¿Qué me ha dado Chávez? Voy por el “No”

Esta es la más frecuente apreciación, respuesta, comentario o pensamiento de la mayoría que se opone a Chávez

Debemos de estar de acuerdo, camaradas, que es lo más demostrativo del espíritu –todavía activo, y muy– de la IV República. 

Es ese pobre espíritu producto de la educación, hasta universitaria, donde fuimos formados. Nos acogimos a principios comunes basados en la posibilidad de emerger, o tener éxito, en la etapa capitalista (inicios de la democracia representativa) hasta que se hiciera salvaje (después llegó Chávez) 

“Estudie, hijo, es la única manera de salir de esta condición de limpieza, de pocos recursos” Lo internalizamos aquellos  muchachos que aun nuestro estatus popular, pudimos escucharlo  de padres con algún o mucho nivel de conciencia.  

Pocos escucharon esa señal. Menos los inmersos en la pobreza, unos por falta de visión, por el extremo de exclusión y otros por entreguismo por el simple entreguismo. Por su condición de pertenecer a la clase marginal. 

Sonaba como bueno alcanzar la independencia y la prosperidad haciéndonos profesionales. Pero dentro de conceptos totalmente equivocados. Una independencia sin pensar en más nadie sino en nosotros mismos y una prosperidad entendiéndola como meramente económica, cuando es un estado cultural y espiritual integral. 

La burguesía seguía invirtiendo en el comercio y con ello elevaba su estatus económico. Se alejaban. Se alejaban de nuestras posibilidades de superación. Muchos se graduaban, cómodamente se graduaban. Con creces, sin necesidades. Y se alejaban… Recuerden que hablamos en lo económico, de paso única visión capitalista. No importaban los valores, sólo hacer dinero. 

Ah, y los pobres… ¿los pobres? Qué importan. Nunca les han importado. Hasta los olvidamos nosotros que venimos de allá cerquita. 

Claro, habíamos alcanzado la concepción paternal de desarrollo. Salir de abajo.  Pero con ello, y lo hemos analizado con los años, inclusive cuando claudicamos las luchas universitarias, traicionamos a nuestras comunidades.  

Allá se quedaron con la alegría de que “fulanito”, yo o tú, se había graduado. “Ese muchacho era del barrio. Buen estudiante. Su papá le exigía mucho, lo tenía a monte” 

Y alguna de las veces cuando visitábamos al barrio, con la mente capitalista y el haber conseguido un empleo como profesional, nos llenaba de alegría ver rostros de compañeros de travesuras. Los que esperábamos las misas de aguinaldo aceitando los patines; los de juegos de trompo y metras, y papagayos y yoyos; de béisbol con pelotas de papel o trapo y de goma; recorrer botiquines y bodegas recogiendo chapitas y buscando un palo de escoba,  correr asustados cuando aparecía “la chota” –el vehículo negro con una raya blanca y un focote rojo en le techo, de cuando Pérez Jiménez– supervisando calles, día y noche. Y las jaulas. Muchachos te tirar piedras y pelearnos.  

Encontrar a los amiguitos, ahora amigotes. Uno con un quiosco de periódicos; otro con un taxi cacharrón; otros, trabajadores de algunas fábricas de textiles; uno con un tallercito mecánico, etc. Hasta la triste emoción de encontrarnos con el chichero de la infancia, ya vencido por el tiempo, con los pies recrecidos de tanto empujar su carrito de sabor, una vez de esperanza luego de resignación. 

Qué distinto si hubiésemos crecido dentro de este naciente  y revolucionario concepto de la solidaridad. Entendiendo lo que es la prosperidad y que debe ser compartida. Que no debe haber exclusión de ningún tipo. Más humanitarios, pues.  

Por eso la burguesía, donde también se incluyen comerciantes de poco nivel económico, expresa que como Chávez no les ha dado nada, y menos ahora que anda vociferando socialismo, no le darán “nunca” su respaldo.  

Son antichavistas porque egoístamente creen que como han crecido solos económicamente, aunque no espiritualmente, sin ayuda alguna, ni siquiera de gobiernos de la IV, no tienen nada que agradecer. Y siguen haciendo dinero en esta era prosocialista y no aprecian que hay dinero en la calle porque hay trabajo y la gente gana y gasta. Cobran, ganan demás y critican. Son falsos e hipócritas. 

