Catástrofe futura en puertas

¿Por qué perdimos en Mérida?

Ante todo debemos decir que el PSUV en Mérida se encuentra agonizante. El caserón donde funciona parece ya un viejo recinto plagado de espectros donde de vez en cuando ni los muertos le salen a los propios muertos. Hay que decir crudamente que no hay organización y si existe dirección la gente de a pie, el pueblo, no sabe qué rumbo lleva. Entendemos que esta Dirección está conformada por unos 60 camaradas, pero quienes realmente le meten el pecho al trabajo apenas si son tres o cuatro, entre quienes se cuentan Teresa Mora, Diógenes Andrade y María Teresa Vielma. En todo el Estado lentamente la revolución ha ido perdiendo terreno frente al desbordado fascismo liderado por el muermo de Lester y sus bandas de asesinos, y nosotros seguimos a la defensiva sin conseguir verdaderos cuadros. Algunos seudo-líderes del PSUV andan en una peligrosa práctica de querer montar sus propios chiringuitos personales y piensan en sus feudos, en sus groseras prebendas, en sus negocios y proyectos individuales. Los errores son catastróficos, ¿cómo es posible, por ejemplo, que hayan incluido entre los jefes de campaña otra vez a Carlos León, un hombre que es verdaderamente la representación más palpable y deprimente del derrotismo más grande dentro del PSUV, y que nosotros vengamos y nos crucemos de brazos? ¿Cuándo se va a comprender que a Carlos León no lo quiere el pueblo, ese pueblo que fue traicionado por él cuando llenó a la Alcaldía de viles escuálidos de Primero Justicia apenas comenzó su mandato?

Increíblemente recibimos un informe en el que constatamos que la llamada Comisión de Organización, desde que se estructuró el PSUV apenas si se ha reunido dos veces. Los Batallones se han dejado a la deriva, las direcciones parroquiales prácticamente no existen. Y llega Freddy Bernal, de la Dirección Nacional, y no se reúne con los verdaderos dirigentes de las comunidades sino con algunos abotagados espectros del PSUV que ni lavan ni prestan la batea como el orondo Carlos León. Indudablemente que hubo una catastrófica falta de información en esta última campaña electoral: a los medios de comunicación alternativos y comunitarios se les ha venido dando un puntapié por el trasero. En la propia Gobernación del Estado Mérida, insólito, desde la Secretaría Privada se rechazó recibir “El Paso de Los Andes” pero en cambio cómo acogen con delirio a los medios de la gran palangre empresarial; para éstos sí hay lo que pidan para que día a día le saquen la sangre al pueblo y los enloquezcan con sus malditas mentiras y manipulaciones. Así que estamos muy mal. Si usted ve con cuidado caerá en la cuenta de que los medios de la gran Palangre empresarial, venían nutridos de anuncios por el SÍ, pero en cambio nadie pensó en darle ni medio milímetro de publicidad a “El Paso”, y todo radica en una absurda y criminal lógica que consiste en que hay darle pautas a esos medios porque son los que lee los escuálidos, cuando no entienden que antes de leerse esas mismas pautas ya estos lectores están hartos y podridos por el abismal derroche que a ocho columnas ponen en los especiosos titulares. Florencio Porras se empeñó en destruir el diario “Despertar” y lo consiguió a través de su propia vieja OCI plagada de adecos, ¿se hará ahora lo mismo con El Paso?

Yo, como colaborador de “El Paso”, no estoy dispuesto a transigir por un maldito plato de lentejas con gente que a fin de cuentas no son un carajo revolucionarios ni patriotas ni mucho menos tienen algo de bolivariano.

El cierre de campaña fue patético por el espantoso desorden que se desató: una caravana que partió de La Hechicera se volvió añicos por la mala dirección y peor organización del evento y a la final cada cual cogió por donde le dio la gana. En lugar de hacer una marcha que congregara pueblo humilde para orientar a la gente de las comunidades nos empatamos en una práctica adeco-copeyana que es la embutirnos en nuestros carros y saludar a la gente de lejos, pegar gritos, aturdir y aturdirnos con altavoces y magáfonos, y dar de bocinazos. La gente implora por orientación de viva voz, contacto personal, acción directa y eso no se hizo como se debe.

El NO ganó en municipios densos como Libertador (donde nos sacaron casi el doble de la votación), Santos Marquina, Campo Elías, Miranda, Zea y Tovar, y otros donde antes se arrasaba, como Alberto Adriani, los resultados han sido desalentadores. Finalmente el SÍ obtuvo 182.193, con el 49,43% mientras que el No se creció con 186.342 con el 50,56%. Todo esto hay que pensarlo con mucho tiento, pero basta ya de los que andan como locos buscando ser diputados a la AN o montarse en altos cargos. Muy triste, en fin, lo que está pasando en Mérida y el espejo de Táchira lo vuelve aterrador.

jsantroz@gmail.com




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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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