivel de organización social que perfecciona el concepto de Consejo Comunal. La enmienda no es más que la profundización del poder para el pueblo, un debate social sin precedentes en momentos en que en el resto del mundo no hay debate, solo decisiones verticales que a pesar de los sistemas democráticos no dan poder de decisión a los ciudadanos. El ejemplo más patético es el auxilio financiero a los causantes de la crisis económica en Estados Unidos. Dicho auxilio fue una decisión en la que el pueblo no fue tomado en cuenta.
Quien firma esta nota, se permite comentar la interpretación de un lector desequilibrado, quien ladra cuando oye la palabra hueso. Y odia de manera gratuita lo que no conoce. Pero siempre utiliza su columna de opinión como esquina para pedir limosna.
Davidjavier18@hotmail.com