También incluimos a aquellos compatriotas, nacidos o no aquí, que tienen trabajos aparentemente estables en esas empresas (ventas de repuestos, panaderías, quincallerías, etc.) y donde envejecen pero que por pequeñas empresas o por costumbres sin ley, nunca les darán la jubilación. Perderán sus años. Recogerán sólo la pensión dignificada por el gobierno de Chávez. Por solidaridad con sus jefes y por desinformación, tampoco apoyan a Chávez. 

Me atrevo a decir que de casi todos los grupos de comerciantes, incluidos los de las clínicas, supermercados, etc., y muchos de sus empleados, con sus respectivas y honrosas excepciones, todos son antichavistas. Saben que llegó el Seniat y le bajan sus beneficios y los exponen como vagabundos; con el Indepabis se les reduce la especulación (extrabeneficios) y también los exponen como vagabundos.

Y recordemos que la vida nuestra se nos hace más costosa, más inflacionaria, simplemente por la especulación de todos. 

Bien, se molestan con Cadivi los que quieren importar cuánta porqueríita se les ocurra, o atiborrarse de “inventarios” para luego subirles los precios cuando les dé la gana agarrados en la falsa idea de que tienen que recuperarlos. O los que trajinan con los dólares para asignar.  

Los Fedecamaristas que apátridamente, y bien dateados por los banqueros corruptos, desde el viernes negro sacaron del país más de 150 mil millones de dólares. ¡Una pendejada! Industriales que quebraron industrias; cerraron fábricas, abandonaron campos y el silaje que hoy recuperamos; arrojaron a miles de venezolanos a la calle y luego protestan por los “buhoneros”, nuestros valientes y verdaderos empresarios que sí arriesgan y trabajan de sol a sombra.  

Miren, esos comerciantes, “con sus excepciones”, repito, no creen en nadie. Su becerro de oro va adelante. No sienten a Venezuela. Es más, escuchamos a los representantes de la organización judía en Venezuela que ellos no se meten en nada. Si yo me siento culpable por haber abandonado el barrio hasta el 2000, qué podemos pensar de estos seres que nada tienen que ver con los venezolanos, los otros, porque ellos también los son ¿? 

Salvo aquellos de origen árabe por respeto y respuesta a la súper solidaridad de Chávez contra los ataques a sus pueblos, en contra de las matanzas. 

Por las mismas razones de egoísmos no acepta a Chávez la conferencia episcopal, los militares retirados de la época de las blancacondecoraciones, los expetroleros (los autobotados, a quienes no perdonaremos el daño al país) Y todos sus familiares que los consideran víctimas, cuando lo que les duele es sentirse exprivilegiados.  

Ni lo aceptan los directivos de la extinta CTV, ni los dirigentes de partidos en el ocaso ni los nuevos eclipsados, ni  sus seguidores uñaenelrabo. Ah, ni los nuevos estudiantes universitarios, dirigentes con aspiraciones de poder, y sus mansos seguidores,  caminadores sin conciencia, utilizados por la oposición y la CIA. 

La batuta la llevan los medios de comunicación privados. Y la mayoría de los anunciantes (empresarios) De casualidad se salvan los obreros y alguno que otro chavista solapado.  

La vergüenza de todo esto, y que le cae a una cantidad de desinformados, mal informados o deformados, inclusive compatriotas de escasos recursos, es que su mezquindad es tan agobiante que al expresar “Chávez no me ha dado nada” manifiestan su insolidaridad y su egoísmo, lo que les impide ver la multiplicidad de beneficios que ha recibido gran parte de la clase popular venezolana. Faltan muchos, fue demasiado el descuido de la IV 

Basta con ver que atienden a alguien (alfabetización, medicina gratuita buena, comida buena y barata, etc.) y aunque no nos directamente no nos beneficie, es de gente honrada reconocer los esfuerzos.  

Se corresponde a una satisfacción sin egoísmos, con solidaridad, con sentido humanitarista. 

Nuestra gran lucha se basará en captar a los desinformados. 

¡Patria SÍ, socialismo SÍ y muerte a la estupidez de la oposición… Y… SÍ VENCEREMOS! 

edopasev@hotmail.com




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Eduardo Palacios Sevillano

Ingeniero Civil. Escritor y caricaturista. Productor radial y locutor. Miembro de la directiva de la Orquesta Sinfónica del Estado Anzoátegui. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Edo. Anzoátegui. Coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Anzoátegui.

 edopasev@hotmail.com

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