En el presente, las masas entienden la importancia y necesidad de hacer valer su voluntad política. Que Chávez siga siendo el Presidente significa la continuación del proceso antiimperialista y socialista que se ha fortalecido históricamente bajo su liderazgo; y es evidente que frente a esta realidad existen sectores minoritarios, oligárquicos y transnacionales que persisten en derrocarlo para saquear nuestras riquezas y reimponer su anterior dominación. Notoriamente la enmienda es un asunto de clases sociales con intereses confrontados, puesto que el Chavismo constituye nuestra expresión mayoritaria como clase popular; mientras que el antichavismo no es más que una manifestación orientada por la burguesía.
Hoy nosotros defendemos el poder popular, la ética socialista y la propiedad social en la industria; ellos se aferran a la supremacía de las elites, la moral individualista y la propiedad privada de los empresarios explotadores. Ante esta clara definición del escenario político, no hay lugar para misterios jurídicos, ni falsas matrices de opinión que nos puedan hacer creer que elegiremos a gobernantes eternos, pues la única verdad es que la enmienda constitucional que aprobaremos el venidero 15 de febrero representa la ampliación de nuestros derechos políticos, es decir: Que el pueblo vote libremente cuantas veces lo desee por el aspirante que mejor prefiera, ahora incluyendo la candidatura de quienes ya son gobernantes. El “detalle histórico” es que somos los revolucionarios quienes tenemos al único candidato capaz de seguir triunfando.
Sépase que el pueblo soberano es el fundador del Estado, el hacedor de las leyes y el enmendador de las normas. ¿Y si el pueblo no es el todopoderoso para decidir, entonces quién lo es? Difícil es creer que los saqueadores y los explotadores estén más cerca de la voluntad de Dios que los revolucionarios. Seguramente, a juicio de ellos, nuestras normas deberían ser dictadas por la Casa Blanca, Fedecamaras, o el decadente academicismo burgués; obviamente se niegan a aceptar que hemos decido ser libres irreversiblemente. A pocos días de este referéndum, mientras los pitiyanquis necesitan mentir en su campaña, a nosotros solo nos basta contarnos.
(*) Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario.
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